Como introducción el papa propuso algunos ejemplos de oración; antes de Cristo, Sócrates, rezaba así: «Haz que yo sea bello por dentro; que yo considere rico a quien es sabio y que sólo posea el dinero que puede tomar y llevar el sabio”. Marco Aurelio que también “era filósofo, afirma la necesidad de rezar para entablar una cooperación provechosa entre acción divina y acción humana”. El papa aludió a patriarcas prototipos de oración como Abraham, padre de todos los creyentes, que intercedió por Sodoma y Gomorra; Jacob, que en la lucha nocturna recibe la bendición; Moisés, que invoca el perdón para su pueblo; y de Elías, que reza por la conversión de Israel. Ratzinger tiene al libro de los Salmos como el «libro de oración» por excelencia. El Salterio se presenta como un «formulario» de oraciones. “Así, al rezar los Salmos se aprende a orar. Son una escuela de oración”. (22 junio 2011)
La oración como fenómeno universal, “está presente en las culturas de todos los tiempos”; fue en la época de Enós cuando “comenzaron a invocar el nombre del Señor»; lo recuerda el papa Francisco que desarrolla también varias catequesis sobre la oración; que quiso empezarlas con el grito de Bartimeo: “¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!”, personaje escogido por el papa argentino “porque quizás en una figura como la suya ya está escrito todo. Bartimeo es un hombre perseverante, él no se quedó callado. Y al final consiguió lo que quería” (6 mayo 2020).
De las enseñanzas de ambos papas se tienen que las características de la oración, que “nace en el secreto de nosotros mismos”, son las de entrar “en relación con el Dios de rostro más tierno, que no quiere infundir miedo alguno a los hombres. Esta es la primera característica de la oración cristiana. (13 mayo 2020).
La oración “expresa siempre la verdad de la criatura humana, que por una parte experimenta debilidad e indigencia, y por eso pide ayuda al cielo”. (4 mayo 2011). “A Dios podemos pedirle todo, todo, explicarle todo, contarle todo”. La oración “requiere confianza, cercanía; toda nuestra vida es como esta larga noche de lucha y de oración” (25 mayo 2011). Es universal, “pertenece a todos”; es la primera fuerza de la esperanza, abre esta puerta (20 mayo 2020). “Ya el hecho mismo de gustar el silencio, de dejarse, por decirlo así, «llenar» del silencio, nos predispone a la oración”. (10 agosto 2011) El papa reconsidera y dice, “Pensándolo bien también rezamos para ser salvados de nosotros mismos”. (27 mayo 2020). «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11, 1).
A la oración mental y oración con palabras, Benedicto XVI habló “de una meditación que no se hace con palabras, sino que es una toma de contacto de nuestra mente con el corazón de Dios. Y María aquí es un modelo muy real.”