Hoy nos acompaña como Invitado, Santiago Leiva. Licenciado en educación artística (Uniminuto). Su presencia en El Puente se referencia entorno a la educación, y cómo desde el teatro se comienza a construir alternativas educativas que responderían a las principales problemáticas del sistema educativo actual. Santiago hace referencia a su labor como docente, también señala, cómo ha venido desarrollando la música y el teatro desde la primera infancia, hasta el grado undécimo. En un primer momento de su visita, se prioriza en torno a la música, al alcance de ésta, que llega a nivel de una verdadera experiencia educativa, “en ella los niños son tocados de manera especial que permite un trabajo a nivel corporal y de movimientos de libertad”. Lo anterior, expresa Santiago, haciendo una salvedad respecto a la música y géneros actuales, para él, en estos generemos actuales se encuentra un común denominar, pornografía auditiva.
Santiago centra su propuesta en una mirada de fundamentación musical inicial en la primera infancia, “La música de por sí está implícita en ser humano desde el ritmo del latido del corazón, desde la manera en que camina, uno va marcando un ritmo en la vida, y la vida está llena de ritmos. Este tipo de ritmos da una cierta identidad cultural, no hay un sentido de escuchar por escuchar, bailar por bailar, sino que hay un trasfondo cultural que debe fomentarse desde la infancia. A partir del fomento desde la casa y escuela, la música entra a ser parte referente de conductas y modos de ser”.
¿Cómo hoy en día, con la música, podríamos entender esa forma de resistencia y liberación en lo que pasa hoy en día en una sociedad como la colombiana; violencia, corrupción, feminicidios?
Santiago postula el nivel espiritual que la música crea en el sujeto, y como de esta misma espiritualidad intenta a través de unos audífonos, por ejemplo, olvidar su situación, olvidar en donde está; que está viviendo. Pasando de los medios artísticos al campo de implementación, al campo de la docencia como espacio central para el desarrollo de la creatividad, unos de los rasgos fundamentales del sistema de educación, es el papel docente como víctima y victimario del acto de segar la imaginación. Desde este postulado anterior aparece como alternativa educativa el circo, el circo pensado no solo para distracción sino también para la educación. El proyecto Circodelico, pensado como el circo que enseña, nace de distintas experiencias educativas donde se encuentran, la enseñanza, el arte y la tecnología. Desde esta mirada surgen obras teatrales que intentan vincular el aprendizaje de la física, la química en un sentido más cercano a algo cotidiano y llamativo para los niños. señala Santiago “Lucho por mantener el arte y las ciencias de la mano. Se aprende en todo lugar”.
La propuesta se dirige a generar un punto de encuentro entre niños, niñas y familias que se encuentran el Circodelico. Desde allí se dan cuenta que a través de una obra de teatro y los talleres que asisten se aprende mucho más, a comparación de una semana entera en el colegio. Se comenta entre los padres que sus hijos no ven la hora que sea el sábado para un nuevo encuentro, es ese interés que expresan los niños en donde se centra Circodelico para motivar ese interés al aprendizaje; que aprenda en todo momento, en todo tiempo. Aprender qué está bien que está mal de lo que sucede a su alrededor en su entorno.
Conducen: Alejandro Montaño y Valkyria Bernal (Estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil).