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¿Qué pasó con las obras de arte que se harían con los fusiles de las FARC?

Con la firma del Acuerdo de Paz, se acordó que las armas dejadas por los excombatientes tendrían como destino final la construcción de tres monumentos, como símbolo del adiós a la guerra en Colombia. Aquí le contamos a dónde fueron a parar.

Con la firma Acuerdo de Paz en el año 2016 entre el gobierno colombiano, encabezado por el ex-presidente Juan Manuel Santos; y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se realizaron una serie de acuerdos entre las partes, unos más publicitados que otros, pero por ejemplo en el punto 3 se acordó que las armas dejadas por los ex-guerrilleros tendrían como destino final la construcción de tres monumentos, los cuales serían símbolo del adiós a la guerra en Colombia.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) fue el organismo encargado de fundir y convertir las más de 8.900 armas y municiones entregadas por los excombatientes, en 37 toneladas de metal para la construcción de dichos monumentos, sin embargo, hasta el sol de hoy casi 4 años después de la firma del acuerdo, solo se han entregado dos de los tres pactados.

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Hagamos un repaso por las obras.

“Fragmentos”

El primer monumento está instalado en el centro de Bogotá y se llama “Fragmentos”, un espacio de arte y memoria realizado por la artista Doris Salcedo, con la colaboración de mujeres víctimas del conflicto armado colombiano. La obra es operada por el Museo Nacional de Colombia del Ministerio de Cultura, en 1.200 metros cuadrados se construyó un nuevo edificio de muros de piedra semimolidos, salones de paredes de vidrio y baldosas de color negro opaco, este último es uno de los elementos más importantes del lugar, pues el piso fue elaborado con armas fundidas que martillaron víctimas de violencia sexual durante en conflicto.

Foto: Museo Nacional de Colombia

A través de ese proyecto la artista concibió un lugar que busca crear diálogos a partir de una nueva plataforma física y conceptual, que propone una reflexión constante sobre los efectos y rupturas del conflicto armado colombiano. Este lugar, que entrelaza los conceptos de superficie, silencio, vacío y ruina, va mucho más allá de la idea tradicional de un monumento que busca exponer una versión épica de la historia reciente del país.

Doris Salcedo lo concibió como un “contra- monumento”, es decir, un espacio donde se reinvierte esa relación que ha tenido el país y las armas. “Imponen una violencia dura a la población civil. Frente a las armas el habla no existe, entonces lo que quería era que todo aquel que visite el espacio se pare sobre ellas y borre la jerarquía que imponían”, dijo la artista.

“Kusikawasay”

De acuerdo con lo reglamentado en el Acuerdo de Paz, existe obra ubicada en los jardines de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, junto con otros monumentos alusivos a momentos históricos de la humanidad, como el fin de la Segunda Guerra Mundial, esa obra se llama: “Kusikawasay” (quechua), que significa en español: “vida apacible y venturosa”. (El quechua es la lengua de pueblos indígenas que se extendieron por los Andes centrales de América del Sur, pasando por siete países. Pese a la masacre cometida por los europeos, la lengua pervive).

El artista Mario Opazo, un chileno nacionalizado en Colombia y docente de la Universidad Nacional, fue el encargado de realizar este segundo monumento que fue representado con una canoa de seis metros de longitud. Según explicó Opazo a la Universidad Nacional, ese elemento significa para las culturas antiguas el paso de la vida a la muerte. La madera con la que se construyó la canoa, en los pueblos indígenas y campesinos se sustituirá por el metal fundido de las armas entregadas. El monumento está ubicado de forma vertical, con una parte apuntando al cielo y otra a la tierra, entre dos bloques que la sostienen.

El monumento se culminó con el apoyo del fundidor Luis Castillo, el 8 de septiembre de 2018, y hasta el 23 de agosto de 2019 fue instalado en el jardín de la ONU en Nueva York, sin embargo, hasta el sol de hoy no se le ha dado la relevancia necesaria, de hecho, no hubo pronunciamientos oficiales por parte del Ministerio de Cultura sobre su instalación, ni el autor del monumento estuvo presente en el montaje de “Kusikawsay”, así como tampoco se definió un acto de inauguración.

Foto: Facultad de artes de la Universidad Nacional de Colombia.

¿Y el tercer y último monumento?

El último monumento será ubicado en La Habana, Cuba, ciudad que acogió por casi cinco años la mesa de negociación de paz y sirvió lugar de diálogo entre las FARC y el Estado colombiano. No obstante, el gobierno cubano aún no ha definido el lugar y las características del último monumento para abrir la convocatoria de artistas que seleccionará a la persona que lo realizará.

El gobierno de Cuba no le ha entregado al gobierno de Colombia la información relacionada con el lugar específico de emplazamiento, las condiciones y los requerimientos físicos del lugar, como el tamaño de la escultura (ancho, largo y alto), estudio de terreno para anclajes y demás información relacionada con el ensamblaje, traslado y entrega del monumento. La Embajada de Cuba aseguró que el tema estaba coordinándose con el Ministerio de Cultura, pero que quedó suspendido por la pandemia del COVID-19.

Por último, Colombia queda a la espera de los detalles del último monumento para completar así las tres obras que se supone marcan simbólicamente el final del conflicto armado en Colombia con las FARC.

| Nota del editor *

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