Por: Paula Beltrán
Los profesores Andrés Ramírez, del programa de Psicología de UNIMINUTO SP, y Laura Segovia, del Politécnico Grancolombiano –tras analizar una situación ocurrida en el 2015 por parte de los estudiantes de UNIMINUTO donde intentaron detener al ladrón de una bicicleta, con puños, patadas y ataques con piedra a tal punto que tuvo que intervenir la vigilancia privada de la institución– decidieron realizar una investigación enfocada en el análisis del comportamiento humano de los capitalinos y algunos miembros de entidades estatales frente a estas formas de violencia colectiva.
El eje fundamental del estudio es la empatía, proceso psicológico que media diferentes situaciones sociales que enfrentan las personas. La investigadora Laura Segovia aclara que la parte emocional está ligada a “sentir lo que el otro siente”; y la parte cognitiva es poder entender y evaluar la situación siendo conscientes que el sentimiento del otro no es el sentimiento propio.
Desarrollo de la investigación
Para llevar a cabo la investigación se dividió a los participantes en grupos focales —conformados por ciudadanos, policías, periodistas y agentes judiciales— para aplicar el test EQ (Cociente de empatía) del psicólogo británico Barón Cohén, el cual consiste en 60 preguntas para medir el nivel de las emociones de cada participante desde el ámbito personal y social y, así mismo, entender el comportamiento con su entorno.
Frente a este ejercicio, el investigador Andrés Ramírez explica: “Hemos encontrado que, a nivel de empatía, la media colombiana (46) está por debajo de la media mundial (49). El hecho de que seamos un pueblo con menor empatía puede hacernos más propensos a no ser capaces de ponernos en el lugar de quien está al frente cuando generamos formas de violencia colectiva”.
Por otra parte, una de las etapas de la investigación involucró a 14 agentes de la policía, a quienes se les aplicó el mismo test, y arrojaron un nivel de empatía mayor a la ciudadanía. Los resultados parecen sugerir que el nivel de empatía de los miembros de la policía está por encima de los ciudadanos a causa de la cercanía que tiene la policía en su cotidianidad a actos violentos, además del esfuerzo que deben hacer en su labor al enfrentar situaciones donde deben ser mediadores de conflictos ciudadanos.
Y ante esta situación, el profesor Ramírez añade: “Dentro del discurso de la misma policía, la educación y la cultura ciudadana son fundamentales para mejorar este tipo de formas de violencia colectiva.”
Educar para convivir
“Yo soy Bogotá, ¿y tú?” Es el nombre de las cartillas diseñadas como producto de la investigación, las cuales hacen una invitación a reconocer las emociones, la responsabilidad que tiene cada persona en la ciudad y fortalecer las relaciones con su entorno y quienes hacen parte de este.
Estas cartillas están divididas en tres grupos específicos: niños, quienes construyen la Bogotá del futuro; jóvenes, encargados de transformar la ciudad actual, y adultos, los principales gestores de educación para las generaciones futuras.
Algunas de las actividades que se proponen a lo largo de este material son: reconocer las emociones en medio de situaciones cotidianas de violencia y justicia bajo sus propias manos, imaginar a Bogotá de una forma distinta desde acciones simples como mantener las calles limpias, respetar las filas o el transporte público y generar reflexiones que transformen los imaginarios de violencia en la ciudad.
Para más información de Rizoma:
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