Bajo el lema leer es volar arrancó el día de hoy la Feria Internacional del Libro en Bogotá, evento que cuenta con un largo recorrido y que, entre otras cosas, sigue siendo una invitación abierta a la lectura. Pese a estas iniciativas culturales, lo cierto es que, lamentablemente, la ciudadanía lee muy poco. De hecho, Colombia aparece entre los países latinoamericanos en los que menos se lee, contando a penas con un porcentaje del 2% superado por países como Chile y Argentina que se cuentan entre los índices mas altos ( 51% y 55% respectivamente), pero que comparados con España siguen siendo inferiores. Así, mientras los españoles leen un promedio de diez libros por año, los argentinos leen cuatro, y los colombianos apenas leemos dos.
Ciertamente, las cifras no son sino eso, cifras que dan un panorama demasiado general que no toca los complejos mundos individuales de los habitantes de cada país. Y claro, habría que señalar a demás que la lectura no atañe únicamente libros impresos, ni que todos ellos se reducen a un sólo género, sino que en el mundo de la información en el que actualmente vivimos, existe todo un abanico de posibilidades a la hora de escoger el tipo de lectura y el medio en el que podemos encontrarlo, ya sea mediante blogs, periódicos, revistas, artículos, libros electrónicos etc., y que no necesariamente entran en los estándares de medición.
Sin embargo, no se puede tapar el sol con un dedo. Hay que reconocer que en la era del conocimiento y la información, donde podemos acceder a lo que queramos con un solo clic, la afición por la lectura es cada vez menor, y los procesos de imaginación y pensamiento que generaba esta actividad, van cediendo cada vez más a la industria cultural y su revolucionaria forma de producir información envasada para ser consumida en el menor tiempo posible. Es por este motivo que en el marco de la conmemoración del día de la niñez, reflexionamos sobre este tema, y con el lema cuéntame un cuento, buscamos dar voz a los niños por medio del encuentro con ese maravilloso pero tan ignorado mundo que es la lectura.
Sin duda, la lectura, como cualquier otro hábito de la vida, se cultiva, es decir, no es algo que se obtiene sin más de forma automática o mecanicista, sino que requiere de una conversación viva y permanente con los textos. Y aquí tienen un papel central los adultos, docentes y padres de familia, como los principales promotores de la lectura ante los pequeños. Por ello en el día de hoy y durante esta semana se realizará un ejercicio de encuentro con los niños mediante el cuento, en el que ellos mismos nos compartirán un pequeño fragmento de su cuento favorito, buscando con ello concienciar acerca de la importancia de rescatar esta práctica en una sociedad de analfabetismo funcional creciente.
En efecto, hoy día podríamos excusarnos diciendo que en Colombia no leemos porque no hay tiempo, porque los tantos y variados mecanismos de entretenimiento como el cine, la radio o la televisión nos distraen, o porque no tenemos los medios económicos para acceder a un libro, etc. Pero en el fondo, de lo que se trata realmente es de una indisposición, una apatía que es fruto de no haber forjado el hábito de la lectura. Llegamos a la edad adulta sin haber adquirido nunca el hábito lector, y ahí están las cifras. Tampoco podemos seguir pensando que la cultura digital es nociva para la lectura. La revolución tecnológica ha puesto a circular el saber de maneras insospechadas, y si bien no todo lo que se encuentra en la red es formativo, tampoco puede ignorarse que se ha convertido en un canal muy válido para el aprendizaje. El problema radica es en el mal uso que los adultos le damos a esta herramienta, y en general a los medios de comunicación.
Comúnmente les decimos a los niños que la lectura es más importante que la televisión o las redes sociales, pero en la práctica podemos gastar horas en estos dispositivos, incluso más que con los propios niños. Los hechos hablan más que las palabras, y cuando en los hogares el televisor o los celulares son el centro de interés, el mensaje para los niños, aunque inconsciente, es claro y directo. La cuestión, entonces, no es la cultura digital o el mundo de la información, sino el mal uso de todo esto donde terminamos relegando la lectura casi que del todo de nuestras vidas. Y el que no exista el hábito de la lectura en los adultos es un aliciente para que los niños permanezcan también apáticos frente a esta actividad.
De modo que para empezar a cambiar esas cifras, los adultos debemos empezar con invertir algún tiempo en cultivar el alma a partir de la buena lectura. Ciertamente, a los adultos nos cuesta más empezar a cultivar nuevos y mejores hábitos, sin querer decir con ello que ya todo está perdido y que debemos permanecer en la fatalidad de pensar que seguiremos siendo uno de los países con los índices de lectura más bajos del continente, con todo lo que esto implica; al contrario, los adultos, maestros y padres de familia tenemos el compromiso con nosotros mismos y con la niñez de aficionarnos con la lectura y de contagiar al mundo con esta maravillosa pasión. Eso es justamente lo que buscaremos durante esta semana: contar, soñar, vivir, narrar cuentos con nuestros niños más cercanos, pues es en la niñez donde encontramos precisamente el lugar de las potencialidades, y donde los buenos hábitos pueden cultivarse de manera fecunda.
Además, mediante el encuentro con la lectura, el juego y la interacción, también se pueden crear vínculos entre el mundo del adulto y el mundo del niño, propiciando un diálogo de saberes que abra perspectivas y logre, a su vez, lazos afectivos mucho más fuertes, donde el niño se sienta reconocido, amado y escuchado. En efecto, el mundo digital no remplaza el acompañamiento afectivo que solamente puede brindar el familiar. El afecto no se crea a partir de una pantalla, sino que brota del encuentro recíproco entre el niño y sus seres queridos. Es por esto que desde El Puente queremos abrir la invitación a la lectura con los niños, ya que son el presente y el futuro de una ciudadanía que aspira a ser más crítica, creativa y cuidadosa. El reconocimiento de las habilidades de los niños pasa por ahí, por su capacidad de asombro, de imaginar otros mundos, de indagar, de preguntar, de crear; y no precisamente porque sepan manejar al derecho y al revés los dispositivos digitales. Hoy como ayer los libros, y en general una buena lectura, sigue siendo el vehiculo privilegiado para explorar el mundo de la fantasía y desarrollar todas estas habilidades del pensamiento.
Y si bien en el presente no puede rechazarse sin más los avances tecnológicos, tampoco pueden asumirse de manera acrítica e irresponsable. El cuidado del niño también implica el acompañamiento y la supervisión en el uso de este mundo digital, conscientes de que no todo en él es positivo, y que definitivamente, tampoco es el único medio que puede propiciar un aprendizaje significativo. Es necesario recordar que el desarrollo emocional e intelectual de los niños depende, en gran medida, de la interacción y el encuentro con sus padres y sus seres queridos. Cuéntame un cuento es por eso una apuesta por rescatar no solamente un buen habito, sino por recuperar ese universo imaginativo del niño que, como el del cuento o el del libro, pueden volver a encantar la vida de una sociedad tecnológica que necesita aprender a volar a través de las páginas que escriben las sonrisas de los niños.
Conduce Merceditas Beltrán, Paula Rodriguez, Karen Arias y Erika Acosta