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Genocidio ambiental en la Amazonía colombiana

Parque Nacional Natural Sierra de Chiribiquete, ubicado en la región amazónica, se encuentra ante una amenaza que días tras día consume más hectáreas de su superficie, producto de las actividades ilícitas de una minoría poderosa.

El pulmón de la selva colombiana, es el parque más grande de América Latina con 4,3 millones de hectáreas. Este fue declarado patrimonio cultural en julio del 2018 por la Unesco, dado que representa un importante aporte para la conservación de la biodiversidad y el ecosistemas para nuestro planeta.

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Chiribiquete es un lugar rico en historia y cultura, allí se encuentran interesantes testimonios de pueblos originarios que se asentaron y contaron parte de su historia con pictografías, que evidencian la relación de hombre tierra, y como seres que hacen parte de la naturaleza

El parque de selva más grande de América Latina posee una extensa variedad de especies que han tenido que emigrar por la presencia de los pequeños y poderosos grupos que controlan el territorio. Allí realizan actividades de tala ilegal, explotación ilícita de los minerales, incendios forestales, entre otros, que paulatinamente están acabando con el Parque y la región.

Según el más reciente informe del Instituto de Hidrología, Metereología y Estudios Ambientales (IDEAM) reveló que aumentó el 75% de las alertas tempranas con más de 43 mil hectáreas taladas en el año 2018, y Chiribiquete es una de las áreas más afectadas.

Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible reveló que hace tres años ha aumentado progresivamente la deforestación y otras actividades que se realizan en el territorio.

Mafias han invadido el territorio ilegalmente, arrasando con todo lo que encuentran. “Hay grupos que tienen mucha más fuerza, mucha más capacidad de inversión que se están tomando y que se están tomando el derecho de las tierras, la rentabilidad del negocio por empezar adquirir tierras a un costo de 0”, aseguró el director.

La negligencia por parte del Gobierno Nacional permite que se presenten estas problemáticas socioambientales que se agravan con el pasar de los días. No hay un marco de prohibición para las actividades ni control para frenar la cicatriz que se está expandiendo. “Hay un mercado mundial de tierras y estas son especialmente atractivas porque no hay ningún tipo de restricción para que estos grupos las estén cogiendo y apropiando. Revertir ese proceso es casi imposible, cualquier Gobierno de turno en Colombia no ha sido capaz de devolverle las tierras a la nación y generalmente esta quedando en manos de estos grandes grupos de inversión de apropiación de tierras”, enfatizó.

No sólo la biodiversidad que habita esta zona se están viendo afectada por la destrucción sistemática que hoy padece la selva colombiana, también las comunidades de pueblos originarios que se encuentran asentadas en el territorio y que no están en capacidad de enfrentar la invasión y el despojo del que son víctimas con las consiguientes catástrofes ambientales que trae esta situación en su territorio. Sin embargo el directo afirmó que desde la Fundación vienen trabajando para la protección de sus territorios, en buscar el acompañamiento institucional para garantizar el ejercicio pleno de sus derechos como ciudadanos colombianos, de sus autoridades territoriales y ancestrales y de sus sistemas productivos que les permite vivir en armonía con el entorno. Estamos trabajando con ellos en el desarrollo de procesos de recuperación de los manejos tradicionales del bosque de las comunidades indígenas.

Es hora que los colombianos entendamos que esta es una guerra ambiental entre mafias nacionales y extranjeras, que solo ven su ganancia inmediata, destruyendo el tesoro más grande que tenemos: la selva y los bosques en toda la superficie nacional.

En diálogo con Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible

| Nota del editor *

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