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Las consecuencias de los plásticos de un solo uso durante la pandemia

Bogotá genera diariamente más de 7000 toneladas de residuos, en tiempos de COVID-19 con los plásticos de un solo uso esta cifra puede aumentar.

En tiempos de la pandemia del COVID-19 quizás hemos llegado a pensar que el mundo, la tierra se está tomando un respiro, porque de manera obligatoria la economía se paralizó, pero ¿realmente la tierra “descansó” del ser humano?

Si bien, para contener la pandemia, en todo el mundo se ha adoptado medidas como la cuarentena, el distanciamiento social, el cierre de instituciones educativas, lugares de recreación y la suspensión de las actividades en las empresas. Estas medidas de precaución para evitar la expansión del virus han provocado que menos personas salgan a la calle, reduciendo el uso de carros, motos y el transporte público en las ciudades, gracias a esas medidas las emisiones de gases contaminantes se han reducido y los índices de polución han bajado en todo el mundo, pero en realidad la tierra no ha descansado.

¿Por qué la tierra no se ha dado un “respiro”?

En el agotamiento por acabar o frenar el Coronavirus nos hemos visto obligados a utilizar una serie de productos que han provocado el aumento de residuos y que antes no se usaban con tanta frecuencia como los plásticos de un solo uso como tapabocas, guantes y mascarillas de protección que se utilizan en los hospitales y en la calle para evitar el contagio, el uso de estos elementos puede causar un gran problema de contaminación.

Tanto los tapabocas, como los guantes y otros elementos de protección para hacer frente al COVID-19, están hechos de plástico, al ser de un solo uso, se utilizan y desechan inmediatamente, no son reciclables y tampoco se disponen en contenedores de basura destinados para dicho fin.

Además de tener en cuenta que el tapabocas ya es un elemento con el cual debemos salir siempre a la calle, no es lo único que en tiempos de pandemia sigue contaminando la tierra, el ser humano no deja de consumir y de una u otra forma encuentra la manera de satisfacer todas sus necesidades. De la misma forma como ha aumentado el uso de los plásticos ya mencionados, también sigue el aumento el consumo de otros plásticos desechables como bolsas de supermercado, botellas de agua, recipientes para enviar comida a domicilio o empaques de otros productos.

Es entendible que debido a la situación, muchos negocios como restaurantes se han tenido que reinventar, al prohibir el ingreso de personas a los establecimientos y trabajando solo a domicilios o encargos, y es que, el miedo al contagio, está latente y ha hecho que mucha gente prefiera consumir alimentos en materiales desechables como el Icopor, porque quizá es mucho más sencillo arrojarlos a la basura que desinfectarlos.

Según la ONU Medio Ambiente, la agencia de Naciones Unidas para la protección de la naturaleza y el medio ambiente, los residuos plásticos son la principal preocupación de hoy en día, según a los datos de la ONU, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y cada año se consumen 500.000 millones de bolsas de plástico. Además, casi ocho millones de toneladas de plásticos acaban en los océanos cada año, amenazando a la vida marina, mencionando que (…) “Cada día se vierten miles de toneladas de plásticos al mar. Estos residuos afectan a las especies marinas y forman islas de plásticos inmensas que navegan sin rumbo por el océano, pero también se introducen en la cadena alimentaria y se convierten en un riesgo para la salud”.

Si nos situamos en Bogotá, la ciudad genera 7.500 toneladas de residuos cada día y cerca de 1.200 toneladas, que equivalen al 16%, son aprovechadas, esto solo en la capital del país, ahora, en tiempos de pandemia de seguro con el aumento en el consumo de plásticos de un solo uso, esta cifra se podría duplicar.

Para finalizar, cabe resaltar que es responsabilidad de cada persona no solo hacer el uso correcto de estos elementos que tardan muchos años en degradarse, sino tener un compromiso con la madre tierra, evitar al máximo utilizar estos implementos, separarlos de manera adecuada para que puedan volver a ser aprovechados y sin duda alguna entender que el mundo no es solo nuestro.

| Nota del editor *

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