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El cuento de hadas que se volvió la pesadilla de la señorita María

María Luisa Fuentes Burgos, o la Señorita María, como es conocida, tiene 52 años y pese al sin número de dificultades y decepciones que ha tenido que pasar, no pierde la esperanza de conseguir una pareja estable, regresar a su tierra y vivir en su propio “cuento de hadas".

Por: Angélica Miranda

La mujer transgénero que fue dada a conocer en Colombia por protagonizar un documental en el que se visibilizó su historia desde el municipio de Boavita (Boyacá), por cosas del destino terminó en la capital del país y asegura que fue engañada por quien sería su pareja sentimental y con quien habría sostenido una relación de tres años.

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La señorita María, cómo es conocida, llegó a Bogotá huyendo de la estigmatización social de la cual fue víctima en su pueblo natal debido a su identidad de género, hoy asegura que “le cayó una maldición encima”, es creyente y ha elevado plegarias al cielo desde que tiene memoria, sin embargo, siente que “está salada” y a veces piensa que Dios solo le cumplió un milagro y que ya no la quiere escuchar más.

Ya no la acompañan ni la fama ni el “terrenito” con el que todo el país la conoció, camina por las calles de Bogotá intentando ocultar ciertos rasgos masculinos, los cuales ni siquiera con su característica falda tres cuartos, su gorra y su tapabocas puede disimular.

Proveniente de las montañas boyacenses, las cuales la vieron nacer y convertirse en la señorita María, arribó en Bogotá en 2021 y en un barrio apartado y humilde de la capital, se refugia de los juicios que le lanzan por sus decisiones de vida, de las miradas que la acusan y, sobre todo, se refugia del desamor, del dolor que tiene en su corazón y que le ha hecho sentir que su cuento de hadas se le volvió una pesadilla de la que aún no despierta.

Señorita María – Imagen tomada de Youtube.com

Esperando la tan anhelada “justicia divina”, María Luisa recuerda con rabia el engaño que la hizo perder su finca, lugar en donde el país la conoció, se siente más sola que nunca, tiene una vida de nómada, pues sin su “tierrita” ella ya no tiene suelo fijo, e incluso ha llegado a buscar en la misma basura alimentos para mitigar su hambre, sin embargo, como una ferviente hija de Dios y con su fe intacta afirma, al finalizar sus relatos dolorosos, que esas son “pruebas de Dios” y que él la tiene para algo grande “aunque está como demorado”, menciona en medio de una sonrisa.

El príncipe con el que soñaba la señorita María y el que juró amarla y hasta casarse con ella, fue su propio verdugo, pues es él quien ahora habita la casa que siempre fue suya y aunque hay días en los que de la tristeza y la decepción se siente verdaderamente agotada, hay otros en los cuales recurre a la súplica y lo busca para que, de buena fe, le devuelva lo que le quitó en medio de promesas y mentiras.

Según el abogado José Luis González, en términos legales, la batalla no estaría perdida en su totalidad pese a que, según el Certificado de Tradición y Libertad emitido por la Oficina de Instrumentos Públicos de Soatá (Boyacá), indica que el predio ya no le pertenece a María Luisa. El especialista en Derecho Administrativo menciona que una de las maneras de hacer que la señorita María recupere su propiedad, sería instaurando una demanda penal, ya que el caso podría ser tipificado como estafa.

El cuento de hadas se convirtió en el peor de los sueños para María Luisa y hoy la tiene viviendo prácticamente en las calles de una ciudad que no es la de ella, sometiéndose no solamente a la inclemencia de un lugar desconocido, que, aunque no es tan crudo como su natal Boavita, no deja de ser un lugar hostil en donde no faltan las miradas lascivas y el rechazo, las burlas y las agresiones por ser ella misma.

La protagonista de Señorita María, la falda de la montaña, documental que dio a conocer la historia de vida de María Luisa Burgos y su lucha por poder ser la mujer que siempre soñó ser en medio del campo y sus costumbres tradicionales, ahora está cargadas de prejuicios sociales y machismo, ese lugar no logró comprender la esencia de María Luisa y menos la necesidad de exteriorizar la feminidad que le ha acompañado desde que tiene uso de razón.

La Señorita María ha roto todos los esquemas, pues aun con su vanidad de mujer, nunca tuvo miedo a ser esa trabajadora campesina, aguerrida, que labra la tierra, que cría animales y que en su adorado ranchito sembraba papa, además de sueños, admite que nunca logró ser plenamente feliz, pero recuerda que vivía tranquila, contemplando el altiplano cundiboyacense, hasta que, después de la fama que le dejó el documental, apareció en su vida Richards Gregorio Varela Peña, un hombre que le aseguró ser diseñador de modas, oriundo de Venezuela el cual, en 2019 en medio de promesas de boda, de amor y compañía, le arrebató la finca que por derecho le pertenecía a ella desde 2015 y que se ubica en la vereda Río Arriba, en Boativa, Boyacá.

En medio de la miel del amor que Richards aseguraba sentir por María Luisa, la convenció de cambiar las escrituras de su propiedad y ponerlas a su nombre, así, según él, lograría vender la finca más rápido para comprar un apartamento en donde disfrutarían juntos de su amor y vivirían tranquilos. “Yo, la realidad, me deje creer”, agrega María.

Ahora, además de tener que intentar recuperar su finca de las manos de Richards, la señorita María debe evitar, en caso de recuperarla, que se la quiten los bancos, pues, presuntamente Varela Peña habría hipotecado la propiedad. Ante esta narración, María Luisa dice: “a veces no pienso en eso, si se pierde, no puedo hacer nada pero ya he sufrido bastante aquí, solo porque él se aprovechó. Él decía que yo le recordaba a la mamá, que veía en mí a su mamá”.

Otra posibilidad para que María recupere su finca, es que demuestre que fue engañada, lo cual se califica como una estafa. “Si ella demuestra que fue engañada, que él se metió con ánimos de enamorarla y al poco tiempo la hizo firmar los documentos, además le prometió que le iba a comprar un apartamento, él la engañó, entonces se podría adelantar un proceso, pero ante la justicia penal y eso siempre es demorado”, concluye el abogado González.

Pese a que hay diversos caminos legales mediante los cuales María Luisa podría pelear su propiedad, ella no tiene claro cuál es el proceder correcto, ni cómo debe hacer, tampoco tiene apoyo jurídico para interponer la demanda y emprender de nuevo camino arriba, hacía su montaña amada y recuperar su hogar.

Por ahora, para matar el tiempo, la soledad y la angustia, diariamente baja de la parte más alta de Suba, caminando hacia el norte de la capital en donde sagradamente asiste a misa de 6:00 y ruega al Dios de su fe que no la abandone, que no la suelte y que le de fuerza y manera para recuperar su hogar y con eso un poco de la paz que un mal hombre le quitó. También pide con ferviente anhelo que a su vida llegue ese amor que sueña, el que espera y merece y no morir de soledad en medio de una pesadilla que comenzó siendo un cuento de hadas.

| Nota del editor *

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