Siendo la propuesta de Filosofía para Niños (FpN) una alternativa de educación consolidada ya a nivel mundial, no se puede ignorar que sigue siendo aún desconocida para muchos, e incluso rechazada, sobre todo desde los claustros universitarios, por ser considerada de poco rigor o demasiado contemporánea como para tomarla en serio.Y si esto es así para estudiantes y profesores de filosofía, el hecho de que ésta pueda llevarse a contextos de marginalidad y, más aún, a contextos donde los protagonistas sean los niños, resulta ser un escándalo para los academicistas y directores de programa: guardianes y custodios de su “pureza”.
Y es que para nadie es un secreto que las aulas universitarias son, hoy por hoy, fábricas de especialistas, expertos que convierten la filosofía en un saber memorístico, aislado, hermético y, en el mayor de los casos, narcisista. De ahí que en la universidad la filosofía corra permanentemente el riesgo de aniquilarse a sí misma, a fuerza de su profesionalización. Esto no quiere decir que el saber riguroso, sistemático, metódico de la filosofía académica sea malo, o que deba rechazársele; al contrario, es una forma de hacer filosofía muy válida y necesaria. El problema radica en el supuesto de creer que la filosofía se reduce únicamente a eso; o peor, a un saber por el saber mismo, desligado de la vida y de las prácticas humanas concretas.
Pues bien, la puesta en marcha de FpN por parte de UNIMINUTO, concretamente desde el proyecto MARFIL, ha evidenciado que tanto la filosofía como la educación pueden leerse de manera distinta. Aquí se apuesta por un proyecto de vida: un pensar anclado en el corazón de la sociedad, la cotidianidad y las opciones vitales, articulado mediante comunidades de diálogo. Una praxis filosófica más viva, dinámica y relacional, que afecta el pensar y el vivir de quienes la asumen con la seriedad que merece, pero también, con la dosis de pasión y de locura que necesita para que sea entendida y vivida como lo que es y ha sido desde su nacimiento: un estilo de vida.
Esto fue justamente lo que el profesor Víctor Rojas, director de este proyecto, ratificó en su paso por Madrid en el marco de la XVIII Conferencia Internacional del ICPIC. Allí, se dieron cita los grandes exponentes de FpN en el mundo para explorar las diversas perspectivas, apuestas y experiencias que en esta dirección se han venido gestando alrededor del mundo. Mediante los micrófonos de El Puente, el profesor Víctor, representante por Colombia en este encuentro, relató esta experiencia confirmando que más allá de una metodología, un discurso o un modelo pedagógico, FpN es un proyecto de vida. Desde allí pudo compartir con formadores de distintas partes, logrando realizar algunas entrevistas, entre las que se cuenta la de Juan Carlos Lago; un gran conocedor y, sobre todo, apasionado por esta propuesta. Mediante un diálogo ameno y razonador, Juan Carlos describió una de las apuestas fundamentales de FpN como la es el pensamiento cuidante,pero desde una perspectiva social; perspectiva que ha marcado las prácticas de MARFIL, diferenciándola de otras experiencias de FpN en el mundo.
Voces, vivencias y sentires que, desde FpN, han permitido corroborar que la enseñanza de la filosofía no es la transmisión de un saber anquilosado, sino una práctica vital y dialógica donde se cultiva el alma a partir del fecundo hábito de la pregunta; que no se trata de aprender algo, sino de modificar nuestra actitud ante a la vida; y que, en definitiva, frente a una educación tradicional, que en el afán de producir profesionales calificados para la competencia laboral ignora u olvida los problemas más fundamentales de la existencia, dicha propuesta apela por ser una alternativa de formación humana integral, en donde la pregunta por el sentido y la transformación de la vida no admite aplazamiento.
Conducen: Víctor Rojas, Valkyria Bernal (Estudiante de Pedagogía Infantil) y Daniel Valderrama (Estudiante de Comunicación Social).