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¿Por qué existen dos Chinas?

Las tensiones entre China y Taiwán han sido una constante en la política mundial, con implicaciones significativas para la estabilidad en Asia. La disputa se remonta a la fundación de la República Popular China y la autoproclamada República de China en Taiwán, generando un conflicto persistente que afecta las relaciones geopolíticas en la región.

Por: Gineth Valentina salcedo Lizarazo, Diego Alejandro Villamor Henao y Sara Gabriela Amariles Segura

Es 1949 y una gran guerra civil azota a la región de la Dinastía Qing. Por un lado, se enfrenta el ejército nacionalista liderado por Chiang Kai-Shek, director de la Junta Militar del Partido Nacionalista Kuomintang (KMT), y Mao Zedong, presidente del Partido Comunista de China (PCC), que, por cierto, habían luchado juntos contra el Ejército Japonés. La Unión Soviética, por su parte, hacía sus primeras incursiones imperialistas sobre Asia, e intervino en apoyo del Partido Comunista, que logró darle un impulso adicional a Mao Zedong sobre las fuerzas del Kuomintang, quienes perdieron el Gobierno Chino, que fueron diezmados hasta convertirla en una especie de guerrilla rezagada en los confines de China.

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Mientras tanto, desde hacía algunos años el gobierno del PCC venía afectando al Estrecho de Taiwán, arrastrando a la bancarrota su economía y suprimiendo la autonomía que la isla llegó a tener de Japón, provocando una serie de protestas que terminaron con la masacre de unos 30.000 ciudadanos de la actual Taiwán. Eliminada toda resistencia, la isla se convirtió en una base segura para el KMT de Chang Kai Shek, que tras la victoria de los comunistas, se retiró a Taiwán atrayendo consigo a unos dos millones de chinos del continente asiático.

Es aquí cuando surge la autoproclamada República de China (actual Taiwán), que según Chang Kai-Shek sería la única y verdadera China, cosa que ratificaron más de 30 países después de la segunda guerra mundial. Mientras tanto, en todo el territorio de China Imperial Mao Zedong proclamó la República Popular de China, de corte comunista, que también se autoproclamó como la verdadera China, cosa que sólo ratificaron algunos países comunistas.

¿Por qué China quiere anexionarse a Taiwán?

Desde entonces la tensión ha crecido, pues la República China (Taiwán) ha luchado por ser la verdadera China con plena autonomía, mientras que la República Popular de China ha procurado recuperar a Taiwán como parte de su soberanía territorial. En el contexto de la Guerra Fría este panorama se intensificó, pues Estados Unidos y otros países de occidente necesitaban un aliado en la región (que logró encontrar en Taiwán), que inyectó millones de dólares en inversión para ayudar al país a alcanzar un crecimiento veloz.

Taiwán ya había sufrido varias intervenciones por influencia de occidente por cuenta de portugueses, españoles y holandeses, por lo que esta nueva alianza no era algo extraño para la isla. Tanto China como Taiwán comenzaron a experimentar sus mejores años, el crecimiento económico de China llegó a niveles insospechados durante todo el siglo XX, así como Taiwán que, a pesar de ser una isla pequeña y demográficamente muy distante a China, ha logrado impactar la economía mundial.

Fotografía: MrSpherical.

Sin embargo, el deseo de China de anexar a Taiwán ha sido una constante en su política exterior desde la separación en 1949, pero nunca quiso realizar una acción bélica directa contra Taiwán durante todo el siglo XX hasta La caída del Muro de Berlín en 1989 y el colapso de la Unión Soviética en 1991, que debilitaron significativamente el comunismo en el mundo y despertaron las alarmas en todos los territorios comunistas, pues Estados Unidos se convirtió en la superpotencia global dominante.

Estos acontecimientos llevaron a China a reevaluar su estrategia para reclamar a Taiwán, pues China sabía que Estados Unidos podría utilizar a Taiwán como su satélite de influencia sobre Asia, además de que China quería manifestarse en el panorama global como la única que podía hacerle frente al gigante de occidente. La reunificación con Taiwán se convirtió en una prioridad para el gobierno de la República Popular, pues necesitaba asegurar su hegemonía sobre la región. Las amenazas comenzaron y la tensión estaba cantada: una extraña guerra fría a nivel Asia comenzaba alrededor de Taiwán.

El 11 de septiembre de 2001

Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos quedó profundamente golpeado, tanto en su orgullo como en su influencia como potencia. El mundo pasó de ser unipolar (sólo una potencia) a multipolar (varias potencias) y Estados Unidos entró en una política exterior mucho más agresiva. Aunque ya había realizado incursiones en otros países, véase el caso de Vietnam y Afganistán, ahora Estados Unidos tenía una maravillosa excusa delante del panorama internacional. Esto llevó a Estados Unidos a intervenir en varios países a lo largo y ancho del globo con acciones militares, económicas y experimentos sociales que tuvieron un éxito rotundo (por ejemplo, las revoluciones de colores, donde varios países de Europa central se independizaron de Rusia a través del ideal de libre mercado y democracia apoyado por George Bush hijo). Esta serie de intervenciones llevó a Estados Unidos a poner la mirada en Taiwán como un aliado perfecto para asegurar su influencia en Asia, país al que ya había ayudado económicamente y sobre el que aseguró que defendería su autonomía, de ser necesario.

China notó la “atención especial” que Estados Unidos estaba poniendo en Taiwán y en varias regiones de Asia, lo que provocó una disminución en la cooperación, ya de por sí escasa, que había entre China y Estados Unidos. China consideraba que el apoyo estadounidense a Taiwán era una provocación y una violación de su soberanía, lo que exacerbó las tensiones en el Estrecho de Taiwán.

Economía de Taiwán

Actualmente Taiwán, muy a pesar de su conflicto con China y de las tensiones internas que este ha provocado (pues algunos ciudadanos se consideran completamente anexionistas y otros no), ha crecido como una economía dominante en varios sectores del mercado mundial, principalmente en tecnología y en la fabricación de microchips. Empresas como Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) aseguran la existencia económica de varios gigantes de la industria tecnológica, una excelente jugada por parte de Taiwán, pues tanto China y Asia como varias potencias de occidente dependen totalmente de las fábricas de Taiwán.

Según DigiTimes, los ingresos totales de la industria de semiconductores de Taiwán en 2022 fueron de US $ 175 mil millones. Las compañías de chips semiconductores con sede en Taiwán representan el 65% del mercado mundial, y es fundamental en el Producto Interno Bruto (PIB) de Taiwán y del mundo.

En el cuarto trimestre de 2022, Taiwán registró una cuota de mercado del 58,5 por ciento a través de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company en el mercado global. Mientras que Samsung lo siguió, ocupando el 15,5 por ciento del tamaño del mercado.

Si la China decidiera entrar por la fuerza a Taiwán, tendría que destruir muchas de las inversiones de sus propios ciudadanos y sería un golpe grave sobre su propia economía. Esto no hace más que aumentar el deseo de Estados Unidos por estrechar sus relaciones con Taiwán y definir totalmente su independencia, que así no perdería su patrimonio tecnológico y hasta podría llegar a controlar el mercado de microchips, cosa que China también desea.

La verdadera China

A pesar de estas implicaciones económicas, expertos aseguran que el final de este conflicto será el anexionamiento de Taiwán a la República Popular, pues Taiwán se encuentra en este momento abandonada política y militarmente por el resto de occidente. En su fundación, Taiwán fue reconocida como la verdadera China por varios países alrededor del mundo, pero a lo largo del siglo XX estos países se fueron retractando paulatinamente, reconociendo a la República Popular de China como la verdadera China en los documentos de su política exterior. Esto ha desanimado a Taiwán, cuya población está en constante debate sobre qué es lo mejor y menos perjudicial para el país: al menos el 40% de los jóvenes de Taiwán consideran que Estados Unidos no es un aliado confiable, en el sentido de que no realizaría ninguna intervención en caso de una guerra entre Taiwán y China.

Nuevo panorama político

En las más recientes elecciones presidenciales en Taiwán, celebradas el 13 de enero de 2024, nuevamente el Partido Democrático Progresista, por tercera vez consecutiva ganó las elecciones presidenciales. Lai Ching-Te, un médico de 64 años, que lleva una gran trayectoria en el parlamento y en el gobierno, será el próximo presidente de Taiwán, que se espera seguirá reforzando las políticas democráticas en todo el país, pues está en sintonía con la autonomía de Taiwán y con el avance del país como una democracia liberal, para seguir asegurando su estabilidad económica, social y cultural, apoyándose en Estados Unidos y en varios países democráticos alrededor del mundo.

Actualmente, la situación entre Taiwán y China es tensa, con frecuentes roces diplomáticos y militares en el Estrecho de Taiwán. China ha aumentado la presión sobre Taiwán con maniobras militares y campañas de diplomacia coercitiva, mientras que Taiwán ha buscado fortalecer sus relaciones internacionales y su defensa militar en respuesta a las amenazas de China.

La relación entre Taiwán y China es una importante encrucijada geopolítica en el Este de Asia, con implicaciones que se extienden más allá de sus fronteras. La complejidad de esta dinámica, caracterizada por tensiones históricas y ambiciones políticas, requiere un análisis profundo y la búsqueda continua de soluciones que puedan mantener la estabilidad en la región.

Es un problema global importante y su desarrollo afectará significativamente la estabilidad y el equilibrio geopolítico del Este de Asia. Resolver esta brecha geopolítica requiere el compromiso de ambas partes, y de la participación activa de la comunidad internacional en la promoción del diálogo y la cooperación. El futuro de la región dependerá en gran medida de cómo se gestionan estas complejas dinámicas, cuyo impacto se extenderá más allá de las fronteras de Taiwán y China.

| Nota del editor *

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