Esta especie endémica de Colombia atraviesa circunstancias no muy alentadoras de sobrevivencia por la destrucción y reducción de su hábitat, según un recién estudio genético.
Las investigaciones sobre la situación que atraviesa el bosque seco en Colombia demuestran que este nicho biológico esta en proceso de desaparición lo que afecta todo el ecosistema que vive en el. Los diagnosticos que presenta el Instituto Humboldt explica que solo queda el 9% de su extensión original. Y desafortunadamente en los últimos 20 años se ha acelerado su destrucción.
Este ecosistema ha sido utilizado para cultivos, ganadería y construcción de obras de infraestructura, ocasionando daños irreparables a la flora y fauna que allí habita. Una de las que ha sufrido mayor daño es la tortuga carranchina (Mesoclemmys dahli) que solo habita en el bosque seco del Caribe colombiano.
La vulnerabilidad de la tortuga carranchina la colocó en la lista de especies en peligro de extinción de la UICN, en el cual mencionan la destrucción de su hábitat y la división de sus poblaciones en al menos de seis grupos distintos.
El recién estudio genético, pionero en el país se ejecutó en Cesar, Bolívar, Magdalena, Atlántico, Córdoba y Sucre, que departamentos de la cuenca del Caribe colombiano y lugar natural de la existencia de esta tortuga.
La primera parte de la investigación se publicó en el 2017 en la revista Conservation Genetics, en el que concluyó que las poblaciones de tortugas estaban divididas en grupos de muy poco individuos, con dificultad para desplazarse y conectarse. La segunda parte de la investigación, llamada ‘Señales de genómica del paisaje’ publicada en Molecular Ecology indicó que su división está relacionada con la pérdida del bosque seco.
“Esos lugares se han transformado en una especie de corredor de hábitats acuáticos de baja calidad, pero utilizables, permitiendo el movimiento en un ambiente que por lo demás es bastante hostil. A pesar del bajo costo relativo, las tortugas no muestran conectividad suficiente para mantener un flujo de genes suficiente”, explico Natalia Gallego, investigadora posdoctoral de la Universidad de California asociada a Wildlife Conservation Society (WCS) Colombia.
Ante el panorama, aún hay alternativas para que la especie supere las dificultades. Mientras tratan de crear corredores biológicos para que las poblaciones se puedan conectar y así poder reproducirse, se trabaja en el diseño de un recate genético con el que se moverían individuos de un lugar a otro para introducir genes nuevos y aumentar la diversidad y la salud genética de estas tortugas. De no lograrse desaparecerá en muy buena parte por la invasión inadecuada de sus espacios vitales, situación que no es exclusiva de ésta especie endémica.