Escucha nuestras emisoras: 🔊 AUDIO EN VIVO |

Escucha nuestras emisoras: 🔈 BOGOTÁ 1430 AM | 🔈 CUNDINAMARCA 1580 AM | 🔈 TOLIMA 870 AM | 🔈 SOACHA | 🔈 NEIVA | 🔈 SOLO MÚSICA

¿Dónde está tu hermano? El cuidado del otro como una manera superior de cuidar de sí mismo

Escrito por Giovanny Ramírez, estudiante de Licenciatura en Filosofía

“En el principio era la palabra”, aseguran las Escrituras. Fausto, aquel ambicioso personaje que el gran Goethe creó en esa maravillosa novela que lleva por título el mismo nombre, envuelto en las pulsiones y vicisitudes de la vida, y no pudiendo concebir tal principio declaró: “en el principio era la acción”. ¿Tenía razón? Quizás sí, quizás no, lo cierto es que las mismas Escrituras muestran al hombre actuando en relación con sus semejantes y en medio de un mundo nuevo aun por transformar. Como fruto de esta acción original vino la trasgresión de la ley, y con ella, la señal de agresión que Dios puso a Caín como prueba imborrable de su crimen. ¿Qué sangre, entonces, corre por nuestras venas?, ¿será la de Caín?, ¿será la de Abel? O tal vez seamos aun mismo tiempo víctimas y agresores por cuyas venas corre la sangre de uno y otro.

Antes de sacar conclusiones apresuradas y de dividir al mundo entre buenos y malos, vale la pena detenerse a escuchar las palabras de Gabriel Benavidez, quien aboga por una ética del cuidado, donde la consciencia sobre la propia condición humana es fundamental para comprender la vulnerabilidad y, por tanto, la corresponsabilidad que tenemos los unos con los otros. El reconocernos como seres vulnerables y vulneradores, capaces de las acciones más nobles, pero también de justificar lo injustificable, de perjudicar y hacer mucho daño, nos abre a una nueva perspectiva acerca de lo que somos, de nuestros límites y posibilidades y, sobre todo, de la responsabilidad que tenemos de cuidar del otro.

- Patrocinado -


Sin duda, el capitalismo de punta que modela las vidas en las sociedades contemporáneas, aboga por un individualismo exacerbado, en el que el sentido de bienestar y el proyecto de una vida feliz y dichosa, está anclado a una visión del otro como medio para obtenerla, es decir, como un instrumento del que me puedo valer para satisfacer mis propios intereses. Una lógica inhumana que sólo puede producir enemigos y rivales, seres anónimos, sin rostro y que amenazan con robar ese sueño artificial de felicidad.  Es en este marco en el que el cuidado juega un papel preponderante. “El cuidado ante todo invita a una manera distinta de interactuarnos y construirnos unos con otros,” aseguró nuestro invitado.

En este sentido, Gabriel Benavidez insiste en que el cuidado es un tipo de relación en donde lo que prima no es la ley, la norma o los deberes, ni una ética universal; sino las necesidades del otro, la corresponsabilidad que se tiene con ese otro. Una corresponsabilidad sin dependencias en el que la sensibilidad por las necesidades del otro, son la base sobre la cual pueden articulase las acciones que dirigen las relaciones personales y sociales. Sin duda, en un tiempo en el que dependemos de personas que jamás hemos visto y que, a su vez, dependen de nosotros, el cuidado del otro da cuenta del cuidado de sí mismo. “Es por ello que para responder a la pregunta que el hombre se hace (¿quién soy yo?) sólo se responde adecuadamente si se admite la pregunta que Dios le hace (¿Dónde está tu hermano?: Gn 4,9). Por eso nadie debería acordarse de sí mismo, sin recordar a su hermano, actuar en su propio beneficio olvidándose de las necesidades de su hermano. En un mundo en el que tantos seres humanos son olvidados por sus prójimos, la ética del cuidado se convierte así en el antídoto para tantos olvidados y desmemoriados”[1].

[1] Cf. Juan Luis Ruiz de la Peña, 1998.

Conduce Víctor Rojas y Paula Rodriquez

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: radio@uniminuto.edu

Otros contenidos

Contenidos populares