En la ciudad de Wuhan, China, se detectó por primera vez el virus del COVID-19 a finales del año pasado (2019), hoy por hoy el virus se encuentra en 188 países del mundo, contagiando a más de 4 millones de personas y dejando más de 320 mil muertes. El Centro de Documentación Europea de la Universidad de Almería publica la siguiente tabla en la cual muestran los países asiáticos con casos y muertes confirmadas por pruebas de laboratorio de COVID-19.
Algunas de las preguntas que surgen con esta situación es ¿Cómo el país de origen del virus estabilizó la curva de contagios y decesos? Pues, hasta el día de hoy solo 91 personas siguen en tratamiento por COVID-19 y otras 623 están bajo aislamiento y supervisión por ser casos sospechosos o por haber dado positivo sin mostrar síntomas, la última vez que la Comisión Nacional de Salud informó una muerte por el Coronavirus fue el 14 de abril.
¿Qué hizo China y otros países para contener el virus?
El gigante asiático ha implementado diversas formas de “control social” innovadoras y polémicas para controlar la pandemia, las medidas controversiales son: Robots entregando comida en los hospitales, se ha mantenido el distanciamiento social y las restricciones a la entrada de extranjeros en el país, también hay cámaras de reconocimiento facial que controlan la temperatura de las personas, además había drones que vigilaban a los ciudadanos para que cumplan la cuarentena.
Luego de llevar más de un mes sin reportar decesos por COVID-19 el país empezó a reactivar la vida productiva, la mayoría de los colegios están abiertos y las precauciones están establecidas, todas las personas deben usar mascaras o tapabocas, se deben tomar la temperatura antes de entrar a cualquier lugar, los pequeños y grandes negocios reanudan la producción poco a poco, muchos países han tomado esas experiencias con la intención de contener el virus y evitar más contagios y decesos.
El intento por detener la pandemia
Según la Comisión Nacional de Sanidad, China ha desarrollado cinco vacunas contra el Coronavirus que han entrado en la segunda fase de las pruebas clínicas y preveen superar una tercera fase en julio. Según el Centro para Control y Prevención de Enfermedades estadounidense, en la citada fase dos, se expande el número de sujetos que participan en las pruebas y se administra la posible vacuna a personas que responden al perfil medio del destinatario final del remedio para evaluar su eficacia y seguridad.
En la tercera fase participarían miles de personas y, de superarla, teóricamente ya podría ser aprobada por las autoridades, aunque en ocasiones se lleva a cabo una fase cuatro con estudios más a fondo sobre la vacuna.
Según la Organización Mundial de la Salud (…) “el período para que una vacuna pueda estar disponible para su uso a nivel masivo es de al menos entre 12 y 18 meses”. Hasta el momento hay unos 2.575 voluntarios que han participado en estos estudios, de los que 539 lo hicieron en la primera fase y otros 2.036, en la segunda.