Un Ataque Cerebro Vascular (ACV) se presenta cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, causando un sangrado dentro de la cabeza.
De acuerdo con la doctora María Camila Pantoja Ruiz, neuróloga clínica e investigadora de la Universidad Javeriana, “Un ACV, coloquialmente llamado trombosis, ocurre cuando un trombo obstruye una arteria en el cerebro, impidiendo el paso de nutrientes y sangre hacia las células cerebrales, conocidas como neuronas”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas mayores de 25 años puede sufrir un ACV. En Colombia, cada año lo padecen aproximadamente 45 mil personas.
La doctora Camila, en su residencia en neurología, identificó que la gente más vulnerable por razones socioeconómicas tenía peores desenlaces en el curso de su enfermedad y recuperación, esto la motivó a investigar específicamente en el Hospital San Ignacio de Bogotá, cuál era esta relación entre la desigualdad socioeconómica y el riesgo de ACV,
“Me di cuenta que está comprobado estadísticamente que, la pobreza incrementa la probabilidad de sufrir una discapacidad tras una trombosis y también eleva el riesgo de mortalidad. Esta fue la primera parte de mi investigación. En mi doctorado, ahora estoy investigando los mecanismos detrás de este fenómeno. Hasta el momento, he identificado que factores como el estrés elevado en personas vulnerables, la falta de acceso a espacios para hacer ejercicio, la escasez de alimentos saludables y la limitada recreación, aumentan el riesgo de padecer una trombosis. Además, la falta de reconocimiento temprano de los síntomas impide un tratamiento rápido y eficaz, lo que contribuye a un mayor riesgo de discapacidad y mortalidad tras el episodio”, señaló Pantoja
Dentro de los factores que aumentan el riesgo de tener un accidente cerebrovascular se incluyen enfermedades relacionadas con el corazón, la presión arterial y la diabetes.
Por otro lado, los síntomas de un ACV pueden ser: Adormecimiento de la cara, brazo o la pierna, confusión repentina, dificultad para hablar o para entender el habla, problemas repentinos para ver con uno o con ambos ojos, mareos, pérdida del equilibrio o coordinación y dolor de cabeza severos.
Camila explicó que la Asociación Colombiana de Neurología viene promoviendo el uso de un acrónimo para facilitar la identificación de los síntomas de un ACV. La forma más sencilla de recordarlo es con la palabra “CORRE”, donde cada letra representa un síntoma clave:
C: Cara torcida
O: Ojo con alteraciones en la vista
R: Rápida debilidad en un brazo o una pierna
R: Dificultad para hablar (habla rara)
E: Emergencia, acudir de inmediato a un centro médico.
“Con la investigación en la Javeriana, hemos confirmado que existen diferencias significativas entre las personas socialmente vulnerables y aquellas con mayor fortaleza socioeconómica. Ahora, en mi doctorado, busco entender específicamente qué factores son más determinantes: ¿es más importante hacer ejercicio, comer bien, dormir adecuadamente o contar con hospitales accesibles? Quiero identificar cuál de estos aspectos tiene mayor impacto, para que cuando los responsables de políticas públicas me pregunten en qué deben invertir los recursos, pueda ofrecer una respuesta basada en evidencia científica”, finalizó Pantoja.
María Camila Pantoja, actualmente es estudiante de doctorado en Salud Pública en el King’s College de Londres, está llevando a cabo investigaciones para comprender los factores que influyen en la evolución de los accidentes cerebrovasculares (ACV).