Las últimas catequesis del papa Francisco las ha dedicado a explicar los diez Mandamientos; el primero lo termina con el cuestionamiento que cada uno debemos formularnos: “¿Cuál es mi ídolo? ¡Quítalo y tíralo por la ventana!”. El Pontífice señala esos ídolos con nombre propio: “éxito, poder y dinero. ¡Son las tentaciones de siempre!”; preguntando: ¿Cuántos de vosotros, por ejemplo, habéis ido para que os lean la mano para ver el futuro, en vez de rezar al Señor? “.
La segunda palabra nos la recuerda permanentemente la primera petición del Padre Nuestro, «santificado sea tu nombre»—; “es precisamente la invitación a una relación con Dios que no sea falsa, sin hipocresías”.
El tercero Santificar las fiestas, lo conecta el Sucesor de Pedro, con el del día de descanso, haciendo hincapié que los esclavos no pueden descansar. Señala quiénes son esclavos: “el goloso, el lujurioso, el avaro, el iracundo, el envidioso, el perezoso, el soberbio —y etcétera— son esclavos de sus vicios, que los tiranizan y los atormentan”.
Del mandamiento que ordena Honrar a padre y madre; el Vicario de Cristo no oculta revelar “la costumbre de decir cosas feas, incluso palabrotas…”. A los cristianos insta a que “nunca, nunca, nunca insultéis a los padres de los demás. ¡Nunca! Nunca se insulta a la madre, nunca insultéis al padre. ¡Nunca! ¡Nunca!” Tomad vosotros mismos esta decisión interior: desde hoy en adelante nunca insultaré a la madre o al padre de nadie. ¡Le han dado la vida!”.
El quinto mandamiento lo entrelaza con la Octava Palabra, sin desmenuzarlo tipo Caín; no, hay otra gente que mata, dice el Papa, el insulto y el desprecio; la ira contra un hermano es una forma de homicidio. “El chismoso, la chismosa, es un terrorista, porque con su lengua lanza la bomba y se va tranquilo, pero lo que dice, esa bomba lanzada, destruye la fama del prójimo”. Invitó a tener una atención particular por las personas discapacitadas, advirtiendo sobre el uso de la palabra «discapacitado» como ofensa.
El 6º mandamiento referido a la prohibición de cometer adulterio; la relaciona el papa Bergoglio con la falta de preparación prematrimonial; en la que tiene que ver muchas Parroquias que toman el asunto a la ligera. “La preparación debe ser madura y requiere tiempo”, anotó el Papa.
En el 7º mandamiento, No robarás, recuerda que “La riqueza del mundo, hoy está en las manos de la minoría, de pocos, y la pobreza, es más, la miseria y el sufrimiento, en las de de tantos, de la mayoría”. El papa próximo a cumplir 82 años, echa de menos “un empresariado libre y de grandes horizontes, que asegure una adecuada producción, y una perspectiva solidaria, que asegure una justa distribución”.
En el último mandamiento “ se destaca el hecho de que todas las transgresiones surgen de una raíz interna común: los deseos malvados. Todos los pecados nacen de un deseo malvado. Todos.” “ las últimas palabras del Decálogo educan a todos a reconocerse como mendigos; nos ayudan a enfrentar el desorden de nuestro corazón, para dejar de vivir egoístamente y volvernos pobres de espíritu”.