Daniel Serón es un señor bastante alto que aún sigue siendo niño. Por eso le encanta jugar con las palabras, las notas y las ideas, pues afirma que son juguetes que se pueden convertir en canciones. También es papá y seguramente por eso tiene habilidades especiales que hace que los niños y niñas quieran estar con él y jugar con sus canciones. Trabaja en una refinería, que es algo así como una fábrica de gasolina para los automóviles, pero se aburrió de ver la forma en que se trataban a las personas. Por eso decidió buscar ideas para que los seres humanos nos pudiéramos entender mejor. Pensó que ese cambio era mas fácil lograrlo con personas que entendieran de las cosas importantes de la vida. Cosas como el amor, los abrazos el juego y la risa[1]. Elementos todos que hacen parte de una vida feliz y dichosa.
Ciertamente, Daniel tiene una particular visión sobre la felicidad. Casi que aristotélicamente, entiende que la felicidad es una actividad que se prolonga a lo largo de toda la vida, y no un estado o un fin anhelado, tan alto que nunca llega alcanzarse. Una felicidad que se construye en el aquí y ahora, y que tiene directa relación con los valores y principios con los que se asume la vida. Así, contrario a lo que venden las grandes corporaciones del entretenimiento y las modas, la felicidad no depende de la situación bancaria, posición social o poder adquisitivo; es decir, no se compra empaquetada, sino que se construye en el día a día, depende del carácter para afrontar los diferentes desafíos, y del saber vivir con lo que se tiene, reinventándose en cada situación concreta.
Crítico del modelo consumista de las sociedades contemporáneas, este cantautor le apunta a resignificar la vida a partir de la música; herramienta poderosa para traspasar las capas de superficialidad en las que hoy se vive, para penetrar en las cosas que realmente importan; aquellas que fundamentan y dan sentido a la existencia. Mediante los micrófonos de El Puente, Daniel narró cómo la música ha estado en su vida desde siempre, las formas como la apropió y cómo ha venido utilizándola para un público que quizás, no sea el que marca el índice comercial, pero que encierra todo el potencial vital para la construcción de una sociedad más autónoma, verdaderamente dichosa y libre.
Por supuesto, Daniel no tiene una visión acrítica o ingenua de la felicidad; al contrario, señala que, como en la música, la vida tiene tensiones y distinciones que la pueden tornar difícil; pero que, justamente por eso, la hacen interesante. Habla de una vida dinámica, de tonalidades varias, siempre en presente cambiante, cercana, sencilla y
llena de posibilidades según sea la forma de afrontarla. En este sentido Daniel recupera el mundo del niño como fuente inagotable de experiencias nuevas, de construcción de mundos alternativos capaces de romper con la rigidez del mundo adulto que, sometido a los estándares que establece el mercado, confundió diversión con felicidad.
Decidirse a ser feliz mediante el cuidado de si, del otro y del medio ambiente, es el mensaje de este compositor que supo convertir notas musicales en perspectivas de vida que logran ir mas allá de los parámetros establecidos.
1 Perfil de Daniel Serón. Disponible en su página oficial: http://danielceron.com/qui%C3%A9n-es-daniel.html
Conducen: Valkyria Bernal (Estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil) Nicolas Soto (Estudiante Lic. en Filosofía) y Cristian Bastidas (Estudiante de Comunicación Gráfica)