No. 1: El ascenso de los populismos
El malestar social y la inconformidad social estuvo canalizada durante la década pasada entre los más jóvenes, los adultos relegados por la economía automatizada y las generaciones más longevas. Rápidamente fue capitalizado por los nuevos liderazgos surgidos en todo el mundo, que han movilizado ese enojo social para ir de frente contra todo avance logrado en la sociedad por más de cincuenta años.
El auge de movimientos secesionistas como el Procés catalán, el Brexit inglés, el ingreso al poder de movimientos como el AfD en Alemania, el auto-reconocido de extrema derecha Podemos en España, afín a la ideología socialista bolivariana, así como el alto repunte de grupos radicales como el Frente Nacional de Marine LePen en Francia, preocupan a las sociedades liberales, quienes han visto el retroceso de su favoritismo, principalmente en las clases populares, donde ha calado hondo los discursos que fomentan el racismo, la xenofobia, la aporafobia, el repudio a la globalización y la lucha de clases entre otros temas.
A esto se le suma el auge de nuevos caudillos en ambas orillas del espectro político como Donald Trump, Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Rudolf Giullini y Alexandra Ocasio-Cortez en USA.
Viktor Orban, Pablo Iglesias, Mariano Rajoy, Pedro Sanchez, Theresa May, Boris Johnson, Jeremy Corbyn, Alexis Tsipras, Mateo Salvini, Marine LePen, Jean-Luc Mélechon, Björn Höcke y Vladimir Putin en Europa.
Rodrigo Duterte, Xi Jing Pin, Shinzo Abe y Kim Jong Un en Asia.
Jair Bolsonaro, Dilma Rouseff, Fernndo Haddad, Nicolás Maduro, Leopoldo López, Maria Corina Machado, Andres Manuel López Obrador, Mauricio Macri, el difunto Néstor Kirchner y su viuda Cristina Fernández; José Mujica, Juan Orlando Hernandez, Manuel Zelaya, Daniel Ortega, Sebastian Piñera, Beatriz Sanchez, Jose Antonio Kast, Evo Morales, Jorge Quiroga y Keiko Fujimori, ente otros en América Latina, los cuales han llegado al poder o han podido concentrar durante los últimos años un caudal de apoyo ciudadano con el que han logrado obstaculizar distintas opciones de gobierno en sus respectivos países.
El apoyo o rechazo a las políticas de estas oleadas populistas que se han ido tomando progresivamente el mundo, han acrecentado la división política y social que mantiene en vilo al mundo sobre el rumbo de la humanidad en la nueva década ante la inexistente posibilidad de lograr consensos y acuerdos entre facciones opuestas, quienes buscan sobreponer su voluntad por encima incluso del sentido común. Un factor que domina en todos los países donde el populismo ha sido incubado en el seno de la política y en las mentes de los ciudadanos.
No. 2: La ebullición social en pleno
El malestar social global actual ha tenido una gran diversidad de catalizadores que hace difícil saber cual de todos los factores propicio el incendio ciudadano que esta poniendo a arder al mundo.
El manejo del Contrato Social o la relación Estado-Ciudadanía y viceversa, el aumento de los sectores políticos populistas, el crecimiento de la pobreza en muchos países, la supresión de plazas laborales en pro de la automatización de las empresas, la discriminación latente contra diversos sectores sociales, intereses de poder mucho más marcados que antes, y un largo etcétera de razones que pudieron haber alentado los alzamientos populares que hacen temblar al sistema político, económico y social.
Ejemplos exitosos como el de la Primavera Árabe, donde varias naciones de ésta región lograron desprenderse de regímenes autoritarios en pro de gobiernos democráticos, fueron el motor de las demás manifestaciones en todas partes del mundo que con diferentes motivaciones, buscaron un fin común: un cambio a profundidad de sistema no solo de gobierno sino de todos los sistemas del pacto social vigente.
Los movimientos sindicales, estudiantiles, feministas, ambientalistas y otras colectividades ciudadanas se tomaron las calles durante los pasados diez años para hacer sentir su voz y exigir el cambio del modelo vigente de la sociedad.
Las voces de ciudadanos molestos e inconformes con su actual forma de vida se sumaron para exigir un mejor presente y un futuro que no ven posible con mejores y amplias garantías que les permitan gozar de una vida digna y en justicia social.
Los cambios sociales que se exigen busca sintonizarse con lo que nos depara la nueva década que sin duda son el pilar fundamental para poder conjurar los inconformismo y evitar que estas realidades sean usadas con fines distintos a lograr solucionar lo que que en las distintas sociedades piden. Es urgente construir nuevas bases para el entendimiento, el dialogo la reconciliación y enmendar las heridas que han dejado la diferencia entre lo que tienen en exceso y los que no tienen nada, diferencias locales y globales, que están lejos de terminar
No. 3: Una niña que logró incomodar al mundo
El nombre de la activista ambiental sueca Greta Thunberg tendrá su indeleble marca en el transcurso de la historia por su claro y tajante discurso respecto a la situación ambiental en la que se encuentra el Planeta, que se agravó en la pasada década, no ha encontrado el suficiente eco en los gobiernos del mundo y la urgente implementación de soluciones concretas que eviten la extinción de la vida en la Tierra.
El auge de Greta como símbolo de una juventud más rebelde, mejor informada y dispuesta a ir hasta las ultimas consecuencias en sus objetivos, detono cuando se viralizó su solitaria manifestación a las afueras del Parlamento Sueco en Estocolmo, abandonando sus estudios hasta que el gobierno de ese país tomara cartas en el asunto respecto a la emergencia ambiental que tuvo la nación nórdica en el 2018 por fuertes periodos de calor e incendios forestales.
Lo que inició ella, parada cada viernes ante el legislativo, se convirtió en un gran movimiento de los más jóvenes exigiendo reformas serias en materia medioambiental a los dirigentes del mundo, ya que heredaran las buenas o malas acciones que hagan para ayudar a tener un planeta sostenible y posible para todas las manifestaciones de la vida.
Con una contundencia nunca vista para alguien de su edad, su alta capacidad de convocatoria y un enérgico y apasionado discurso, a traves del cual ha enfilado su ira y frustración contra todos los altos estamentos de la sociedad contemporánea como las industrias, los gobiernos y hasta con la mismas Naciones Unidas, la joven europea diagnosticada con Síndrome de Asperger (relacionado con grandes genios y visionarios a lo largo de la historia) ha canalizado un constante malestar social ante la falta de acciones concretas sobre alternativas y soluciones que permitan conjurar los efectos del cambio climático en todo el mundo.
Su impacto ha sido tal que ha logrado recoger el apoyo y aprecio de muchos simpatizantes, pero también el odio furibundo de distintos ciudadanos y dirigentes como el mandatario de los Estados Unidos Donald Trump quien anunciara su retiro del Acuerdo de París o el del presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien en su momento la tildo de “mocosa”
Sin lugar a dudas, el nombre de Greta Thunberg seguirá dando de que hablar en la actual década que iniciamos, en el que sus contundentes demostraciones de rechazo al establecimiento como sus concurrentes manifestaciones o sus viajes por el mundo en barcos de vela o sentada en el piso de un tren, se mantendrán en la conversación del mundo y prometerá tomar más fuerza conforme no se mejore en nada la emergencia ambiental en la Tierra.
No. 4: El Papa de los barrios
Otro voz que se ha hecho sentir en el contexto internacional por sus críticas al sistema de vida de occidente y a las realidades de la Iglesia Católica fue el Papa Francisco, su máximo jerarca. Desde el inicio de su pontificado en el 2013, posterior a la renuncia de Benedicto XVI, ha estado al frente de una cruzada que busca renovar la cara de la fe en acciones de misericordia, solidaridad y justicia en el mundo y acercándola a las necesidades espirituales de los nuevos tiempos en una sociedad con muchos conflictos interiores.
El cardenal argentino, el primer latinoamericano y el segundo de origen no europeo en la historia de la Santa Sede en ejercer el ministerio petrino, se ha ganado durante sus años de labor episcopal el cariño y reconocimiento de la gente en distintas partes del mundo, a tal punto que ha sido recibido en países que no profesan la fe católica y ha logrado trazar puentes de entendimiento con diversas creencias religiosas en el mundo.
Además Francisco ha liderado un conjunto de transformaciones dentro de la Curia y la administración del Vaticano a fin de consolidar una Iglesia austera y transparente ante el mundo, más cercana a las enseñanzas de Jesús de Nazaret, como lo ha expresado en múltiples ocasiones.
El Papa de los Pobres, como se le ha reconocido por su abnegado servicio ante los desfavorecidos desde cuando fue Arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, es reconocido por sus claros mensajes respecto a la situación social, económica, ambiental y tecnológica actual del mundo y su preocupación por la violación de los derechos humanos en los cinco continentes.
En tan solo siete años de pontificado, que se cumplirán en Marzo de este 2020, los cambios dentro del catolicismo han sido positivos y acertados, por lo que se espera que en lo que respecta a la presente década, el máximo líder espiritual de casi 14 mil millones de creyentes en el mundo siga marcando tendencia con su sereno estilo de gobierno al frente del Complejo de San Pedro.
No. 5: Oriente Medio, más dividido que nunca
Cuando el mundo creía que el horror del terrorismo que se había infundado en la década del 2000 y que tuvo su máximo apogeo en los ataques del 11 de septiembre del 2001, había terminado con el cambio de década, el horror del conflicto en Oriente Medio volvía ampliamente potenciado al surgir nuevos actores armados, el derrumbe de la ilusión de la Primavera Árabe, el creciente poderío que adquiriría Irán y la constante fricción entre las naciones chiítas y sunitas.
Lo que al principio se veía como la esperanza de la región con el surgimiento de los movimientos pro democráticos que impulsaron la Primavera Árabe, junto con la caída del dictador libio Muhammar Gadafí y de otros gobiernos atornillados en el poder como el de Hosni Mubarak en Egipto, con el tiempo se fue convirtiendo en la pesadilla de la zona que se extiende por África, Asia y una parte de Europa.
Los gobiernos elegidos por la gente resultaron emulando las peores técnicas de sus antecesores como fue el caso del egipcio Mohamed Mursi y los intentos de cambio impulsados por la ciudadanía terminaron disparando nuevos conflictos de alcance global como en el intento de de derrocar al presidente turco Recep Tayip Erdogan en 2013 o el de tumbar al dirigente sirio Bashar al-Ásad, que derivó en la actual Guerra Civil Siria, donde también se encuentran en juego los intereses de las potencias mundiales.
A la constante inestabilidad de buen parte de las naciones árabes que se ha acrecentado durante los últimos años de la década del 2010 en países como Yemen, Qatar, Chipre, Líbano y Arabia Saudita entre otros, se les suma el ascenso que dos actores fundamentales del nuevo tiempo del conflicto en Oriente Medio: el régimen iraní y el Estado Islámico.
Irán, que desde hace cuarenta años se rige por el mando del Ayatolá y la estricta aplicación de la Sharía o Ley Islámica, incrementó en los últimos años su poder bélico y militar con la fabricación de armas nucleares altamente funcionales y que podían ser usadas contra los Estados Unidos, Israel o sus naciones aliadas.
Aunque se vislumbró una esperanza de paz en esta región con el Acuerdo Nuclear que Teherán firmó con la nación norteamericana y los potencias europeas en el 2015, donde se estipulaba que los iranies no usaran sus armas a cambio del levantamiento de las sanciones económicas en su contra, esta se desvaneció en el 2019 cuando Washington y el Ayatolá Khameiní decidieron dejar el pacto.
El segundo actor fue el Estado Islámico, una contraofensiva a la amenaza de Al-Qaeda que terminó convirtiéndose en una amenaza mayor que el que tenia el grupo de Osama Bin Laden, abatido en el 2011 durante el mandato de Barack Obama.
Esta insurgencia aprovechó la crisis causada por la inestabilidad gubernamental de muchos países como Iraq, Turquía, Siria y Libia, junto a otros factores para consolidar su poder con el uso total de la violencia y de un aparato propagandístico robusto que le permitió ganar adeptos a su causa: la de restaurar un califato en toda la Península Arábiga regida por la Sharia y conforme a la forma de vida de los tiempos en que vivió el profeta Mahoma, máximo referente del Islam.
Esta fuerte combinación de propaganda y terror impulso a la organización criminal en su objetivo por buena parte de la década, al punto de que logró reclutar militantes extranjeros y le permitió reivindicarse la gran mayoría de acciones terroristas que ocurrieron en Estados Unidos y Europa durante los últimos diez años, a la par de que este grupo se convirtió en la fuente de apoyo de los ya decaidos grupos islamistas de la región como Hezbollah, Al-Fatah, los Talibanes, Al-Nusrra y Boko Haram, entre otros.
A pesar que entre el 2016 y 2018, fueron dados de baja sus lideres Abu Omar y Abu Bakr al-Baghdadi y se desmanteló progresivamente la influencia territorial del ISIS, como fue conocido este grupo, su influencia aún sigue latente en todo Oriente Medio y la ofensiva del Estado Islámico se hará más fuerte en los primeros años de la década del 2020, ante la tensión entre Estados Unidos e Irán que puede desencadenar un conflicto de gran escala.
No. 6: Latinoamérica, entre el rencor, la esperanza y la decepción
El constante vaivén político y social en el que ha estado envuelta América Latina durante toda la década también fue noticia. La molestia ciudadana ha influido en los cambios que se han registrado en las naciones centro, suramericanas y caribeñas, aunque también esta indignación ha sido el detonante de distintos conflictos irreconciliables que se mantienen vigentes.
El hartazgo de las poblaciones con los modelos de izquierda latinoamericana a principios de década y con la derecha a fines de la misma fue el sello de los diez años que transcurrieron entre el Río Bravo y la Patagonia, que también han sido marcados por el retroceso económico, social y de derechos humanos en buena parte de las naciones latinas.
El alto costos de la vida, la carencia de empleos, los altos niveles de corrupción que vivió el continente, la sorpresiva migración venezolana que rebasó la capacidad de todos los países latinos, la ira de los jóvenes ante la ausencia de oportunidades, los hechos de injusticia colectiva como la desaparición de 43 estudiantes normalistas en el poblado de Ayotzinapa (México), el incremento de presos políticos en Venezuela y Nicaragua, las protestas universitarias exigiendo la gratuidad de la educación en Chile y Colombia y los varios intentos (algunos exitosos, otros fallidos) de cambios de sus gobiernos en Perú, Ecuador y Bolivia entre otros, fueron los factores que hicieron que los latinoamericanos pasaran rápidamente de la esperanza al desencanto, el pesimismo y la frustración..
Los eventos de los últimos años de la década pasada y los primeros días del 2020, vaticinarán que la década en América Latina será mucho más compleja y tenderá a radicalizarse aún más, conforme a como se reorganice el poder político, económico y social en todo el continente y la incidencia del malestar de la gente en estos procesos de transformación continental, del cual no se espera efectos positivos.
No. 7: El despertar del dragón
La sorpresa mundial en lo referente a la economía fue el increíble y acelerado crecimiento de China al punto de ubicarse como la segunda potencia económica y comercial del mundo. Este proceso de aceleración económica, que fue planteada por el gobierno comunista chino comenzó a consolidarse en 2006, y que entre otras ha generado una crisis de sanciones económicas mutuas entre la nación asiática y los Estados Unidos agudizadas en el 2019.
El agresivo plan de crecimiento económico de la República Popular China ha contemplado la generación de empleo interno, la presencia de compañías extranjeras bajo las normas comerciales y legales del gigante asiático, la ratificación de su moneda: el yuan, como alternativa al dólar y el euro, la presencia del país en distintas partes del mundo ofreciendo cooperación económica, industrial y de infraestructura como también de intercambios en materia prima, cultura, conocimiento y desarrollo. Estas han sido las herramientas que el buró de Beijing al mando de Xi Jing Ping ha implementado para consolidar su presencia mundial.
A esto se le suma el posicionamiento que ha tenido hacia el mundo marcas como Xiaomi, Huawei, Tencent, Lenovo, ICBC, JAC Motors y Petrochina entre otras, además del reconocimiento de marcas internas en el escenario global como Alibaba, WeChat, Weibo y TikTok por mencionar algunas.
No obstante, el ascenso de China en la economía mundial se ha visto perjudicada por las constantes confrontaciones con Estados Unidos y Europa por temas de propiedad intelectual, capacidad productiva, acaparamiento y explotación laboral, a lo que se le suma las sanciones y aranceles que entre el 2018 y 2019 impuso el gobierno de Washington a Beijing, las cuales han enfriado la económica de la nación más poblada y extensa del mundo.
Aunque esto puede revertirse en los próximos años, considerando el proyecto China 2025, donde se pase de una era de cantidad a una nueva era de calidad y eficiencia en la producción y así lograr sobreponerse a las eventualidades que pueda traer la década como el endurecimiento de las sanciones económicas o la posibilidad de un recesión global.
No. 8: La Tierra bajo riesgo
Una realidad innegable de la década del 2010 fueron las distintas tragedias ambientales registradas a lo largo del mundo que han causado perdidas irremediables de especies vegetales y animales, además de la afectación en el medio plazo para el ser humano. Estas situaciones han confirmado que el planeta esta pasando por un mal momento, buena parte de esta situación, es debida a la revolución industrial soportada sobre el carbón, el petróleo y la explotación desmedida y antitécnica de los recursos naturales.
Tragedias de alta envergadura como la explosión de una plataforma petrolera en medio del Golfo de México, la racha de huracanes que provocaron destrozos en Norteamérica y de tifones en el Este de Asia, los incendios forestales en California, la Amazonia y Australia (el cual sigue vigente hasta la publicación de este especial) y las masivas extinciones de especies que ya eran catalogadas en vías de desaparecer como el rinoceronte negro africano y el Guacamayo Azul Spix del Amazonas entre otros, han ratificado la realidad de la tragedia ambiental que se mantiene aún en lo que va del año.
A esto también se les suman las diferentes situaciones climáticas causadas por el movimiento de la tierra como los grandes terremotos registrados en Japón, Chile, Haiti, Nepal, China, México y Ecuador. Las inundaciones, huracanes, ciclones y tifones que azotaron Puerto Rico, la parte occidental de Estados Unidos, Filipinas, Mozambique, Zimbabwe y las ondas de calor que han azotado a Europa, Suramérica y África Central.
Desastres que también ha sido ocasionados directa o indirectamente por el mano del hombre como el incendio de Valparaiso -Chile- en 2019, la tragedia nuclear de Fukushima (Japón) en el 2011 y el secamiento del Mar Muerto y el Mar de Aral.
Aunque la voluntad de las naciones del mundo para querer conjurar esta situación ha sido amplia, esta no se ha podido consolidar en acuerdos de inmediata y estricta aplicación. Al contrario, esta década ha significado el retroceso de la decisión política de tomar acciones concretas para salvar el planeta, hecho que quedó demostrado en la Cumbre de París del 2015 y de la que Estados Unidos se retiro en 2019, desde entonces no se han aplicado ninguna de sus medidas acordadas.
La presión ciudadana, principalmente de los más jóvenes, la cual ha tomado más fuerza en los últimos años de la década, podrían en este nuevo decenio acelerar la implementación y la toma de decisiones a corto plazo sobre los efectos ambientales que puedan ser revertidos, pero también requerirá de un cambio de la forma de producir y consumir productos y servicios que influyen o no en agravar la emergencia global que toca a cada uno de nosotros y a la vida en general en todas las expresiones que habitan La Tierra.
No. 9: Más allá de las estrellas
La década que recién terminó también supuso un gran adelanto en uno de los anhelos de la humanidad y que se ha convertido en obsesión de distintas empresas privadas y gobiernos: salir a explorar el universo a la búsqueda de nuevas formas de vida totalmente diferentes a la vida terrestre.
En la década anterior se retomo la carrera espacial que permaneció congelada durante la decenio del 2000 en la que Estados Unidos y Rusia ya no jugaban como exclusivos competidores. China, India, México, Europa, varios países suramericanos como Brasil, Venezuela, Argentina y Perú; Corea del Sur, Sudáfrica, Israel y brevemente, Colombia, entre otros países, tomaron partido en la búsqueda de hacerse un espacio en la ruta al espacio exterior con misiones que van desde satélites geoestacionarios (Colombia tiene dos artefactos propios de carácter investigativo en órbita) hasta prototipos de exploración y presencia de astronautas en la Estación Espacial Internacional.
A esta competencia de países por llegar al espacio, se le suma la entrada de empresas aeroespaciales que también van por la gloria de la conquista del espacio. Marcas como SpaceX, Virgin Galactic, Blue Origin y NewSpace entre otras han redefinido y de cierta forma, democratizado la industria aeroespacial, aportando cada quien a su manera con los avances logrados en cultivos bajo gravedad cero o los cohetes reutilizables.
Además de la renovación de la competencia espacial, también fue noticia en el transcurso de la década el masivo descubrimiento de más de 40 exoplanetas con potencial de albergar vida, lo cual sobrepondrá un reto significativo para los científicos e investigadores, de adelantar mecanismos que puedan acelerar la exploración del Universo más allá de nuestros propias fronteras.
No. 10: Exageradamente hiperconectados
La década del 2010 culmino con un cambio sustancial que transformó directamente a la humanidad: el rápido avance de la tecnología representada en la amplia presencia de los teléfonos inteligentes y varios usos aplicados de la nueva era de la Información y sus distintas aplicaciones en la vida cotidiana.
El auge de las redes sociales en la década del 2010 transformó la forma de comunicarse entre personas y con ellas, la relación entre diferentes componentes de la sociedad como el comercio, los medios de comunicación, el empleo, las relaciones interpersonales, la economía y la política.
El desarrollo de plataformas como Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp y Youtube entre otras, el desarrollo de nuevas áreas de la tecnología como la Inteligencia Artificial, el almacenamiento en la Nube, las Bases de Datos, el Internet de las Cosas, la automatización y la creación de las redes de comunicación 3G, 4G y el avance de la red 5G.
Pero así como el desarrollo de la tecnología ha significado oportunidades, también es sinónimo de riesgo y amenaza constante ante el manejo que se le puede dar a la información que anteriormente pertenecía a la privacidad de cualquier persona y que ahora esta al alcance de cualquier entidad, organismo público o privado o incluso, de criminales cibernéticos.
Un realidad de la que nadie queda exento y que fue confirmado ante las masivas filtraciones de delicada información de distintos países causada por el portal WikiLeaks y por activistas como Julian Assange y Edward Snowden o el escándalo de venta de datos de cientos de usuarios de redes sociales a campañas políticas en Estados Unidos y el Reino Unido por parte de Cambridge Analytica que se desarrollaron en la pasada década y generaron desconfianza en su momento por la presencia de este tipo de contenido en la Red.
El avance tecnológico se aceleró a velocidad de crucero y dejó nuevas herramientas que se han convertido en esenciales para la vida de muchas personas. El entretenimiento, el transporte, los tramites legales, la interacción social, los servicios esenciales, la banca y hasta la Academia flexibilizaron su perspectiva sobre el cambio y el uso de la tecnología digital y se lanzaron a estar en aplicaciones de uso cotidiano en celulares, tabletas y computadores.
Apps y servicios como Netflix, Rappi, Uber, DropBox, CandyCrush, Waze y muchas otras se convirtieron en indispensables para los usuarios de los dispositivos.
Y ahora, los adelantos que quedaron pendientes de los años que transcurrieron desde el 2010 como el Blockchain, las criptodivisas y la computación cuántica, por mencionar los más destacados, serán los que tengan más relevancia en los próximos diez años, además de todos los avances que la tecnología y la inteligencia artificial podrán ofrecer para solucionar los problemas urgentes que se vive en todo el planeta y de manera especial tener una existencia más armónica entre lo que ofrece el planeta y lo que podemos consumir para garantizar la vida y la paz entre las naciones, lo que requiere reconsiderar las políticas económicas y ambientales actuales y así lograr una década con futuro y esperanza.