En el puente realizamos una comunidad de diálogo con algunos miembros del proyecto MARFIL: Alisson Ordúz, Felipe Díaz, Erika Acosta, Stephany Gaviria y la Docente Merceditas del Pilar Beltrán Flétscher; sobre Infancia y Niñez por medio de la lectura de la novela “Rebeca”, episodio 19. Este texto ha sido trabajado por el Centro de Investigación en Filosofía para Niños, Niñas y Adolescentes de la ciudad de Buenos Aires- Argentina entre niños de 7 a 9 años de edad.
Para darle apertura a este espacio de reflexión y encuentro, se hizo alusión a la ronda infantil “Un elefante se balanceaba”, dicha ronda dio paso a la comunidad de diálogo en el que los participantes problematizaron a partir de sus experiencias y recuerdos sobre la Infancia y Niñez. Muchos de ellos recordaban su niñez en los primeros grados escolares, (Pre-escolar, Pre-jardín, Jardín, Transición, etc.) Otros se hacían preguntas sobre cuántos elefantes podrían balancearse sobre la tela de una araña.
Dicho espacio de reflexión y encuentro, dio pie a varios interrogantes tales como, ¿porqué al crecer perdemos nuestra capacidad de imaginación y asombro por las cosas que no están dentro de lo común? Esta reflexión conjunta, hace que desde nuestra condición de adultos podamos pensarnos un mundo posible, donde nuestra capacidad de asombro no desaparezca, antes, al contrario, que tengamos la capacidad de reflexionar e imaginar un mundo posible desde el niño o niña interior.
Por otro lado, la lectura del episodio 19 de “Rebeca” ayudó al desarrollo de la comunidad de diálogo. Dicha lectura trataba de un elefante con orejas de color naranja, lo cual bajo el entendimiento del adulto no tendría sentido alguno, sin embargo, para un niño o niña sería posible que exista un elefante con dichas características.
En este orden de ideas, cuando hablamos de la infancia inmediatamente se nos pasa por la cabeza niños que empiezan a vivir su edad temprana; por consiguiente, enmarcamos el concepto dentro de una etapa que se vive en un tiempo estimado.
No obstante, la infancia no es precisamente una etapa enmarcada dentro de un lapso de tiempo, sino una posibilidad que se concibe en la medida que un individuo sea capaz de desarrollar un pensamiento creativo. Dentro de esta respuesta, podríamos encontrar muchas más; sin embargo, la noción de posibilidad abre un nuevo panorama al concepto de infancia.
Nos han impuesto desde los inicios de nuestra formación académica unos conceptos predeterminados que aluden a los ámbitos en los cuales se desarrolla el ser humano (social, político, religioso). Entre tantos y determinados conceptos, se nos presenta la infancia con un significado no tan acertado, pero que se acepta desde su definición, para entenderla desde nuestras posibilidades. De acuerdo con ello, observamos que la infancia que aquí se presenta no es una etapa cronológica del desarrollo humano, tampoco está vinculada a edades específicas, ni a niños exclusivamente. Por consiguiente, esta idea no se puede articular en un proceso lineal que pone de manifiesto, un comienzo y un fin en la vida de los seres humanos.
La infancia se debe entender desde la misma condición humana, en tanto que todo individuo independientemente a su edad guarda dentro de sí la condición más pura y creativa de un niño. Por ello, se debe partir desde nuestras posibilidades para lograr entender ese mundo estático, monótono y sin sentido, que se nos dio en la escuela, desaprendiendo lo aprendido para obtener un nuevo resultado. De ahí, que afirme que se debe partir desde nuestras posibilidades para lograr entender el concepto de infancia, poder comprender aquello que se define concretamente en lo cotidiano como una etapa cronológica a algo no definido que aplica en un tiempo discontinuo y que siempre está presente.
Conduce Docente Merceditas del Pilar Beltrán Flétscher