La Jornada Internacional de las Comunicaciones sociales, inauguradas en 1967 por el papa Pablo VI, en las que participan cerca de tres centenares de profesionales de la comunicación; ha sido tradicionalmente la oportunidad para quien ocupe la silla de Pedro se dirija a los comunicadores sociales.
En la primera de esas jornadas, el 1º de mayo 1967, el Vaticano respecto de los medios de comunicación decía que “ejercen también una presión sobre los espíritus que incide profundamente sobre la mentalidad y la conciencia del hombre”. Giovanni Battista, se preguntaba: “¿Quién puede ignorar los peligros y los daños que estos instrumentos, aunque nobles, pueden acarrear a cada uno de los individuos y a la sociedad, si no son utilizados por el hombre con sentido de responsabilidad, con recta intención y de acuerdo con el orden moral objetivo?”
Francisco en esas Jornadas ha exhortado “a una comunicación constructiva, un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal”. Define a los periodistas como “guardianes de la noticia” y “buscadores de la verdad”; y a los medios que son “un don de Dios”, e igualmente “una gran responsabilidad”. Comunicadores y medios son “la voz de aquellos que no tienen voz”.
“¿Cómo nos comunicamos?, ¿nuestra comunicación siembra un futuro feliz de comunión o un futuro trágico de enfrentamientos y contrastes?, pregunta Francisco; y contesta: que “nunca expresará el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillará a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho”.
Francisco ha pregonado “un periodismo de paz, sin entender con esta expresión un periodismo «buenista» que niegue la existencia de problemas graves y asuma tonos empalagosos”; “ un periodismo sin fingimientos, hostil a las falsedades, a eslóganes efectistas y a declaraciones altisonantes; un periodismo hecho por personas para personas”.
Este año destacó la importancia de “comunicarse de manera responsable, también pensando en lo mal que podemos hacer con el idioma, con la charla, con los chismes”.
Franciscus PP ha recurrido en estas jornadas a relatos bíblicos para referirse al tema:
Principiando por el Génesis, las noticias falsas las asemeja con la estrategia utilizada por la «serpiente astuta>>, “la artífice de la primera fake news (cf. Gn 3,1-15), que llevó a las trágicas consecuencias del pecado, y que se concretizaron luego en el primer fratricidio (cf. Gn 4) y en otras innumerables formas de mal contra Dios, el prójimo, la sociedad y la creación”.
Las noticias falsas tienen su progenitor en el «padre de la mentira» (Jn 8,44); que “se ha de desenmascarar” porque es “capaz de camuflarse en todas partes y morder”.
Para Francisco la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37), es la parábola del comunicador; en esta narración “un escriba, es decir un comunicador”, preguntó el papa en el mensaje de las jornadas de 2014, «¿Quién es mi prójimo?». El papa descubrió la respuesta en la parábola del buen samaritano: “quien comunica se hace prójimo, cercano. El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino”.