La visita a la peluquería es uno de los planes a los que pocas personas escapan, niños, señoras, jóvenes o adultos mayores, quieren un retoque que logre quitarle no solo parte de sus melenas, sino uno que otro año.
Contrario a lo que muchos pensarían, el negocio de las peluquerías ha venido jalonando la economía, no solo de la capital del país, también la economía nacional. En el año 2013 se llevó a cabo un censo sobre el número de estos establecimientos en Bogotá, realizado por la firma Servinformación, y contabilizaron 8351 peluquerías, un 10% más con relación al 2011, cuando se habían censado alrededor de 7750.
No obstante, esa tendencia parece que está cambiando, y justo en el momento en que se creía que el mercado estaría para siempre en manos de las tradicionales peluquerías, apareció un nuevo sitio que promete conquistar a más de una cabeza. Se trata del negocio de las barberías, cuya especialidad está más enfocada en la vida masculina.
Las barberías son centros de reuniones para hombres que, aparentemente, han sido relegados de las peluquerías, o que prefieren ser ‘peluqueados’ por personas de su mismo sexo.
Ante el auge de las barberías en Bogotá, indagamos sobre algunas diferencias entre los dos conceptos de peluquerías y barberías, diferencias que van más allá de un simple tubo de neón que señala la presencia de estos sitios.
Saul Lozano es un joven propietario de un negocio de la tradicional peluquería, y ante la competencia de las barberías, se puso manos a la obra para mantener y hacerse a nuevos clientes.
“En mi peluquería pueden encontrar servicios de corte de cabello para hombres y mujeres, cepillado, todo lo de peluquería y barbería a la vez”. Según Lozano, su actualización con los cortes de cabello, así como también con la barbería, le ha permitido continuar con el negocio, y ante el embate de las barberías, manifestó que quiere mantener su negocio al día para no darle pie, o mejor, una que otra cabeza a la competencia.
La señora Susana Barbosa es propietaria de una peluquería en el barrio Sidauto, noroccidente de la capital del país. Ella afirmó que ofrece un servicio distinto al que prestan las barberías.
“Mientras una barbería se especializa en corte y diseño para hombre, en una peluquería, normal como la mía, los servicios son de pies a cabeza: manos, pies, colorimetría, corte, y todo lo relacionado a peinados, maquillaje, matrimonios, y con diferente técnicas”, aunque dijo que también trabaja la barbería, y cortes para hombres.
Para la señora Barbosa, “mi negocio (peluquería) se ha visto afectado, dado que algunos clientes, en especial los muchachos, se inclinan por ir hacia donde está la juventud, donde están los jóvenes atendiendo”.
Así mismo manifestó que “la barbería hoy en día la está tomando cualquier persona, más no se están especializando; como uno que sí se especializó y cuenta con todos los requisitos, como son los certificados del SENA, bioseguridad”.
“Hepatitis C”, costosa y mortal
Barbosa fue más allá: “en algunas barberías lo atienden, incluso hasta en ‘chanclas’, y pantalonetas, mientras que yo en mi peluquería, cubro todo el tema de bioseguridad y cumplo con la seguridad, requerida para manejar la peluquería”.
Si bien doña Susana reconoce la pérdida de algunos clientes, quienes han preferido las barberías que su peluquería, por ahora no ha pensado en alguna promoción para incentivar a sus clientes, dado que “mientras en una barbería a usted le cobran todo, por aparte, la barba, el corte de cabello o cualquier diseño, nosotros tenemos un corte cuyo valor es de 7 mil pesos, sin cobro adicional por algún otro arreglo”.
El otro lado de la cara, el lomo
A pocas cuadras de la peluquería de doña Susana Barbosa, se encuentra la ‘Barbería Curramba’, cuyo propietario es Edel Jesús Torres, oriundo de la ciudad de Barranquilla, y para quien el estudio no ha sido un impedimento para sacar adelante su negocio.
“Una de las cosas que pueden encontrar en una barbería como esta, es un corte definido, el cual no encontrarán en una peluquería. Un corte definido es el cerquillo, patillas bien delineadas; a ello se suma que es un sitio exclusivo para hombres, lo que garantiza mayor comodidad al no tener mujeres a su lado”.
Los centros de barberías han llamado la atención de sus clientes, en especial la de los los jóvenes, no solo por la particularidad de su cortes de cabello, también por el nuevo concepto del arte de ser peluquero.
Y ante la revalidación del concepto de moda, sumado a la influencia de algunos artistas, como es el caso de los cantantes del reguetón, cuyos cambios de looks cautivan a sus fans (quienes en su afán de igualarlos), recurren a manos jóvenes que imitan el nuevo look de su artista favorito.
Torres ha sabido captar esas nuevas exigencias de los jóvenes clientes, contratando a personal joven que, según él, están al día en las nuevas tendencias.
“Mis clientes cuentan con la posibilidad de escoger entre las distintas figuras o tribales que realizamos, ya que una peluquera no lo hace, porque ellos hacen es un corte clásico, mientras que nosotros nos especializamos en cortes desvanecidos y sombras, que son cortes más pulidos y agradan mucho más a los clientes”.
Según Torres, si bien en un comienzo no contaban con certificación, han optado por certificarse con academias de belleza, dado que en muchas ocasiones los cupos en el SENA son pocos y no logran acceder a ellos. Así mismo afirmó que, entre los principales cortes que más piden sus clientes se encuentran: el desvanecido con cuchilla, figuras y lo que no puede faltar en algunos hombres, el arreglo de las cejas.
Las nuevas masculinidades
Hace apenas unos años, el arreglo de las cejas era preocupación exclusiva de las mujeres, sin embargo, ante la imposición de nuevos estereotipos de belleza, el número de hombres que recurren a esa práctica parece ir en aumento, y en palabras de Torres, “ya estamos en el siglo XXI, y en ese aspecto el machismo ha cambiado mucho, ahora los hombres también se hacen limpieza facial, mascarilla, vaporización, trucos exclusivos de las mujeres pero los barberos nos hemos especializado en el tema”.
Todos los servicios antes mencionados los ofrece Torres en su barbería, y cada uno tiene un valor diferente. El corte para caballero tiene un valor de 10 mil pesos, el arreglo de la barba 5 mil y las cejas 3 mil, con relación a los 7 mil pesos que cobra doña Susana Barbosa, por corte, cejas y barba.
“Oportucrisis”
La proliferación de nuevos centros de belleza en Bogotá ha llevado a algunos peluqueros, a implementar cambios en sus negocios, con el firme propósito de hacer frente a las nuevas tendencias.
Lorenzo Guzmán, es el propietario de una peluquería en el barrio Quirigua y, aunque cuenta con más de 20 años de experiencia en el tema, reconoce las nuevas tendencias impuestas con las barberías.
“En cuestión de barberías, se aprecia que han vuelto a tomar fuerza, las peluquerías han bajado y los clientes buscan ese tipo de sitios”.
Ante la competencia de las renacientes barberías, Guzmán afirmó que “en la barbería el corte está entre 10 mil a 15 mil pesos, yo como estilista cobro 8 mil pesos porque sostenemos a los clientes, y lo hago precisamente para que no se nos vayan para otro lado”.
Ante las nuevas tendencias y con el derribo de estereotipos de belleza, la peluquería tradicional, se alista a dar la batalla, manteniendo los precios a sus clientes y apostando por nuevos estilos, que atraer a una que otra cabeza juvenil.