Por: Daniel Rojas Chia
Luego de una expectativa mediática y por esperar lo que, al parecer, sería la última película de uno de los directivos vivos más importantes en la historia del cine, Martin Scorsese muestra una película en donde deja ver toda su maestría sobre el género gángsters que durante tantos años y casi, durante toda su carrera, fue edificando hasta lograr una pieza de esta calidad.
The Irishman es una pieza de 3 horas y 29 minutos de duración y así como pudimos percibir en el análisis del tráiler en Datéate cine, la película narra los acontecimientos alrededor de la figura sindical desde los años 50’s en los Estado Unidos donde se propone una de las impostéis de uno de las desapariciones del legendario sindicalista Jimmy Hoffa.
Robert de Niro, que personificó a Frank Sheeran, un veterano de la segunda guerra mundial que buscaba cualquier tipo de negocio para sacar provecho, se convirtió luego de una corta carrera como estafador en un asesino consagrado dentro de toda la mafia italo-americana de esas décadas.
Grandes interpretaciones apoyan esta historia con grandes nombres en el celuloide de Hollywood como Al Pacino, Joe Pesci o Harvey Keitel. Estos grandes nombres en el género pierden relevancia en algunos nuevos espectadores que no perciben su peso en la misma pantalla, por ejemplo, Al Pacino con su inmortal interpretación de Tony Montana de la película de Brian De Palma en 1983, Scarface, entre muchos otros personajes icónicos del cine.
Es maravilloso e indispensable para el género y para esta cinta de Scorsese, Joe Pesci, ganador del Oscar por mejor actor de reparto en 1990 por Goodfellas y también la impecable presencia en pantalla de Harvey Keitel en uno de sus muchísimos papeles como líder de lo turbio como lo fue en el inmortal papel de un limpiador especializado llamado “Winston Wolf” en la siempre genial “Pulp Fiction” de 1994 del actual nominado a los premios Oscares a mejor película del año con “once upon a time in Hollywood” Quentin Tarantino.
Es así como The Irishman tiende a ser a primera vista y para un espectador no acostumbrado a una construcción narrativa tan extensa, un largometraje denso y lento por pasajes, ya que la película, más que dejar todo el talento de las décadas de estos grandes actores, muestra la insolente condición del tiempo, su violencia, el drama de vivir y lo que repercute en nosotros la pérdida y todo lo que hacemos.
La película muestra nuestra rivalidad interna como seres humanos y como el crimen organizado ha sido un catalizador político y económico en los Estados Unidos y que gracias a todas sus corrientes migrantes que han existido en ese país desde su propia fundación, hacen parte de la historia norteamericana en muchas de sus facetas.
La película ya nominada a 10 premios Oscar, es una de las películas del año en tener uno de los mejores montajes y diseños de producción. En cada plano se puede apreciar detalles de la época como los trajes de cada personaje que aparece en pantalla, los avisos de carretera con cada automóvil acorde a la época, etc,. Cada uno de esos elementos recuerda que la película se recrea en los 60’s, 70’s y parte de los 80’s no perdiendo continuidad en sus líneas de tiempo ni estética.
Para este gran director neoyorquino no fue sencillo tomar una cifra de producción de Netflix de 159 millones de dólares y tener un recaudo de taquilla de 7,9 millones, teniendo en cuenta que el grueso de su distribución se desarrolló en la plataforma de streaming y que la película no está hecha para generar un impacto en una audiencia demasiado grande.
The Irishman es una película de colección, donde va a tener su puesto en las joyas maravillosas en la historia del cine, en donde va a ser una referente en el estudio de este arte, desde los movimientos de cámara, los planos secuencia, el uso de la luz y como cada plano parece un cartel de los 60’s.
Ni la ya limitada agilidad de Robert De Niro al interpretar a Frank Sheeran durante más de 4 décadas le quita la calidad a un a una oda al trabajo de toda una vida de Scorsese, haciendo que sus compañeros de pantalla solo se destaquen más aún, como el explosivo personaje de Jimmy Hoffa brillantemente interpretado por Al Pacino y la impactante presencia en escena de Joe Pesci como Russell Bufalino donde solo su presencia y ni siquiera sus limitadas líneas de diálogo opacan su importancia y jerarquía en la pantalla.
Sin duda Martin Scorsese construyó una obra maestra digna de apreciarse por generaciones con toda una clase magistral de cómo hacer cine. ¡Que gane el mejor!