A Puerto Colombia arribó maquinaria amarilla que tiene la misión de derribar la primera parte del muelle, la misma estructura que funcionó entre 1893 y 1936 se convirtió en la terminal marítima por donde ingresó gran parte del progreso del país.
Dado el impacto ambiental de la obra sobre algunos ecosistemas marinos, las autoridades ambientales locales han exigido se tomen las medidas necesarias para mitigar los impactos sobre los mismos.
Los recursos de financiación para la nueva obra, fueron asumidos por la Gobernación del departamento del Atlántico, el Fondo Nacional del Turismo (FONTUR) y la Alcaldía municipal de Puerto Colombia.
Se estima que el nuevo muelle contará con una superficie superior a los 4,45 metros de ancho y estará dividida en tres módulos. Se espera que con la nueva construcción se logre atraer a nuevos turistas a la región, a fin de que repunte la economía local.
Según algunos medios locales varios comerciantes que venden sus productos a orillas de la playa, manifestaron estar en desacuerdo con las obras, dado que su principal actividad económica consiste en la venta de productos alimenticios en las playas, pero ante el cierre del lugar, deberán buscar nuevos sitios para llevar a cabo su actividad económica, así mismo manifestaron que no se les informó sobre las mismas, lo que los tomó por sorpresa y sin un “plan b” para mitigar las repercusiones económicas.