En el programa el puente se cuenta con la oportunidad de tener varios invitados jóvenes, quienes participaron de la comunidad de diálogo, la cual fue trasmitida en directo y giro en torno al tema de la ética del cuidado desde la música. Los participantes que integran esta comunidad son Alisson, Alejandro, Oscar, Paola, Laura y Hassen, quienes dieron sus diferentes perspectivas en pro de contribuir a la pregunta ¿la música es el camino para formar ciudadanías creativas, que apunten a cuidar del otro y lo otro? Diferentes géneros musicales como el rap en español, el hip hop, el reggaetón, la música popular entre otros, fueron base para hablar de temas problemáticos de la realidad, a la hora de pensarse una ética del cuidado que sea reproducida por ellos.
Ahora bien, en camino de lo discutido por los integrantes de la comunidad en el espacio del programa puente, podríamos cuestionarnos por la siguiente pregunta ¿Los géneros musicales crean ciudadanía creativa? Cabe resaltar que cada uno de los géneros musicales, está constituido por una historia, en la cual se han configurado cierto tipo de principios y valores que son trascendidos y hasta tergiversados al pasar de cada generación. De esa manera, podríamos indagar primero por la generación de sentidos desde cada uno de los géneros musicales, esto debido a que mucho de ellos intentan atacar la integridad físicas mental o emocional de otro al cual no aceptan, aunque por otro lado, algunos recuperan el sentido de lo real desde experiencias cotidianas del ser humana para expresar temas vitales como el amor, la amistad, la vida etc. Es decir, los géneros musicales dotan, sus letras, ritmos, integrantes y demás de significados claros que quieren impactar y tienen una intención para la construcción de la realidad.
Es por ello, que es considerable pensar que la música como factor determinante en una sociedad, logra constituir, supuestos, modelos, cambios que pueden actuar para la formación de un tipo de “ciudadanía” pero ¿qué tipo sería? Realmente optaría por una ciudadanía creativa, una ciudadanía ética, una ciudadanía nada ciudadana. Veamos por ejemplo, el reggaetón en nuestro país colombiano, primero que todo el reggaetón surge como un género musical que trata de dar un tipo de imagen, en donde el chico malo y la chica guapa siempre son los protagonistas, al pasar de los tiempos la mujer se ha convertido en el objeto de producción más importante en la música de la industria, y no precisamente por ser la mujer talentosa que expresa arte mediante su participación, sino como un objeto sexual que satisface mediante su cuerpo la morbosidad del humano sobre todo masculino.
Esto ha llevado a causar cosas como el consumismo desenfrenado en la lógica del capital, la promiscuidad, los embarazos no deseados, el aborto, la trasmisión de enfermedades, la violencia contra la mujer, la rebeldía de los jóvenes, el consumo de drogas entre otros más factores, que si bien han estado presentes toda la vida, hoy se han salido de los cabales y traspasan límites. Puesto que, de esta manera un tipo de género musical que opta por el sexo, el dinero, la violencia, la burla, es también un género musical que construye un tipo de identidad para sujetos dóciles, que se van con la manipulación, que caen en el facilismo y la lujuriante realidad. Es cierto, que como los demás géneros éste puede traer cosas virtuosas y totalmente deficientes, como en cualquier otro tipo de música, sin embargo, a comparación con géneros del pasado, el respeto y el pudor en los tiempos actuales se ha perdido totalmente, ¿cómo hablar entonces de una ética del cuidado, si se reproduce individualidad y competencia? Los seres humanos deberían buscar la forma por emancipar su pensamiento y lograr dotar de sentidos sus vidas, para su bienestar y el de los demás, pues cuidar de la vida, de los otros y de lo otro debería fomentarse mediante la música, el arte, la educación y todo lo demás, por el hecho de nacer siendo configurados como seres sociales, y claro que pueden haber excepciones de quienes no quieran aceptar y valorar su vida, pero tienen la posibilidad de respetar lo diferente a ellos.
Conduce Alejandro Monataño y Alisson Orduz