¡Es un honor estar con Obrador!, ¡Es un honor estar con Obrador! Gritaban miles de hombres y mujeres que salieron el 1 de julio al Zócalo, principal plaza en la Ciudad de México. Allí se desató una gran euforia y emoción luego de que los instrumentos de Conteo Rápido y el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Nacional Electoral (INE) confirmaron la tendencia: el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos con un 53.70% de respaldo en las votaciones. López Obrador de 64 años, nacido en el estado de Tabasco al sureste del país, fue alcalde de la capital de México y ya se había postulado como jefe de gobierno en el 2006 y 2012
Esa noche pudo respirar profundo, pues la intensa y hasta agresiva contienda política que polarizó al país durante meses terminaba y justo en ese momento el lema de campaña finalmente cobró vida; era un hecho que López Obrador con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado tan sólo hace cuatro años estaba haciendo historia al ganar en 31 de los 32 estados del país. Por primera vez un candidato de izquierda logró ser electo como jefe de gobierno. La escena que por mucho tiempo esperaron los simpatizantes del futuro presidente llegó, Antonio Meade, Ricardo Anaya y Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” reconocieron su derrota y lo felicitaron.
Él agradeció a todos quienes lo acompañaron y recalcó su lema de campaña: No mentir, no robar y no traicionar al pueblo “Voy a gobernar con rectitud y justicia. No les fallaré. No voy a decepcionarlos, no voy a traicionar al pueblo”. Probablemente las lágrimas de los ciudadanos se escurrieron en un sentimiento de desahogo, un nudo en la garganta que se desató gracias a la esperanza que prometió ser AMLO para superar la crisis política caracterizada por altos niveles de violencia, corrupción, impunidad y desigualdad social.
En el pasado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), movimiento del actual Presidente Enrique Peña Nieto, consolidó una hegemonía que gobernó el país durante 70 años. Al iniciar el nuevo milenio Vicente Fox consiguió romper la “dictadura perfecta” como la llamó el literario Octavio Paz. Sin embargo, en el año 2006, resultó electo Felipe Calderón y el Gobierno Federal lanzó la fatídica guerra contra el narcotráfico que ha generado más de 200 mil muertes violentas, 34 mil personas desaparecidas y 250 mil desplazamientos forzados. Según estadísticas oficiales en México 55 millones de personas viven en situación de pobreza y 7 millones de jóvenes no tienen empleo.
Para los mexicanos esas cifras fueron argumentos contundentes que los llevaron a exigir un cambio verdadero. Desde muy temprano los ciudadanos salieron a las casillas electorales, en redes sociales los jóvenes se encontraban orgullosos publicando fotos de sus dedos con tinta, símbolo de una participación clave, pues 12 millones de personas tuvieron la oportunidad de votar por primera vez. En total fueron llamados a las urnas 89.9 millones de mexicanos. La participación ciudadana se calculó en 62% ese mismo día se sometieron a votación 3.406 cargos públicos, además del presidente, se eligieron 1.612 alcaldías, 500 diputados,128 senadores, 9 gobernadores y otros 1.156 cargos federales.
La victoria del partido MORENA supone una transición democrática no sólo a nivel nacional sino también local contra el statu quo, ya que son varias gobernaturas, alcaldías y presidencias municipales que arrebató a los partidos tradicionales. De hecho, Claudia Sheinbaum docente científica del mismo partido será la primera mujer en la alcaldía de Ciudad de México.
Hoy se vive optimismo, los “amlovers” como se denominan los seguidores son conscientes de la responsabilidad que implica la victoria y la participación que requiere el reto de construir para ellos un mejor país con mejores oportunidades y tolerancia a los que piensan diferente. A los que aseguraban que si López Obrador ganaba se irían del país les dicen “no lo hagan esto se va a poner bueno”.