Por: Tatiana Carrillo Cubillos
El Agro Parque Sabio Mutis, de Uniminuto, ha sido reconocido por su diversidad ecológica y entidad museal, pues su territorio alberga material antropológico de comunidades muiscas de hace alrededor de 400 años.
El Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) advirtió que: “La Corporación Universitaria Minuto adquirió el compromiso de resguardar, conservar e investigar los hallazgos de 16 toneladas de material arqueológico recuperado en una de las excavaciones más importantes de Colombia realizada por Transmisora Colombiana de Energía (TCE) en la zona rural de Soacha, Cundinamarca ”.
El material resguardado por la universidad consta de objetos arqueológicos de cerámica, restos óseos de humanos y animales, artefactos en piedra, hueso y metal transformados para el uso cotidiano y ritual en tiempos prehispánicos que se remontan al período Herrera (400 a. C.) y van hasta el muisca tardío (1600 d. C.).
Durante el 2023, Daniela Trujillo -estudiante de la Maestría en Antropología Biológica de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en EE.UU- estudió restos humanos del periodo muisca tardío encontrados en la zona de Nueva Esperanza, en la Mesa (Cundinamarca), gracias a un convenio realizado con Uniminuto para investigar el material.
La investigación inició con una fase de recolección de material para analizar el contexto 13 del corte tres y cuatro del periodo, con el fin de hacer una comparación de principio a fin en términos de acceso a recursos y estrés ambiental. Es decir, la antropóloga se enfocó en determinar las formas de vida y hábitos adquiridos por las personas en su etapa adulta y para esto estudió 40 individuos, cada uno con dos muestras de cálculo dental y de hueso.
Cabe resaltar que, antes de que Trujillo iniciara este proceso investigativo, los hallazgos con relación a la antropología biológica eran abundantes; sin embargo, el procedimiento realizado en el Agro Parque “brinda un plus, pues este trabajo en particular implica un análisis de isótopos en hueso, de nitrógeno, de carbonos, oxígenos y de cálculo dental para conocer los tipos de vegetales y alimentos consumidos”, afirma la antropóloga.
Además, Trujillo decidió trabajar con restos de comunidades del sector Nueva Esperanza, considerando que es un sitio prolífico en arqueología preventiva y arroja buen material, el cual no ha tenido estudios suficientes para obtener más información sobre las comunidades muiscas que hacen parte de la identidad de los bogotanos y el altiplano cundiboyacense.
Los resultados en el análisis de los restos humanos brindan una diferencia estadística, que provee datos sobre el género del fósil que se está estudiando.
Del mismo modo, según explica la investigadora, en las muestras de hueso, se busca si hay colágeno y, para esto, se procesan los restos por tamices (utensilio de laboratorio que se usa para separar las partes finas de las gruesas) con el propósito de obtener valores asociados al nitrógeno 15, evidenciando el tipo de dieta proteica que tenía la persona, que en este caso puede ser el consumo de carne de mamífero o de peces.
Por otro lado, el isótopo de carbono 13 responde al consumo de alimentos de plantas domesticadas o recolectadas, mostrando el tipo de fotosíntesis de las plantas y el oxígeno brinda información del tipo de fuentes de agua que consumía la persona, dejando ver también la movilidad y los desplazamientos que tenían los individuos durante el período muisca tardío.
Los aportes de investigaciones como la de Trujillo son importantes, debido a que el material encontrado en diversas zonas del país no siempre obtiene un estudio adecuado. Sin embargo, las investigaciones han crecido durante los últimos años y fortalecen el conocimiento de la diversidad cultural e histórica que existió en diferentes zonas del país, como en Cundinamarca, donde aún tenemos mucho que conocer sobre los muiscas.
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