tomado de: http://revistasic.gumilla.org/2015/gobierno-pone-el-yugo-a-la-prensa-escrita/
Los medios de comunicación son una herramienta imperante para la ciudadanía, ya que se supone que tienen como deber estar de la mano de la ciudadanía para vigilar el poder; pero, hoy en día, nos damos cuenta que está sucediendo lo contrario, los medios son marionetas del poder para controlar a la ciudadanía. De acuerdo con lo anterior, el señor José Ignacio “Iñaky” Chávez, Magíster en comunicación y problemas socioculturales y director de la maestría de comunicación, desarrollo y cambio social en UNIMINUTO, es un crítico de los medios de comunicación, a lo cual responde que él no los llama de esta manera, sino “medios masivos de difusión” y considera que dichos medios son poco participativos y con muy poco compromiso ético y social teniendo en cuenta la participación que tuvieron con el tema del plebiscito, y lo poco que le aportaron al tema de la paz, se pudo evidenciar que los objetivos que los medios tienen son: informar, educar y entretener. Sin embargo, pareciese que éstos, se han transformado en: vender, engañar y persuadir; siguiendo y replicando las dinámicas capitalistas.
No obstante, existen algunos medios de difusión creados por las comunidades, que procuran hacer lo que los grandes monopolios de comunicación no hacen, pero que realmente no logran llegar a toda la sociedad por falta de presupuesto. Es aquí donde se puede observar la primera falencia: sus ondas radiales no pueden cubrir todo el territorio de manera equitativa, como lo hacen los grandes medios, evidenciándose la desigualdad. En lo personal, estoy convencida que otra de las falencias es que dichos medios masivos de difusión son unidireccionales, es decir, que el receptor no tiene la oportunidad de responder ya sea afirmando, contradiciendo o complementando la información en tiempo real.
Además, se debe mencionar que existen más falencias. Según Víctor Jara, hay aspectos negativos que deberían regularse, como por ejemplo: la deformación de los contenidos, la visión que el emisor tiene de sus receptores (como una masa homogénea, sin atender a sus peculiaridades culturales), el sometimiento a los principios de la sociedad del consumo y el poder extraordinario que tienen para imponer ideologías.
Por lo que Iñaky nos comenta la necesidad de formular una ley que garantice los derechos tanto de los receptores, como de los pequeños medios de difusión y de esta forma asegurar que la información que se brida y se recibe es real y neutral. Todo ello, mediante la presencia equitativa de los medios, restándole audiencia a los dos grandes monopolios existentes en la actualidad que acaparan casi el 99% de la población nacional; sin ignorar que lo que vende son las desgracias y las noticias sensacionalistas.
En cuanto a la información brindada por los medios de difusión para hacer una elección en el plebiscito, surgen cuestiones que quedaran abiertas. Algunas de ellas son: ¿la victoria del NO tal vez fue por falta de información, o por desinformación? ¿O, quizá, fue por abstención de los que no votaron? ¿O realmente fue una decisión consciente de la ciudadanía? Son preguntas para analizar cada uno de nosotros, si realmente seguiremos haciendo caso a los medios de difusión o es la puerta para que indaguemos y “no comamos entero”.
conduce: Simón Dumett, Valkyria Bernal,Daniel Aponte