A la hora de actuar y de tomar decisiones uno se basa en su forma de entender el mundo, en sus creencias y en lo que estima bueno, correcto, adecuado, etc. Sin embargo, a veces actuamos sin preguntarnos por qué hacemos algo, en qué nos basamos y si tenemos argumentos o fundamentos que apoyen nuestro actuar. Es decir, a veces actuamos sin preguntarnos cuáles son las razones de nuestro actuar, por qué actuamos cómo actuamos. Siendo común que, en este mundo interconectado e increíblemente acelerado, no nos permitamos siquiera el chance de examinar lo que pensamos, creemos y hacemos.
Pues bien, Marlen Jaramillo es una mujer que, desde su reflexión, rompe con esta lógica. Apasionada en temas diversos y con más de 32 años explorando y compartiendo sobre las distintas tradiciones ancestrales, ha logrado ampliar su propia perspectiva sobre el mundo espiritual y material que la rodea. Ello le ha permitido, entre otras cosas, examinar constantemente sobre los principios y costumbres que sostienen las prácticas de la sociedad contemporánea.
Es así como, desde su particular manera de ver y explicar el mundo, planteó algunas pistas que permitieran conocer y contrastar el origen del Halloween con lo que se vivirá mañana. Asegura que esta práctica es una tradición europea muy antigua, teniendo como eje central la celebración de la vida armónica, mediante el culto a la tierra y la contemplación de las constelaciones. Menciona que fue en este marco en el que un 31 de octubre a media noche, se celebró un ritual como gesto de acción de gracias a la cosecha recibida, la cual fue compartida de casa en casa.
Asimismo, afirma que lo mejor de estas cosechas eran ofrecidas a los dioses, lo cual la hace cuestionarse sobre el sentido de armonía en que se vive hoy y las relaciones con la divinidad en las que las ofrendas, en la mayoría de los casos, podrían reducirse a cero. Pero no era solo el valor de los astros y de la naturaleza. También los animales representaban la fuerza y, siendo parte de este todo natural, pero al mismo tiempo divino, se les personificaba mediante máscaras, con las cuales se danzaba como tributo y culto a esa totalidad de vida, de la cual los seres humanos hacían parte.
Actividad que, según Marlen, dio lugar a lo que hoy se conoce como el disfraz. Pero, a diferencia de la práctica actual, lo que allí se evidenciaba era una actitud profundamente espiritual, de cara a las constelaciones y la fuerza que provienen de éstas. Las migraciones que posteriormente se dieron causaron que este sentido original y místico se fuera perdiendo. Así, explica los cruces entre la cultura de la cristiandad (época medieval) y el cruce de culturas entre colonos y colonizados, lo cual generó lo que hoy se conoce como Halloween.
Asegura que el catolicismo usó el día de todos los santos como estrategia para deslegitimar el rito originario con una bula papal que se convirtió en una fuerte persecución llamada la inquisición. Así, del sentido de la cosecha como fruto del trabajo, se pasó al día de todos los santos, con el fin expreso de desterrar dichos rituales. Comenta que, a partir de ahí, la Iglesia Católica se apropió de algunos símbolos, que junto con la cultura estadounidense le dio forma al Halloween actual, y tergiversando con ello el sentido original y sagrado del ritual.
Una narrativa que ayuda a develar el sentido originario de esta práctica y su posible tergiversación. Lo cual permite abrir el diálogo para la discusión, pues se trata de una propuesta explicativa susceptible, como cualquier otra, de análisis y reflexión; invitación que queda abierta para todos los oyentes y todo aquel que quiera reflexionar sobre éste y otros temas que hacen parte de la vida, pues como diría el gran Sócrates, una vida sin examen no merece ser vida.
Conduce Víctor Rojas, Valkyria Bernal (estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil), Nicolás soto (Estudiante de Licenciatura en Filosofía) y Cristian Bastidas (Estudiante de Comunicación Gráfica)