Uno de los temas más populares de los últimos años es el cambio climático. Gobiernos, ONG’s, ciudadanos, científicos y activistas, se pronuncian ante indiferencia de muchos por el cuidado del planeta, e invitan a actuar para mitigar los daños que poco a poco tienen peores consecuencias.
En el 2015 el papa Francisco hace pública una carta, conocida como Encíclica Laudato Si, en la que a que invita a los ciudadanos del mundo a reflexionar acerca de la relación con los demás, con Dios y con el ambiente que los rodea, haciendo un llamado urgente para que todas las naciones trabajen en la preservación de la Casa Común, es decir, amar al mundo que se habita de forma que se cuiden los unos a los otros y se tomen medidas inmediatas para el cuidado del medio ambiente.
La Organización de las Naciones Unidas- ONU- ha manifestado su preocupación y se plantea que las consecuencias afectarán a las futuras generaciones, pues se estima que, si el mundo continúa con el nivel de contaminación actual, para el 2100 la tierra aumente su temperatura de 6 a 7 grados centígrados, situación que modificaría la forma de vida. No es gratuito que se evidencien tantos desastres naturales alrededor del mundo, las inundaciones, sequías y olas de calor más intensas se deben a las altas emisiones de CO2 que generan un calentamiento de forma más rápida. Por ello, la Encíclica aún sigue vigente y toma fuerza en el momento en que los diferentes estudios evidencian la afectación del aire, el agua, la fauna y la muerte de cientos de especies animales, debido al daño que los seres humanos le hacen al planeta tierra.
Jeison Julián Franco, profesional de Pastoral de la Corporación Universitaria Minuto de Dios Seccional Antioquia-Chocó, habló en La Voz de la U sobre el cuidado de la casa común y las forma en que se ha atendido el llamado de esta carta. “La encíclica, técnicamente es una carta que dirige el papa a los obispos y a los fieles de toda la iglesia cristiana – católica, o a todos los interesados. Su historia es memorial, en la iglesia cristiana desde sus primeros inicios se utilizó la carta, la epístola como una manera de adoctrinar, de evangelizar, de transmitir algunos conocimientos que son elementales durante la experiencia de fe”, aclaró el invitado en La Voz de la U.
Las encíclicas papales no tienen una periodicidad establecida para su publicación, se hacen con el objetivo generar reflexiones acerca de temas alusivos al evangelio. Gracias a la universalidad del internet, actualmente cualquiera puede tener acceso a ellas. Esta última es un llamado especial que realizó el papa Francisco a todos países y sectores de la sociedad por el interés urgente que requiere el tema del cambio climático. Jeison Franco explicó: “todo el producto académico y doctrinal del papado del papa Francisco tiene unas particularidades muy específicas incluso dentro de la iglesia católica, es decir, bien diferente a lo que tradicionalmente se ha considerado ser contenido en una carta encíclica”.
Por tanto, es importante destacar la inclusión de una perspectiva científica en un documento religioso, que finalmente busca complementarse para llevar un mensaje de cuidado y preservación del planeta, ofreciendo diferentes perspectivas que llevan a un solo punto: el mundo necesita del cuidado y compromiso de todos.
La encíclica, técnicamente, es una carta que dirige el papa a los obispos y a los fieles de toda la iglesia cristiana – católica, o a todos los interesados. Su historia es memorial, en la iglesia cristiana desde sus primeros inicios se utilizó la carta, la epístola como una manera de adoctrinar, de evangelizar, de transmitir algunos conocimientos que son elementales durante la experiencia de fe…