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Póngale la cura a las fake news

Replantearse la labor periodística ha sido uno de los retos que ha traído el COVID-19 por cuenta del exceso de información o de fake news que circula en redes sociales. Una investigación de la Facultad de Ciencias de la Comunicación realizó un estudio sobre el creciente fenómeno y propuso alternativas educativas para el ejercicio periodístico.

Por: Paula Beltrán

Según la Red Internacional de Verificación de Datos, en la primera mitad del 2020 se detectaron al menos 5.000 informaciones falsas en todo el mundo, de las cuales el 6% corresponden a Colombia, y se han difundido en memes, campañas planeadas, páginas web o cuentas con identidades falsas. De esta forma, redes sociales como Facebook, WhatsApp y Twitter se convirtieron en el epicentro de este fenómeno.

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Este tipo de contenidos alimentan otro virus lleno de caos e incertidumbre: la desinfodemia, definida por la Unesco como la circulación masiva de información falsa, errónea o engañosa, una enfermedad casi tan letal como el coronavirus. Es una realidad que pone en riesgo a la ciudadanía y la credibilidad de la ciencia, las instituciones e incluso, el papel de los medios de comunicación.

Inyectarse desinfectante, consumir hidroxicloroquina –un medicamento para tratar la malaria–, aplicar los innumerables remedios caseros para prevenir el contagio del COVID–19, o reproducir frases como “beber agua caliente previene el virus”, son solo algunos de los casos de fake news que circularon en redes sociales como soluciones infalibles. 

Realidad periodística

La llegada de este virus no solo trajo fuertes medidas de aislamiento, sino también problemas de salud y carencias económicas. Para los periodistas y medios de comunicación, la pandemia se convirtió en un gran reto debido a la necesidad de emitir información con inmediatez. No obstante, su labor ahora es parte del problema y el bombardeo de contenidos, relacionados con el COVID-19, han sido la causa controversial de pánico y miedo en el país.

Es por ello que las profesoras Sonia Torres y Lina Leal, de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de UNIMINUTO SP, realizaron la investigación Vacuna contra la desinfodemia en Colombia: análisis y propuestas de la Academia, que busca generar alternativas desde las instituciones al enseñar periodismo y el deber ser de los periodistas en la actualidad a la hora de informar en tiempos de crisis.

El estudio se basa en 304 informaciones falsas encontradas en los chequeos realizados por La Silla Vacía y Colombiacheck –instituciones encargadas de la verificación de la información en el país y representantes ante la Red de Chequeadores de América Latina–, en un periodo de tiempo que va desde el 26 de enero al 07 de julio del 2020.

El análisis señala que los temas de mayor recurrencia en las informaciones falsas que circularon en Colombia durante el primer semestre del año están relacionados con remedios, curas o prevenciones contra el virus. Adicionalmente, los canales más comunes de difusión fueron las redes sociales con un 95%, mientras que a los medios convencionales de comunicación les correspondió un 4%. 

Este hallazgo ha llamado la atención de las investigadoras, pues genera reflexiones frente a la falta de filtros en las redes sociales, así como el ejercicio de contrapoder de los medios digitales que pierde fuerza por la difusión de desinformación. “Si la información es poder, entonces la desinformación desempodera y permite la manipulación por parte de quienes siembran y controlan las versiones falsas”, advierte la profesora Leal. 

Video: David Forero

El panorama de los Trending Topics 

Ante esta situación, el profesor Sergio Alvarado –quien está desarrollando una investigación sobre Trending Topics de Twitter en tiempos de crisis– asegura: “Hay una gran presencia de fake news o excesivos juicios de valor denominados como falacia. Cuando comienzas a analizar y desmembrar el trino, te das cuenta que no hay un argumento, es una falacia que busca abogar a las emociones populares o al pasado como algo mejor”.

Son las emociones populares las que no ponen límites en los alcances que tienen las fake news. El derecho a la libertad de expresión y el acceso a internet permiten que muchos usuarios de estos canales de comunicación, sean consumidores de dichos contenidos por compatibilidad de ideologías, información fácil de asimilar o por opiniones y desinformaciones que provienen de actores públicos.

Y es que el estudio revela que el 9% de las desinformaciones virales corresponde a cuentas de figuras públicas como: Iván Duque, Presidente;  Ana Teresa Bernal, Concejal de Bogotá; Antonio Navarro Wolf, Copresidente del Partido Verde; Carlos Mario Marín, alcalde de Manizales;  Carlos Maya, alcalde de Pereira; Claudia López, alcaldesa de Bogotá; Daniel Quintero, alcalde de Medellín; Fernando Ruiz, Ministro de Salud; Gustavo Bolívar, Senador; Jorge Iván Ospina, alcalde de Cali; Felix de Debout, periodista; entre otros. 

En ese sentido, Twitter se ha convertido en un escenario de críticas y posturas políticas frente a la notable preocupación sobre la realidad colombiana y el COVID–19. Alvarado afirma:

“Hay una línea muy interesante donde líderes, periodistas y políticos tienen la necesidad o presión social de decir algo y allí hay un gran margen de improvisación. Por ejemplo, Duque con su programa de las tardes y Claudia haciendo videos casi todos los días al cierre de la jornada para hacer un balance. En medio de esas situaciones aflora la personalidad del sujeto más que una institucionalidad”.

Adicionalmente, se evidencia otra realidad en esta red social. El uso de ‘bots’ o programas informáticos que permiten el aumento de la difusión de información falsa. Según la Unesco, los robots informáticos son el 42% de los 178 millones de tweets relacionados con el virus.

El deber ser de la profesión

Son estos tiempos de crisis los que han llevado a muchos periodistas a replantearse el ejercicio y de qué manera informan. Más allá de la obligación a la hora de informar, Alvarado habla sobre la labor social que tienen los medios:

“El deber ser no es solo mostrar o acentuar la idea de la crisis. Se trata de buscar otras dimensiones, más allá de conseguir una vacuna o no, o si el desempleo aumenta o disminuye. Temas más humanos a los que algunos medios se han venido acercando y aprovechando, como el tema cultural. Son aspectos que he encontrado sobre todo en el territorio latinoamericano”.

El papel del periodista está enfocado en hacer uso apropiado del lenguaje, las imágenes y las historias, que respondan a los intereses de las audiencias. Existe una necesidad de transformar la educación desde dos vértices: academias que forman periodistas y los periodistas que educan al público.  

La invitación se extiende a la “alfabetización y educación mediática”, como lo denominan las investigadoras. Es decir, mantener una posición crítica frente a los medios y corroborar la información antes de difundirla, además de hacer uso adecuado de las herramientas tecnológicas y comunicativas para ejercer un periodismo responsable y ético.  

 “Las facultades de Comunicación Social-periodismo son fundamentales porque garantizan una formación en periodismo con las características necesarias para enfrentar la circulación de noticias falsas. De un lado, se trata de educar a los futuros periodistas para que ejerzan la verificación del creciente mar de informaciones en el que vive la sociedad, y de otra, que la ciudadanía reconozca la veracidad de las fuentes de las informaciones a las que tiene acceso”, concluyen Sonia Torres y Lina Leal.

Para más información de Rizoma:

https://www.uniminutoradio.com.co/rizoma/

| Nota del editor *

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