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Pinceladas de la Bogotá que conocí

Remembranzas y recuerdos de Bogotá en los últimos años del siglo pasado.

Por Alfonso Pinzón Rosas

Han pasado 481 años desde que Gonzalo Jiménez de Quesada fundara, en solemne acto litúrgico, la ciudad de Bogotá, el 6 de agosto de 1538. Aún se discute el sitio de la fundación. Algunos textos señalan a la Plaza de Bolívar como el lugar de este acontecimiento, sin embargo, en otros relatos aparece la Plazoleta del Chorro de Quevedo como el lugar escogido para establecer este primer asentamiento.

Lo cierto es que la ciudad y su entorno han evolucionado y son muchos los sitios que al pasar los años cambian, se transforman y desaparecen.

En mi caso particular conocí una ciudad de la que guardo gratos recuerdos y de la que trato que mi frágil memoria, no olvide.

Realizando un recorrido espontáneo y arbitrario por la ciudad encuentro lugares que evocan recuerdos y nostalgias. Sitios que, aunque han cambiado, los sigo conservando en mi memoria con otro color, con otra textura, con otra apariencia, tal vez no solo en mi remembranza, sino también en la de muchos citadinos de esta hermosa urbe. 

Como no recordar los nombres de las desaparecidas empresas de transporte público que, poco a poco, han ido despareciendo para darle paso al Transmilenio y su vástago denominado SITP. 

Transportes Samper Mendoza, que con el paso de los años empezó a llamarse Buses Blancos. La Cooperativa Continental de Transportes; Buses Amarillos y Rojo; Expreso Bogotano; Universal de Transportes; Expreso del País; Empresa Vecinal de Suba; Coceves Ltda; Cootranspensilvania; Cooperativa Metropolitana de Transportes (Cimetra); Transportes Fontibón; Promotora Universo; Sidauto; Flota Usaquén, Ucolbus y Radio Taxi Confort, entre otras.

Muchos de los buses y busetas de estas empresas tenían nombres y apelativos que sus orgullosos propietarios y conductores les habían endilgado. Recuerdo especialmente dos vehículos de la Cooperativa de Buses Verdes: uno era conocido como “El Norteño” y el otro era famoso por ser “El bus de las Coca Colas”. 

En los ya lejanos años 70s eran muy célebres los clubes de tejo que se asentaban en barrios populares como La Estrada, Las Ferias y San Fernando.

En este último barrio, recuerdo, desde siempre, la espectacular celebración del Día de los Reyes Magos, que aún se lleva a cabo, con especial dedicación y esmero.

Como olvidar las salas de cine de este mismo sector y que se les llamaba de manera despectiva ‘tarros’. Sus nombres eran Caribe y Copelia, con función doble desde las 11 de la mañana, presentando casi siempre películas mexicanas y en Semana Santa, no podía faltar la proyección de ‘El Mártir del Calvario’, protagonizada por Enrique Rambal. 

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Hablando de salas de cine, recuerdo también el Teatro Cinelandia, el Astor plaza, el Royal Plaza, el Roma, el Libertador, el Almirante, el Cinema Coliseo, los cinemas del Centro y muchos más cuyos nombres se me escapan. 

Hoy las revistas, los periódicos y algunos portales web realizan cada cierto tiempo un listado con los mejores sitios de rumba, comidas rápidas, restaurantes gourmet y sitios de esparcimiento y diversión. 

En los años 70s, 80s y 90s conocí muchos lugares que muy seguramente hubiesen aparecido en esos listados caprichosos, si es que estos se hubieran realizado en esos años. 

En cuanto a comidas rápidas, mi memoria me lleva indefectiblemente a la salsamentaría ‘La Begonia’, que desde los años 70s y hasta la fecha permanece campante en la Avenida Calle 68 con Avenida Rojas, en el sector de Las Ferias.

Mis recuerdos también me conducen a un sui generis edificio en pleno centro de Bogotá, carrera 10ª con calle 12. Allí funcionó hasta hace cerca de 8 años hamburguesas ‘La Mallorquina’. El edificio fue demolido para darle paso al arrollador Transmilenio. 

Justo al frente, de ‘La Mallorquina’, en el costado occidental de la carrera 10ª existió un asadero de pollos conocido como ‘Sancho Panza’. 

Otros sitios de comidas rápidas y restaurantes que pasaron a mejor vida pero que hicieron época en la ciudad fueron: ‘Perros Alfonsín de la 42’; una cadena de restaurantes llamada ‘Del Oeste’; ‘Pizzerías Domo’; ‘La Pizza Nostra’; ‘Sandwich & Coffee Shop’; Asadero Las Colonias; ‘Spaghetti & Co.’; los ‘Plaza Café’ de Unicentro, y como no mencionar a ‘La Perrada de Edgar’, lugar al que inexcusablemente se llegaba después de una noche de copas y rumba. 

Existen otros lugares que todavía permanecen y que tienen bastantes años encima.
Los churros de ‘La Castreña’, en pleno corazón de Chapinero y las pastas incomparables de la pastelería ‘San Marcos’, en la carrera 13 con calle 39.

En cuestión de sándwiches, están los tradicionales y que se preparan al instante en ‘Casa Lis’ y en ‘La Gran 13’, en el centro de la ciudad. 

No puedo pasar por alto un puesto ambulante de venta de perros calientes que, desde el año 1983, está ubicado en la calle 45 con carrera 13, ‘Los Perros de Pirry’. Aunque su propietario original falleció hace 14 años, este lugar sigue funcionando y sigue siendo un referente de comidas rápidas en la ciudad.

En cuanto a la rumba se refiere, antes de las pomposas zonas rosas que hoy tenemos, existieron icónicos lugares en la Bogotá en los años 70s, 80s y parte de los 90s.

En Unicentro podíamos encontrar la célebre ‘Taberna Bavara’, con banda y música alemana. En otros lugares de la ciudad estaban ‘Discovery’, ‘Keops Club’, ‘Abbott y Costello’, ‘La Fuente Azul’, ‘Topsi’, ‘Unicornio’, ‘Salamandra’, ‘La Mamá de Tarzán’, ‘El Escondite del Norte’, ‘Mi Tenampa’ y muchos más. 

Uno de los primeros bares en la zona rosa de la calle 82 fue el célebre ‘City Rock Café’, en cuya fachada estaba incrustada la parte trasera de un vehículo clásico, haciendo parte de la decoración.
 
En Chapinero, en los años 90s, fueron muy conocidas dos discotecas: ‘El Galeón del Pirata’ y ‘Arena Caliente’. Para esa misma época, en la Avenida Boyacá con calle 68 se alzaba otra importante zona de rumba. Allí se destacaban ‘Habana Club’, ‘Babalú’ y ‘Rigoletto’. 

También recuerdo a ‘El Goce Pagano’ y al tradicional ‘Quiebracanto’, además de toda la rumba bohemia del sector de La Macarena y La Perseverancia en el centro de la ciudad. 

Hablando de rumba bohemia no puedo pasar por alto a ‘El Bulín, canto, vino y pola’, que estuvo ubicado hasta hace seis años en la calle 54 con carrera 7ª.
 
Otro tipo de rumba pero con más acción era la que se vivía en los años 90s en lugares como ‘Tijuana’, ‘Mis Cabañas’, ‘Bariloche’ y ‘Conrado’. 

Otros sitios que recuerdo de esa Bogotá que se fue son los restaurantes ‘La Española’, en la 128 con carrera 7ª; ‘La Españolita, en la calle 100 con carrera 8ª; ‘Las Ramblas’, en el Centro Comercial Los Héroes; ‘Hato Grande’, en la avenida Boyacá con calle 68; ‘Mi Casita’, en la calle 101 con carrera 8ª, famoso por los típicos platos que se cocinaban los días viernes, el restaurante ‘Casa Jorge Villamil’, en la calle 127 con carrera 18, ambientado con aires típicamente colombianos, y la heladería ‘Solferino’ en la avenida Pepe Sierra abajo de la carrera 15, allí se disfrutaba de helados de sabores no muy tradicionales acompañados de las más conocidas melodías de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat.

Algunos restaurantes que son de vieja data pero que aún permanecen en la ciudad son ‘Las Acacias’, ‘Las Ojonas’, ‘El frijol In’ y los populares huesos de marrano en el barrio Carvajal.
 

Imagen tomada de Twitter @IDTBogota


Otros sitios de mucha tradición en la Bogotá que conocí fueron el ‘Bolivar Bolo Club’, en la Avenida Caracas con calle 24 y la ‘Taberna Alemana’ en la Avenida Caracas con Calle 63, en cuyo sótano había una pequeña bolera de tres pistas, con chinomático incluido, y en los pisos superiores mesas de ping-pong y mesas de billar. Era un edificio de 6 pisos dedicado exclusivamente a la sana diversión, hoy ocupado por una flamante institución de formación técnica profesional.

También recuerdo viejos almacenes y supermercados ya desaparecidos como Febor, Almacenes LEY, Pomona, Casa Grajales, Casa Estrella, Almacenes Paguemenos, Almacenes Tampico, Almacenes YEP y Almacenes TÍA, en donde, a cualquier hora del día, era posible encontrar el típico pollo en canasta.
  
Aún perviven sitios como la remozada bolera ‘San Francisco’; el ‘Café Pasaje’ y el restaurante ‘La Romana’ en la Plazoleta del Rosario. También el café ‘San Moritz’, en su nueva sede en la calle 17 n.° 4-80; el gril ‘El Dólar’ famoso desde 1929, en la Calle 13 con carrera 16, y las boleras del Centro Comercial Ricaurte.

Son apenas pinceladas de una Bogotá que avanza muy de prisa, en muchas ocasiones sin detenerse a mirar un pasado y una tradición que se va borrando triste, lánguido e irreversiblemente. Pinceladas de una Bogotá de mis nostalgias y de mis añoranzas. 
Pinceladas de la Bogotá que conocí.

| Nota del editor *

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