El Caño Limón-Coveñas a Pozo Azul en Tibú, Norte de Santander se encuentra en alerta por los atentados que se han registrado en los últimos días por el grupo armado ELN al oleoducto que atraviesa esta zona. Pozo Azul es uno de los más emblemáticos lugares del país por sus aguas cristalinas. Sin embargo, sus aguas ahora son de un color marrón luego del ataque que ocurrió el pasado 13 abril que afectó a más de 30.000 habitantes.
El presidente, Iván Duque calificó este atentado contra la naturaleza como un “ecocidio”.
El derrame de crudo llegó hasta los ríos Caño Cinco, Tubucito y Tibú. La Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponer), las autoridades de la región y la empresa petrolera trabajan en conjunto para mitigar y limpiar los cuerpo de aguas que fueron afectados.
Técnicos de la petrolera utilizaron barreras de contención para que la mancha no se expandiera y así disminuir el impacto ambiental del crudo derramado en este sitio.
La población del Tibú recibió más de 572.000 litros de agua potable, después que varias entradas de agua resultaran afectadas por el atentando afectando el suministro del vital líquido para las comunidades cercanas.
El Ministerio de Ambiente rechazó los crímenes con la naturaleza y afirmó que trabajarán para la restauración del lugar.
También, Ecopetrol refuerza el lugar para evitar que el crudo se expanda a más lugares de los que fueron afectados.