Sobre tareas y contenidos

La tarea que le pusieron a Gabriela Rico, una niña de ocho años sobre la gestión del presidente Juan Manuel Santos, y que ella le consultó por Facebook fue también motivo de una columna de opinión.

Cabe contar que Santos le respondió y el video está en las redes.

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La columna, publicada en El Espectador por el también docente, Arturo Charria tiene como título Esas tareas que ponen los profesores. 

Y sin duda es motivo de reflexión sobre cómo estamos ensañando. Si vale repetir la metodología de siempre, o si, por el contrario es imperante el cambio para entregar a los más jóvenes nuevas formas de aprender.

En la sección de opinión de En medio del trancón, conversamos sobre el tema, compartiendo con estudiantes de comunicación y periodismo los retos que los cambios implican. El camino que se ha de seguir.

Porque no es fácil. El diálogo fue ameno, y aquí lo comparto:

Pero también, la reflexión del escritor y docente:

Pero estas tareas son recurrentes en el sistema educativo, en donde difícilmente los estudiantes comprenden el sentido de éstas: “eso le servirá en el futuro”, responden de manera desafortunada muchos profesores cuando sus estudiantes se arriesgan a preguntar para qué. Las tareas deben tener una implicación directa en la vida y el aprendizaje de los estudiantes y, sobre todo, deben tener un sentido en el presente que no se agota cuando no encuentran la respuesta en internet.

Gabriela logró entregar su tarea y creo que tiene la materia asegurada. Sin embargo, esta historia no siempre termina así, en la mayoría de los casos los niños siguen respondiendo tareas sin saber para qué, así como algunos profesores que tampoco tienen muy claro por qué se las ponen.

Es necesario seguir pensando en el tema. Y, más aún, averiguar quién es Arturo Charria