Esta semana la representante María Fernanda Cabal prendió una de sus habituales hogueras cuando gritó a un grupo de manifestantes: “Vagos, estudien vagos”.
En un video (ver aquí) compartido en redes sociales se le ve molesta a la representante del Centro Democrático acompañada por otros miembros de esa colectividad quienes, al verse atacados con las arengas de los manifestantes, contraatacaron con la siguiente frase: “Lean, lean, aprendan historia”.
El hecho fue presa de burla para analistas y comentadores quienes vieron esto como una nueva salida en falso de los políticos uribistas. Pero más allá de la hoguera y lo que se haya quemado en esta, esas frases atizan en un fenómeno cultural colombiano: la poca lectura.
De acuerdo con el Ministerio de Educación el colombiano promedio lee entre 1,9 y 2,2 libros cada año, mientras que en otras naciones como Chile es de 5,3, Argentina de 4,6 y en España el número de textos leídos por habitante alcanza 10,3 libros al año.
La lectura se aprende imitando
“Uno aprende a leer por imitación” comenta la escritora española Dolores Redondo (48), autora de la Trilogía de Baztán y ganadora del Premio Planeta 2016, quien estuvo en Colombia para promocionar su más reciente publicación titulada: ‘Todo esto te daré’.
Para Dolores, quien escribe desde los catorce años, la pasión por leer le nació porque las personas mayores de su casa lo hacían. Abuelo y madre leían en el salón mientras los niños jugaban. “Era tan envidiable esa situación que les pedía que me contaran qué leían. Me fascinaba cómo ellos quedaban tan atrapados en los libros. Así que por imitación también aprendí a leer y le encontré el gusto”, comenta la escritora.
Del derecho a la restauración gastronómica
Dolores estudió abogacía pero nunca terminó, quizás no encontró en ese oficio los ingredientes suficientes para ser feliz. Entonces la restauración gastronómica abrió el camino a una pasión profunda por la cocina tanto como la literatura. Esos dos oficios tienen en común el auto aprendizaje. En la cocina se combinan insumos, se prueba una y otra vez hasta que se consigue el plato ideal para el chef. Pasa lo mismo con la literatura, primero se aprende leyendo y luego escribiendo. “Tengo miles de hojas que no valen nada, es escritura demasiada embrionaria, pero es necesaria previo a cualquier trabajo final”, cuenta.
La hoja en blanco: no es fácil escribir si no se ha leído
Cuando se empieza a escribir hay resultados torpes como cuando el humano da sus primeros pasos. Según Dolores, el proceso de escritura es tan lento y laborioso como el de lectura, “no es necesario ponerse metas tan altas, más bien recordar el esfuerzo feroz cuando leíamos a-e-i-o-u. A quien tenga la pasión por la escritura le aconsejo que piense bien la historia que quiere contar y ojalá sea corta, empezar por allí es más alentador”.
La lectura, los jóvenes y el fenómeno Harry Potter
Aunque son casos excepcionales fenómenos, como el que se dio con el youtuber Germán Garmendia en la pasada edición de la FilBo, demuestran que los jóvenes si están interesados en los libros pese a otros aspectos culturales que resultarían más atractivos. Según Dolores, es normal que ocurra y por eso insiste en la imitación como forma de cultivar la lectura. “Algunos padres le dicen a sus hijos: deberías dejar esa tableta y ponerte a leer. Pero se lo dicen también mientras llevan un teléfono en la mano o están frente a un computador”. Buscar un momento en el que no esté permitido el uso de lo electrónico, no le parece nada descabellado a la escritora española.
Si bien el chileno Garmendia cautivó a miles de latinoamericanos, existen referentes de otro orden que han seducido a la masa juvenil mundial. Al respecto la crítica María Esther Burgueño, no titubeó en decir que la ‘Pottermanía entre 1997 y 2000 es un relato mágico y valioso en muchos sentidos, pero ruín’.
Para Redondo esa saga de libros supo tocar todos los intereses lectores de los niños. Por eso sugiere a los adultos buscar lecturas en las que los menores vean la gran oferta literaria hasta que encuentren una de su interés, “quizás tiene que ver con el deporte que practica o lo que ocurre en su colegio, lecturas de amor y amistad pueden ser un buen comienzo”, cuenta.
Los libros de Dolores
Aunque el tipo de trama que Dolores desarrolla podría no estar entre los intereses de algunos jóvenes, la decisión de la española de escribir una trilogía podría entenderse apresurada o tomada en caliente, como esas decisiones que se toman cuando se es demasiado chico. Esta mujer asumió el reto de cometer una trilogía con el riesgo de que no fuera exitosa. A caso ¿se apresuró o fue premeditado el riesgo? Por la misma respuesta de Dolores se interpretaría que ni si quiera dimensionó el éxito de ‘La Trilogía del Baztán‘. “Fue una suerte maravillosa que el público me acogiera desde el primer libro con cariño. ‘El guardián invisible’ (libro 1) está en 40 lenguas, 40 países, en 40 editoriales y para mi fue una auténtica sorpresa”.
Baztán: de las páginas a las salas de cine
A la trilogía le ido más que bien. Es un fenómeno hispanohablante con más de un millón de copias vendidas. La historia es tan atractiva que el afamado director Fernándo González Molina —conocido por sus filmes ‘Tres metros sobre el cielo’ (2010) o ‘Palmeras en la nieve’ (2015)— la llevó al cine. ‘El guardián invisible (ver trailer)’ es la segunda película más vista en España este año. “Se que hay muchísimos autores que esto les despierta desazón porque no es lo suficientemente parecido a la novela. En mi caso, como crecí viendo cine, soy capaz de discernir que evidentemente en una película no cabrán todas las páginas de un libro. La verdad es que estoy satisfecha con el resultado”, dice al respecto la inspiradora de la cinta.
La novela mestiza
Aunque algunos críticos la encasillan dentro de la novela negra, Dolores es enfática al apartarse de esa clasificación, ella cree que es más que eso. “Me interesa desde la poesía hasta la narrativa. Se me queda pequeño un crimen y su resolución me aburre, así que necesito historias más completas, necesito historias más psicológicas, indago en cómo la muerte violenta genera una onda expansiva que afecta a todas las personas que están al rededor del que ha muerto y el modo sorprendente en que toca a cada uno de los integrantes de la familia”, comenta.
Por eso el libro ‘Todo este te daré’, que le significó el Premio Planeta 2016, resulta igual o más atractivo que cualquiera de sus anteriores obras pues se trata de una historia de amor de dos hombres que se matiza cuando uno de ellos muere. Es ahí cuando se empiezan a descubrir algunas sagas familiares, el peso de los apellidos y hasta qué punto se es capaz de liberarse de la carga que su supone pertenecer a ciertas familias. Sin dunda, una novela sobre la codicia donde también hay muerte, pero aparentemente esta no es casual.
