En las últimas tres décadas, la nutria asiática y la enana ha reducido su población en un 30%. Es por eso que la Convención sobre Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvajes en Peligro de Extinción (CITES), que se lleva a cabo este año en Ginebra (Suiza), abordó como medida urgente su caso y estableció que se prohíbe el comercio de estas dos especies.
Las nutrias se volvieron común en algunos países asiáticos, especialmente en Japón, donde son exhibidas en ‘cafés de nutrias’ en los que las personas pueden ir a tomarse autofotos con ellas.
“Estas zonas son un ambiente anormal para ellas y que, al ser domésticas, ya no viven en comunidad y tienen poco acceso al agua”, dice Casandra Koenen, de la organización Wildlife not Pets. Además añadió que hay unas prácticas promovidas en las redes sociales, porque no informan a las personas que estos animales salvajes despiden olores fuertes y que tienden a morder.
Todas las especies de nutrias africanas, desde hace unos años, han sido catalogadas vulnerables y en peligro de extinción, a causa de la destrucción y disminución de su hábitat natural y el comercio ilegal de sus pieles.
Los expertos encargados de estudiar estas especies, defienden que estos animales no son adecuados para vivir en cautiverio y menos como mascotas domésticas. Extrañan su hábitat natural, especialmente el agua.
Las nutrias no son las únicas especies amenazadas por este flagelo. De las 56 propuestas presentadas a la CITES, 22 conciernen a especies como lagartos, tortugas y arañas, que están bajo la mira de los cazadores como plan del comercio millonario.