Desde principios del mes de agosto, la selva amazónica brasileña se consume a una voracidad inusitada. Según los satélites de la NASA, las imágenes detectaron 9.507 nuevos incendios forestales en la cuenca del Amazonas, el bosque tropical más extenso y fundamental para contrarrestar el cambio climático.
Los incendios forestales han crecido en un 38% este año, y siete de las ciudades que se registran con gravedad por el incendio, están en la lista de las zonas más deforestadas. A esto se le suma las políticas ambientales del presidente derechista, Jair Bolsonaro.
Estos incendios forestales son comunes en la estación seca, pero también son provocados por los agricultores que talan y queman ilegalmente tierras para dedicarlas a la cría de ganado.
“El incendio que vemos hoy es un incendio que está directamente relacionado con la deforestación”, dijo Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental en la Amazonía (IPAN)
La agencia espacial INPE dijo que la gran mayoría de los incendios no se le atribuyen al clima seco o a los fenómenos naturales.
“No hay nada anormal en el clima este año o las lluvias en la región amazónica que están un poco por debajo del promedio”, dijo el investigador del INPE, Alberto Setzer.
Política ambiental
La oleada de críticas que se centró en las redes sociales y desde grupos expertos hace referencia a la inacción política ambiental del presidente Jair Bolsonaro, quien en varias ocasiones ha mostrado su nula importancia ante el medio ambiente y la crisis climática.
Ante las críticas, el presidente brasileño insinuó que organizaciones no gubernamentales pueden estar detrás de los incendios que se presentan en el Amazonas.
“Puede haber, sí, y no estoy afirmando, una acción criminal de estos ‘oenegeros’ para llamar la atención contra mi personas, contra el Gobierno de Brasil, y esa es la guerra que nosotros enfrentamos” declaró Bolsonaro.
El planeta actualmente atraviesa por situaciones ambientales urgentes. El domingo en Islandia despidieron el primer glaciar que se derritió en su totalidad a causa del cambio climático. Ahora, el bioma más importante del mundo, que ayuda a mitigar los gases de efecto invernadero, se consume cada vez más, acabando con la riqueza natural que alberga el planeta.
