Para nadie es un secreto que los mandatarios de las 20 primeras economías son los encargados de imponer sus políticas de mercado hacia el resto de países, que deben seguir al pie de la letra los protocolos emitidos por los “dioses de la economía”, gobernantes del planeta.
Pero hasta entre los mismos dioses suele haber disputas, algunas de ellas por pretender imponer sus dominios absolutos más allá de las fronteras de sus reinos.
Caso concreto, Washington y Pekín, que desde hace algún tiempo han venido sosteniendo acusaciones mutuas, enquistadas en la implementación de nuevos aranceles, impuestos que los consumidores finales terminarán pagando.
Precisamente, en el marco de la Cumbre del G20, se conoció del encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping, dueños de las riendas de la primera y segunda economía sobre el planeta, respectivamente, dos funcionarios que parecen estar ungidos para imponer el orden, más allá de sus bastiones de poder.
Tras el encuentro entre ambos mandatarios, se conoció acerca de la decisión de Trump, quien parece haber dado un giro en cuanto a las imposiciones hechas al gigante tecnológico chino Huawei.
El mandatario estadounidense anunció que su administración, permitirá la venta de componentes de fabricación local a Huawei.
“Las compañías estadounidense pueden vender sus equipos a Huawei. Estamos hablando de equipos que no comprometen la seguridad nacional”, afirmó el mandatario.
Las relaciones entre ambas naciones no atraviesan por su mejor momento. Desde la detención, precisamente, de la vicepresidenta de Huawei en Canadá, Meng Wenzhou, quien se encuentra ad portas de ser extraditada hacia Estados Unidos, allí cursa en su contra un proceso penal por supuestos espionajes de la empresa china sobre el gobierno estadounidense.
Si bien el caso de Meng, no fue discutido en la reunión sostenida entre ambos mandatarios, se espera que con las decisiones anunciadas por Trump, la crisis por la que atraviesan ambas naciones pueda mejorar.
Las últimas decisiones en temas internacionales, adoptadas por Trump, han dado de qué hablar. En días la República Islámica de Irán, derribó un dron estadounidense, hecho que desató la furia de Trump, incluso se supo por algunos medios internacionales, que el primer mandatario autorizó un ataque armado hacia Irán.
No obstante, cuando los pilotos estadounidense se disponían a atacar algunos blancos específicos iraníes; lo inesperado ocurrió, y por medio de una orden presidencial se conoció que los ataques se cancelaron.
Si bien Donald Trump se ha caracterizado por ser un mandatario de quien no se sabe qué esperar, los últimos reversazos en temas trascendentales para su administración tendrían una explicación.
Según expertos internacionales, todo obedece a las ganas del primer mandatario de hacerse reelegir, lo que ha generado una postura un poco más condescendiente, por parte de Trump, hacia algunos hechos que se creían eran inaplazables.