Por: Juan Felipe Sosa Amaya
El Gobierno colombiano anunció que a partir del siete de julio de este año, los plásticos de un solo uso dejarán de producirse en el país para contribuir a la mejora del medio ambiente, debido a que la contaminación en los océanos por este material está aumentando. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en 2021, alrededor de once millones de toneladas llegan al mar anualmente por la mala gestión que realizan los seres humanos a la hora de deshacerse de este producto.
En Colombia, la ley 2232 del 2022 para la reducción de producción del plástico entrará en vigor, con artículos que tengan plástico no reutilizable como: bolsas en almacenes de cadena, soportes plásticos de los copitos de algodón, mezcladores, etc. El fin es ayudar a disminuir la contaminación que se vive en el mundo. Pero ¿qué pasará con los productores y distribuidores de este material?
Aunque la medida se realizará gradualmente hasta el año 2030, genera preocupación en los fabricantes de este producto, pues deben pensar en alternativas sostenibles para reemplazar su elaboración del plástico y esto puede generar más gastos económicos, sin contar las multas que deberán pagar, que van de 100 a 150 mil salarios mínimos legales vigentes si no cumplen esta ley.
Los distribuidores de plástico también se verán afectados, ya que dependen de las empresas productoras. José Espinosa, distribuidor de bolsas plásticas por más de veinte años, afirma que: “Los comerciantes que necesiten la bolsa muy urgente la comprarán, pero ya en menor cantidad y tendrán que cobrársela a los clientes, entonces el uso de la bolsa irá bajando y bajando, porque la gente no va a querer que le cobren más”.
Acoplásticos, como representante de la industria del plástico, se une a esta firma de la ley 2232 para contribuir al medio ambiente y promover la economía circular del plástico con el reciclaje y, de este modo, disminuir los productos que solo tienen un uso. Esto con el propósito de mejorar la competitividad del mercado del reciclaje y el ecosistema.
Nuevas alternativas amigables para el mundo
Desde su creación en 1907 por el químico norteamericano Leo Baekeland —que inventó la baquelita, la primera sustancia plástica sintética que se podía moldear con el calor y se convertía en un material termoestable cuando está frío—, se han creado múltiples productos alrededor de mundo que resultan indispensables para los seres humanos: calzado, envases, ropa, juguetes, bolsas etc. Pero el polietileno, que es el material que se utiliza para producir los plásticos de un solo uso, no es amigable con el medio ambiente, debido a que su descomposición es muy lenta y puede durar quinientos años.
En búsqueda del reemplazo del plástico, varias alternativas están saliendo al mercado como: el plástico biodegradable y el reciclado, así como las bolsas de tela, con el fin de ayudar a los ecosistemas.
En el año 2016, una investigación liderada por Jorge Medina —profesor asociado del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de los Andes, en colaboración con A&P de Colombia, una empresa dedicada a la transformación de plásticos termoformado para diferentes sectores— logró producir una bolsa compostable a base de almidón de yuca, que, al tener contacto con el agua, se disuelve en segundos sin afectar el medio ambiente.
Una de las ventajas que tiene este tipo de bolsas es que su durabilidad es de 180 días para descomponerse, sin afectar el ecosistema. Debido a su composición natural se degrada en condiciones de compostaje por la acción de los microorganismos. A pesar de sus beneficios, su costo es más elevado que la bolsa de plástico, cuyo valor oscila entre los 13 mil a 25 mil pesos, dependiendo del tamaño.
Aunque las alternativas de reemplazo del plástico ya se están evidenciando, los empresarios que manejan la producción de bolsas esperan que el gobierno dé un plazo para sacar estos productos, mientras buscan una solución, que no afecte su economía, y no deje desempleados.
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