Cuando los investigadores del Instituto Polar Noruego empezaron hacer su usual censo de renos que habitan en el archipiélago de Svalbard, se encontraron ante un panorama desalentador, los 1.200 kilómetros que recorrieron, contaron cerca de 200 cadáveres de renos que habían muerto por hambre.
“El cambio climático hace que llueva mucho más. La lluvia cae sobre la nieve y forma una capa de hielo en la tundra, lo que hace que las condiciones de pastoreo sean muy malas para los animales “, explicó Ashild Onvik Pedersen, líder de conteo, a The Guardian.
El cambio climático es el principal enemigo de los ecosistemas y sus especies. Hace pocos estudios han advertido que, en el Ártico, la crisis cromática hace que las barreras hielos se derriten más rápido de lo esperado.
Durante el invierno los renos pueden seguir comiendo pasto a pesar de la nieve, ellos excavan con sus hocicos, Sin embargo, la crisis climática hace que los suelos donde se halla el pasto, se congelen y se descongelen a tal medida que sus hocicos ya no alcanzan a penetrar el suelo.
“Solo se ha registrado un número de muertes comparable una vez antes, después del invierno de 2007-2008, desde que comenzó el monitoreo de la población de renos hace 40 años”
Las poblaciones de renos en el mundo han disminuido un 56 % desde mediados de la década de 1990.
Los renos no son los únicos animales del Ártico que sufren los efectos del cambio climático en Noruega. Cuando el hielo marino se derrite los osos polares, corren el riesgo de morir de fisica hambre