Por Daniel Rojas Chía
Uno de los estrenos más esperados del año, Oppenheimer, ya está en pantalla, con la dirección y el guion de Chistopher Nolan, basada en el libro Prometeo americano escrito por Martin J. Sherwin y Kai Bird, que fuera Premio Pulitzer 2006, National Book Critics Circle Award 2005 y Duff Cooper Prize 2008, que se convirtió en la biografía definitiva del científico Robert Oppenheimer.
La película, como el libro, profundiza en la creación de una de las armas más mortíferas creadas por la humanidad. El reconocido actor irlandés Cillian Murphy (Peaky Blinders entre otras) encarna y desarrolla brillantemente al padre de la bomba atómica con gran destreza, acompañado por un elenco bien elegido que le suma a la calidad de esta producción que, desde ya, está entre lo mejor del año.
Nolan presenta una calidad narrativa superlativa y completamente orgánica, impulsada durante las tres horas de duración, que gracias a su impactante historia no se sienten porque transcurren de la mano con la historia, y de las maravillosas actuaciones de sus protagonistas, que encuentra gran calidad en todo rincón de la pantalla.
El director británico se supera a sí mismo, con una cinta tan equilibrada como espectacular en todas sus líneas, con imágenes que se funden perfecto con la intención y la emotividad de cada secuencia ya que de por sí, la potencia del tema y sus consecuencias en la historia actual de la humanidad, dejan evidencia de uno de los procesos científicos más complejos con muchas de las mentes más brillantes de la historia, pero bajo una de las empresas más ambiciosas e interesantes como la fusión nuclear.
La cinta encaja tan bien sus piezas, que no deja espacio sin resolver, hasta el punto de utilizar recursos clásicos como el blanco y negro para definir puntos de vista del personaje Lewis Strauss, interpretado por el impecable Robert Downey Jr., que solo le suma calidad a este apasionante thriller con tintes de biopic, que en compañía de la composición musical del sueco Ludwig Göransson, construyen momentos de tensión tan profundos como la conciencia de Oppenheimer que parece retumbar constantemente.
Gracias a la calidad de todas las cámaras IMAX y por supuesto, su maravillosa dirección, es preciso degustar en una sala de cine para contemplar cómo las imágenes forman esta gran epopeya visual, interpretada por personajes contundentes como el de Kitty Oppenheimer (Emily Blunt), o la calidad de Jean Tatlock (Florence Pugh), pasando por los científicos que hicieron posible esta proeza científica que pone en evidente debate moral el encuentro con
la grandeza y el precio que se pagó por ella.
Es clave la comunión de Murphy con su personaje Oppenheimer y todos los demás actores y actrices, sobre cómo encuentran el tono adecuado para impulsar constantemente la película en una continuidad y transiciones brillantes que no le permiten al espectador arriesgarse a dejar de mirar, siendo la mismísima bomba nuclear lo único que puede llegar a robar toda la atención en una de las secuencias más memorables del cine contemporáneo.
Contar cómo se gestó la bomba nuclear fue el punto de partida para tocar temas tan profundos como la visión de la misma humanidad, hasta dónde es posible llegar por el poder y la supremacía, y cómo hubo naciones y mentes brillantes que no les importó masacrar a millones de personas por alcanzar intereses “más altos”, y las consecuencias de construir un arma de esta magnitud desde frentes como el político, científico, ético y humano.
Oppenheimer deja un debate abierto en la gran pantalla, una obra maestra que muestra desde el cine, cómo una mente brillante no es sinónimo de humanidad y cómo el ego es un detonante de la sed de poder, que cuando se tiene, es importante mantenerlo a toda costa.
Nolan propone una reflexión a muchos niveles, con uno de los momentos más importantes de la historia contemporánea, que cambió para siempre el curso de la humanidad.
Una película impecable en todo aspecto y que puede ser todavía mejor, teniendo un buen contexto sobre el tema, para intentar conocer un poco a una de las mentes más brillantes de nuestra era.