Por: Paula Fernández Cubillos
El cuestionamiento sobre el tiempo ha sido de interés particular desde los inicios de la historia. Múltiples personalidades han planteado sus argumentos en torno al presente y sus implicaciones, lo que ha generado espacios de reflexión tanto de la naturaleza, como de la existencia misma.
Esta discusión inicia en el campo de las ciencias exactas, específicamente desde la física y es fuertemente influenciada por la teoría de la relatividad de Albert Einstein, la cual explica que el tiempo es relativo (valga la redundancia) y depende de la perspectiva que lo viva el otro. En este orden de ideas, el presente que está viviendo “x” persona, no es igual al que esta viviendo “y” persona.
“La revelación de Einstein consistía en que los observadores en movimiento relativo experimentan el tiempo de forma diferente: es perfectamente posible que dos acontecimientos tengan lugar de forma simultánea desde la perspectiva de un observador, pero que ocurran en momentos diferentes desde la perspectiva del otro. Y ambos observadores estarían en lo cierto”, advierte la revista National Geografic en su artículo la teoría de la relatividad de Einstein explicada en 4 simples pasos.
José Castañeda -docente del departamento de Filosofía de UNIMINUTO hace 18 años, así como Licenciado, Magister y Doctor en filosofía- sustenta la noción de tiempo a partir de las 3 teorías más reconocidas: la teoría aristotélica, el pensamiento kantiano sobre el tiempo y la concepción de Martin Heidegger”.
El docente señala que: “Heidegger tiene una concepción del tiempo más existencial. El tiempo es el modo como vivimos nuestra propia existencia, por eso hay unos momentos donde nos parece más largo o corto, de acuerdo con la intensidad de nuestras vivencias, se trata más del tiempo como lo vivido. Hay tiempos que cronológicamente son los mismos, pero se nos hacen eternos o tiempos que se nos hacen un instante, por ejemplo, cuando estamos con una persona querida, el tiempo se nos hace muy corto, pero cuando estamos en un espacio aburrido, o no nos complace, el tiempo como que se extiende. La perspectiva cambia dependiendo de la manera en que cada uno decide vivir el tiempo. El tiempo vendría siendo el horizonte, en la facticidad de la existencia, en donde se realiza el ser”.
Kant, por su parte, resalta la relación entre tiempo y espacio, como dos categorías de la raza humana para explicar y entender la realidad de cada uno.
En una entrevista para el BBC NEWS, el físico y Dr. Ghag, del University College de Londres, realiza la aclaración: “Como espacio y tiempo son inseparables e interactúan, todos y cada uno de los acontecimientos de nuestras vidas ocurren en un espacio-tiempo diferente, aunque sucedan en lo que creemos que es el mismo sitio”. Lo que quiere decir que, en teoría, lo que entendemos como “nuestro pasado”, sigue existiendo en alguna parte del universo.
Por su parte, la biblista y decana de la facultad de Ciencias Bíblicas de la Universidad Minuto de Dios, Juliana Triana, explica esta idea de tiempo-espacio, a través de las diferentes culturas y realidades reflejadas en los diversos textos bíblicos.
Comienza su narración relatando la manera circular en la que percibe el tiempo la cultura griega, a través del mito del eterno retorno: todo se repite. Y luego, explica la concepción que tiene Israel, en donde se percibe como un espiral en ascenso: hay dinámicas que se van a repetir sí o sí en la historia, pero cambia la respuesta que cada generación da a esos a esos contextos.
La idea de que el presente no existe, se suele relacionar con ideas como: “cuando estoy pensando el presente ya no es presente porque ya pasó. O, el presente es inapresable: no se puede captar porque tiende a difuminarse rápidamente”, comenta Castañeda, y añade: “A través de las religiones se le quita el valor al presente y a la vida porque su concentración se encuentra en un futuro desconocido, que es proyectado, pero del cual a ciencia cierta no se tiene una certeza “.
Desde las ciencias bíblicas, se estudia una multiplicidad de textos sagrados e interpretaciones que evidencian la realidad que atraviesa a sus pueblos. En este sentido, la doctora Triana explica que, desde la tradición judío-cristiana, hay muchas líneas de interpretación/conspiración, algunas con traducciones malas y una visión futurista del presente que promueven la idea de ‘El fin del tiempo ya está aquí’.
Ambos investigadores resaltan la importancia del aquí y el ahora como alternativa para asumir el presente. También tienen en común el valor de la conciencia. En el caso del profesor José Castañeda, enfocado hacia lo individual, y en el caso de Juliana Triana, expresado desde una preocupación por lo colectivo, así como la estrecha relación de este término con la responsabilidad.
En conclusión, este tema abarca diversos campos académicos, cada uno aporta perspectivas únicas que desafían la comprensión convencional del tiempo y la realidad. Esta interdisciplinariedad fomenta un diálogo enriquecedor que desafía las concepciones arraigadas, invitando a una reflexión profunda sobre la naturaleza misma de nuestra existencia.
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