Sin embargo la práctica confirma que muchos casos se siguen dando en contra de personas tan vulnerables como necesitadas de ingresos económicos.
Las indígenas, las mujeres de raza negra, las víctimas del conflicto, personas sin recursos en dinero ni educación, siguen siendo usadas para trabajos como el servicio doméstico en condiciones que superan la inequidad para toparse con la injusticia.
Poco a poco, los afectadas toman conciencia, se llenan de paciencia, y esperan un veredicto a su favor. Es el caso de una indígena de la etnia Carapana, a quien en 2014 la llamaron para trabajar en Bogotá con un salario mensual de 250 mil pesos.
Contratada por Claudia Maritza Castiblanco, “(empleadora) le manifestó que le descontaría de su salario (…) cinco millones de pesos, es decir, tendría que laborar durante 20 meses para pagar el valor de la pieza decorativa”, aseguró el juez 16 del circuito de Bogotá, según lo registra la página http://www.onic.org.co/comunicados-onic
“Atendió labores domésticas durante horas que sobrepasaban la jornada laboral permitida, debía realizar oficios extenuantes, no tuvo descanso, su libertad fue limitada por cuanto no podía salir de casa y cuando estaba sola la dejaban bajo llave”, añadió. En consecuencia, la victimaria deberá de pagar 13 años y dos meses por “esclavitud y explotación agravada”.
Sobre el tema, habló para UNIMINUTO Radio Lejandrina Pastor, de la Consejería Mujer, Familia y Generación, de la Organización Nacional Indígena (Onic).
Importante resaltar el slogan: “El servicio doméstico remunerado si es una oportunidad de trabajo, la esclavitud doméstica NO”
Castiblanco no estuvo presente durante la audiencia, pero le fue dictada orden de captura y deberá pasar 13 años y 2 meses en la cárcel por actos de esclavitud y explotación agravada.