El asesinato de los enormes cetáceos fue justificado por sus perpetradores como una práctica cultural, heredada de los antiguos vikingos. No obstante para las asociaciones defensoras de animales, el asesinato de los mamíferos no puede estar justificado en una tradición cultural.
Los hechos tuvieron lugar en una lejana provincia de Dinamarca, conocida como Streymoy, que para esta temporada del año acoge a miles de ballenas que llegan y emigran al norte en busca de mejores climas. En este largo viaje los pescadores persiguen y cazan más de 800 cetáceos, entre ballenas y delfines cada año.
Los pescadores y demás asistentes a la macabra práctica, utilizan filosos cuchillos y arpones, que son clavados en el lomo de los animales mientras estos tratan de encontrar salida alguna ante el despiadado ataque.
Aunque las escalofriantes imágenes dejan sin aliento a más de uno, la caza y comercialización de carne de ballena en esta región de Dinamarca está permitida dentro de su legislación.
En las principales redes sociales los internautas han compartido las macabras imágenes que demuestran el grado de crueldad con el que se les caza y se les asesina a estos animales.