El año pasado la hija del propietario de la multinacional tecnológica Huawei, Meng Wanzhou, fue arrestada en territorio canadiense, al ser acusada de haber violado algunas sanciones que Estados Unidos le impuso al gobierno de Irán.
La detención de Wanzhou, supuso una de las primeras medidas implementadas por Washington a las que de inmediato Pekín respondió, con el alza de aranceles a productos estadounidenses, así como también, con la captura de algunos altos exfuncionarios canadienses, quienes residen en el país asiático y han sido involucrados con temas de espionaje.
Ante la detención de la funcionaria del gigante tecnológico, Pekín impuso una serie de medidas comerciales, como fue el alza de aranceles hacia algunos productos canadienses. Sin embargo, tal parece que dichas medidas no fueron suficientes.
El Partido Comunista Chino decidió suspender las importaciones de todos los productos cárnicos que su país le compra a Canadá, uno de los principales aliados de Donald Trump.
Según autoridades chinas, tal decisión obedecería a la presencia de residuos de ractopamina, aditivo que usan los productores de cárnicos en suelo canadiense para alimentación de los bovinos, el mismo aditivo cuya utilización en territorio asiático está prohibido. Llama la atención que durante los años de relaciones comerciales entre ambas naciones, ese episodio nunca había ocurrido.
Se estima con las medidas adoptadas por el gobierno chino, Canadá dejará de percibir cerca de 500 millones de dólares, lo que supone la pérdida de un mercado importante que deja ver las implicaciones políticas inmersas en de comunicaciones.
Según algunos expertos en temas de política internacional, el dominio por las telecomunicaciones en un futuro, será una de las principales apuestas de conquista por parte de las grandes potencias.
Para la administración Trump, Huawei vendría trabajando en la implementación de nuevas tecnologías que ponen en peligro la seguridad nacional de su país, lo que motivó todo un paquete de medidas económicas en contra de esa empresa, entre ellas, la prohibición para compañías estadounidenses de comercializar con el gigante tecnológico.
Aunque la funcionaria de Huawei detenida en Canadá, aún no ha sido deportada a Estados Unidos, desde ya el gobierno chino parece enviar un contundente mensaje al gobierno al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y las implicaciones que pueda traer para las relaciones comerciales entre ambos mercados, las decisiones adoptadas por parte de su gobierno, sobre el futuro de la funcionaria.