Son tres las zonas identificada donde se ha intensificado el narcotráfico en los últimos dos años. El primer sector es el pacífico, frontera con el Ecuador, donde opera el grupo disidente liderado por Walter Patricio Ariza, alias “el Guacho”.
El Catatumbo, en la frontera noreste entre Colombia y Venezuela, zona de actividades del ELN, ha aumentado el narcotráfico transnacional. La zona antioqueña del Urabá, tradicional ruta del narcotráfico hacia Centroamérica y Estados Unidos, está presente el Cartel del Golfo, la mayor organización criminal de narcotraficantes en el país según las autoridades colombianas.
El crecimiento de los cultivos de coca son causados por varios factores, “el primero tiene que ver con el punto 4 del Acuerdo de Paz, publicado en 2014 y en el que el Estado hizo una oferta a las familias que tuvieran cultivos de coca, a cambio de erradicación voluntaria. La consecuencia de ese temprano anuncio es que muchos sembraron coca en espera de ayuda estatal, otros grupos asumieron el negocio del narcotráfico abandonado por algunos frentes de esa guerrilla”, declara Juan Carlos Garzón, politólogo de la Fundación Ideas para la Paz para la agencia de noticias DPA .
Le puede interesar: En el 2019 llegará el fenómeno del niño
Otro factor es el aumento del valor del dólar, porque eleva la rentabilidad del comercio de la droga, causando que las economías ilegales aumenten su producción, venta y distribución, siguiendo las reglas del mercado de oferta y demanda.
El ministro de Defensa de Colombia anunció el regreso del uso del glifosato para combatir los cultivos de cocaína a pesar de las diversas voces en contra que se pronuncian en el país, considerando los daños colaterales que ocasiona en la vida campesina el uso de este un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes.
El negocio del narcotráfico es uno de los más lucrativos en el mundo, movido por millones de consumidores, especialmente las grandes metrópolis como pueden ser Nueva York, Berlín, Madrid, Ámsterdam o Bogotá, donde los drogadictos están dispuestos a pagar lo que sea por una “línea”.