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La Séptima viste a la moda

El proyecto “Comunicación, vida urbana y moda” de UNIMINUTO estudia las pasarelas que conforman el Septimazo, donde la forma de vestir permite observar la identidad de los bogotanos.

Por: David López

La avenida Séptima comenzó un par de años más tarde de la fundación de Bogotá con el motivo de comunicar el norte con el sur de las aldeas de la Sabana. Una vez en la zona, los expedicionarios españoles establecieron el “camino real” sobre un importante paso indígena denominado “el camino de la sal” que conectaba las minas de Zipaquirá con el entonces Teusaquillo, en algún punto de la Candelaria. 

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Desde entonces, la avenida séptima se extendió hasta la Caro, en Chía, hasta cercanías del paso del río Fucha y ha sido testigo de la historia del país: desde la disputa por el florero de Llorente que dio origen al grito de independencia, pasando por el bogotazo en 1948, el incendio del edificio Avianca el 23 de julio de 1973, la inteligencia para recuperar el Palacio de Justicia en 1985, entre muchos episodios que han transcurrido de sur a norte. 

Esta importante vía se volvió patrimonio del país por su importancia histórica, cultural, económica y social en la capital. Además, es la avenida con mayor diversidad de usos por sus horas de cine, juegos y comercio; hasta diferentes sensaciones de temor, erotismo y emoción. En ella convergen multiplicidad de opciones en entretenimiento callejero.

Una uruguaya en Bogotá

En el censo nacional realizado en 2018, se encontró que Bogotá tenía 7.150.000 habitantes en sus 20 localidades. Según los análisis del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) hay más de 1.3 millones de residentes extranjeros en la capital y los migrantes internos suman más de 2.3 millones.

Una de estas extranjeras que vive en Bogotá, es la uruguaya María Cristina Asqueta Corbellini, quien comenzó con sus estudios en la Universidad de la República Oriental del Uruguay, en Montevideo, donde se graduó como Licenciada en letras. Llegó a Colombia e hizo su maestría en Lingüística Española en el Instituto Caro y Cuervo. Entre sus investigaciones y horas compartiendo clase, también realiza su doctorado en Comunicación, de la Universidad de la Plata en Argentina.

Se estableció en Bogotá en 1990 y se vinculó con UNIMINUTO para 1996.Esta Licenciada en Letras se ha especializado en la semiótica –estudio de los distintos signos que facilitan la comunicación entre individuos– durante los últimos años y ha estado dirigiendo la investigación designada “Comunicación, vida urbana y moda” en el marco del área de investigación, de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

Uno de sus primeros acercamientos en la urbe colombiana fue con el gremio reciclador, con quien rompió distintos estigmas que se instauran alrededor de esta comunidad. “Hay un problema de visibilidad en un trabajo fundamental para esta capital que aloja a personas de diferentes regiones”, aseguró, y agregó que en las calles comenzó a ver cómo se formaban pasarelas de múltiples identidades.   

Al empaparse de las culturas capitalinas, se interesó por el análisis de múltiples campos del lenguaje, la comunicación, la semiótica, la estética mercantil y aquellas dinámicas culturales que involucran a cada persona en la vida urbana. Un elemento fundamental para lograr entender esto lo propone el estudio de la moda, apoyado por autores de la semiología y de las demás ciencias sociales.

La investigación se fue ajustando con el paso del tiempo y tuvo la pretensión de sensibilizar a los estudiantes y construir estrategias para captar el mundo que se manifiesta en representaciones de la realidad. En este sentido, la profesora Cristina afirma que: “Se trata de no abordar las investigaciones ligeramente sino entender que estas requieren elementos etnográficos para lograr estar inmerso en la comunidad, observar, captar el mundo y hacer parte de las dinámicas sociales”.  

La moda no incomoda

El interés por la moda y la investigación de la profesora Asqueta se unió con  el  semillero Sinécdoque en la facultad –conformado por Cristián Andrés Suárez, Marcela Rey, Carlos Espitia y Jessica Cruz Campos, quienes hoy son egresados del programa en Comunicación Social-Periodismo– que apoyó las labores de indagación teórica, trabajo de campo con el registro fotográfico e ilustraciones con las cuales se desarrolló el libro compilatorio Semiótica, la pasión del conocimiento (2016) y en preparación:  La moda no incomoda

Foto: David López

El grupo de investigadores comprendió que las vías urbanas se apropian como pasarelas. La primera fase de observación comenzó en los pasillos de la universidad Jorge Tadeo Lozano y UNIMINUTO, complementados por el septimazo desde la Calle 22 hasta la Av. Jiménez. En la segunda etapa del proyecto, denominada Moda y convivencia, el recorrido comprendió desde la estación de transporte de Las Aguas hacia el tradicional Chorro de Quevedo, donde realizaron encuestas y trabajo de observación. En estos circuitos, al estilo más tradicional, notaron que la séptima se ha  caracterizado por sus constantes modificaciones y transformaciones periódicas.

Infografía: David López

Por otra parte, la observación consistió en proponer espacios urbanos en compañía del semillero para realizar el análisis y la interpretación acerca de los usos y sentidos que se le da a las vestimentas en Bogotá. Además, la etnografía los llevó a indagar en las formas de vestir a partir de comparaciones con las exposiciones del Museo del traje, en la Candelaria, que conserva estos vestigios históricos en la ciudad.

“La ciudadanía le da un sentido a la vestimenta, la moda quiere mostrar elegancia y comodidad; aunque algunas personas afirmaban que su interés no es seguir una tendencia pero al mismo tiempo hacían parte de algunos estereotipos y accesorios que son usados de forma masiva”, afirma Asqueta

La investigación encontró el valor socio cultural de la vestimenta en la construcción de identidades y subjetividades de diferentes grupos o actividades. De un lado, la vida urbana y la moda evidencian que los ciudadanos manifiestan no estar interesados en la moda y, en su mayoría, afirman dar prioridad a la “comodidad” sobre la “elegancia”. Sin embargo, en contraste, la mayoría de transeúntes lleva jeans ajustados, trajes o zapatos estilizados; y la población femenina luce botas o tacones que no concuerdan aparentemente con la idea de “comodidad” como premisa a la hora de vestir y, por el contrario, forman parte de un prototipo opuesto.

Para más información de Rizoma:

https://www.uniminutoradio.com.co/rizoma/

| Nota del editor *

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