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“Ciudades de Dios” proyecto social que impacta vidas en Huila

La estudiante de Comunicación Social de UNIMINUTO Neiva, Daniela Gutiérrez, presenta un texto multimedial sobre el impacto y la presencia de “Ciudades de Dios”, una fundación que desarrolla trabajo social con niña y jóvenes en el municipio del Palermo en el Huila.

Sembrar esperanza es parte de la misión de las “Ciudades de Dios” que hace presencia en el departamento del Huila. Desde hace cinco años, con un acto de amor hacia la sociedad y con el fin de construir un proyecto de vida que mejore la realidad de distintas familias en el Municipio de Palermo- Huila, la Ciudad de Dios del Arcoíris abrió las puertas de la casa hogar que hoy habitan 31 niñas. 

Como el arcoíris, que sale luego de una gran tormenta y da resplandor de esperanza y vida nueva, así mismo llega al Departamento del Huila y más específicamente al Municipio de Palermo, la Ciudad de Dios. 

Su único propósito: responder a la gran necesidad de garantizar protección, educación, alimentación y acompañamiento espiritual a niños, niñas y jóvenes de escasos recursos. El requisito esencial ha sido que aquellos que hicieran parte de esta fundación tuvieran la ferviente necesidad de cambiar su realidad y construir un proyecto de vida que apunte a la realización de sus más grandes anhelos y sueños. 

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Contexto

La ciudad de Dios del Arcoíris es una sede de la fundación Santa Teresa de Ávila. La fundación se creó por la Orden de los Frailes Carmelita de la Provincia de Colombia, inicialmente en el Municipio de Villa de Layva (Boyacá). El trabajo de dicha fundación es crear Ciudades de Dios en distintos lugares. 

En Colombia hay cerca de 25 “Ciudades de Dios” en distintos Departamentos los cuales tienen cada uno necesidades diferentes. A parte de trabajar con niños y jóvenes, esta fundación impulsa proyectos agropecuarios de personas aledañas al sitio donde estén ubicados, con el fin de orientarlos y ayudarlos a ser productivos y sostenibles en sus fincas. 

El fortalecimiento de la productividad del campo, también es un pilar importante de la fundación.

“Las ciudades de Dios, son una llamita de esperanza brillando en medio de la oscuridad. Son ciudades impregnadas por el amor de Dios para hacer su voluntad. Son centros de espiritualidad para los más necesitados donde se promueven programas sociales de educación, alimentación, desarrollo productivo y vivienda” resalta Geminza Sáenz Leguizamo, directora de la casa hogar del Municipio de Palermo.

El fundador encargado de la fundación Santa Teresa de Ávila que conforma las Ciudades de Dios, el padre José Arcesio Escobar resalta que ese caminar de la mano de los jóvenes que todos los días llegan y hacen parte de los diferentes proyectos de la fundación ha aprendido para sí y ha dejado de consejo a cada uno que se debe “conocer, aceptarse y amarse, ya que son tres elementos con los que los jóvenes pueden hacer maravillas, hay que ayudarles a que asuman esa realidad  y se encuentren realmente, el ser crea sueños y hace vida”. 

Luz de esperanza

Desde muy temprano, casi con el salir del sol, Geminza inicia su día, no sin antes agradecer al Eterno Dios por el privilegio que le concede primero de un día más de vida y unido a eso por cómo le ha permitido darle luz a la existencia de cada una de las niñas o “chicas” como ella las llama, por medio de esta labor social. 

Su vida ha estado ligada a la espiritualidad y a realización de obras sociales hace muchos años, tiene claro que su propósito de vida va alineado a la de servir primero a Dios y luego a todas aquellos niños, niñas y jóvenes que lo necesitan. 

Amar, orar y servir, son sus tres principios de vida. Esta fundación le ha dado el privilegio de ser mamá de cada una de las niñas y adolescentes que llega a la casa hogar a vivir y compartir sus vidas con ella, pues al formarlas y acompañarlas en su proceso pasa a ser más que su directora. 

“Refiriéndonos a los jóvenes, con ellos hacemos un trabajo diferente y consiste en animarlos a que no se vayan a la ciudad, sino que le elijan el campo como una opción de vida y sostenibilidad para sus familias y les ayuden a sus papás que ya están muy mayores a sacar sus fincas adelante” cuenta Sáenz.  

Su apacible y delicada voz refleja su interior. En sus ojos se nota el amor por su trabajo y la tranquilidad del deber cumplido, de tener la seguridad que sus años de servicio y entrega a la comunidad no han sido en vanos y eso es precisamente lo que siente con cada logro de sus pequeñas, cada vez que alguna termina su año escolar, se gradúa o entra a la universidad su corazón se hincha de alegría y orgullo. 

Lo que une a Geminza con cada niña no son lazos de sangre, sino de amor fraterno, “ese mismo amor que siente Dios por nosotros” y no sólo por ellas sino por la gente de la región, las personas que colaboran en la finca y cada persona que permite que la casa hogar se maneje a la perfección. 

Dentro de la casa hogar cada persona se siente satisfecha del impacto que viene teniendo desde el 2015 la intervención de la fundación pues cada aporte ha sido significativo para el desarrollo de la región y los objetivos se han puesto año tras año los han podido ver cumplidos. 

Hoy sueñan con poder tener un espacio más grande donde se puedan implementar otras actividades y servicios a la comunidad y sobre todo donde puedan acoger a más niñas para que vivan la experiencia de tener en su corazón y en su vida “una ciudad de Dios”. 

Las familias de cada una de las niñas de la casa hogar las acompañan en momentos especiales. 

Testimonios: 

María Paula Rojas Ramírez y Laura Vanessa Andrade Sáenz cuentan qué es lo que más les gusta de las Ciudades de Dios. Estas niñas son beneficiadas de la casa hogar ubicada en el Municipio de Palermo, escuchémoslas.

Las niñas beneficiadas de esta fundación, una vez se gradúan del colegio tienen la posibilidad de ingresar a la universidad por medio del programa “construimos”. Géminza nos habla sobre quienes han sido beneficiados: 

Proyecto sobre el impacto

Con el fin de aprovechar la experiencia y el impacto social que han tenido las Ciudades de Dios en el Municipio de Palermo y compartirla con jóvenes de la ciudad de Neiva, Géminza en compañía de estudiantes de Administración de Empresas de la Universidad Minuto de Dios hacen parte del semillero “crecer empresarial” por medio del cual estudian el impacto en la cultura de emprendimiento y productividad en jóvenes de Neiva a partir de la intervención realizada por las Ciudades de Dios. 



Eduardo Tovar, docente investigador del proyecto da su opinión frente al impacto que tiene esta fundación

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: radio@uniminuto.edu

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