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Los fenómenos de El Niño y La Niña podrían ser más intensos en los próximos años

Un estudio publicado en 2023 en la revista Nature expone que el calentamiento global podría afectar distintos patrones naturales, entre esos aumentar los efectos del ciclo ENOS.

Por: Melissa Diaz Quevedo

Después de una intensa temporada cálida en Colombia, el 13 de junio de 2024 el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) anunció mediante un comunicado especial que el fenómeno de el Niño está llegando a su fin y que presentará condiciones neutras durante los meses de junio y julio. El Instituto también explicó que se prevé que la fase fría conocida como la Niña inicie entre los meses de julio y septiembre. Por lo tanto, se esperan lluvias en las regiones Andina, Caribe y Pacífica.

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¿Qué es el ciclo El Niño, La Niña – Oscilación del Sur (ENOS)?

Para empezar, el ciclo conocido como El Niño, La Niña – Oscilación del Sur (ENOS) es definido como una anomalía climatológica que ocurre de manera cíclica en el Océano Pacífico ecuatorial y central e impacta de manera global en la dinámica climática y oceánica. Este ciclo está constituido en dos fases extremas que consisten en la aparición de aguas superficiales relativamente más cálidas (El Niño) o más frías (La Niña) de lo normal en el Pacífico tropical central y oriental, frente a las costas del norte de Perú, Ecuador y sur de Colombia. Ahora bien, uno de los factores claves para que se den estos fenómenos es el debilitamiento (El Niño) o fortalecimiento (La Niña) de los vientos alisios del Este en el océano.

Por otro lado, la Oscilación del Sur (OS) es la respuesta de la atmósfera a estos fenómenos oceánicos.  La OS es aquella que conduce la señal del ciclo a regiones y lugares distantes del océano Pacífico, cuyo efecto se expresa en anomalías climáticas de diverso tipo. A ‘El Niño’ le corresponde baja presión atmosférica, mientras que a ‘La Niña’,  alta presión atmosférica. 

En otras palabras, ‘El Niño’ y ‘La Niña’ son fenómenos oceánicos, específicamente de la región tropical del globo, e inciden en el clima gracias a la Oscilación del Sur que es la respuesta atmosférica. Esto también explica la relación entre océano-atmósfera que es tan importante en el clima ya que los océanos son los grandes reguladores de la temperatura porque captan la mayor parte de la energía solar, mientras que la atmósfera es el medio de transporte de calor más rápido que existe en la Tierra. Ambos interactúan constantemente y el clima se ve influenciado debido a esto.

El ciclo ENOS y los gases de efecto invernadero

Cabe aclarar que estos fenómenos no son resultado del cambio climático. Sin embargo, en el transcurso de los últimos años, una parte de la comunidad científica ha llegado a concluir que es posible que el calentamiento global haya incidido en que este tipo de fenómenos climáticos y sus consecuencias sean mucho más intensas. El estudio ‘Impactos antropogénicos en los cambios de la variabilidad del ENOS en el siglo XX’, publicado en 2023 por Nature Reviews Earth & Environment, expone que la variabilidad del ciclo ENOS pareció aumentar después de la década del sesenta. 

Para llegar a esa conclusión tuvieron que implementar simulaciones informáticas de los modelos climáticos y más de 40 técnicas de análisis para observar el comportamiento estadístico del ciclo ENOS. De esa manera se dieron cuenta que existía una alta probabilidad de que las variaciones del ciclo hayan aumentado hasta en un 10% desde 1960, debido al incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. 

Esto ocurre debido a que la interacción océano-atmósfera se ve afectada en un mundo más cálido. Las capas superiores del Pacífico Tropical se calientan más que el océano profundo y esto hace que sean más sensibles a la fuerza del viento. Esto tiene como resultado que las oscilaciones entre ‘El Niño’ y ‘La Niña’ sean más extremas y tengan una duración más prolongada. 

El científico Mike McPhaden —Director del proyecto Global Tropical Moored Buoy Array (GTMBA), en Seattle, Washington— se refirió a este artículo explicando que una atmósfera más cálida retiene más humedad por lo que en la etapa cálida (El Niño), puede provocar déficits de humedad en el suelo que contribuyan a intensificar el desarrollo de sequías. Mientras que en la etapa fría (La Niña) puede favorecer el aumento de las precipitaciones en una región determinada. Entonces si la acumulación de gases de efecto invernadero aumenta, probablemente también la temperatura de la superficie del mar y, por lo tanto, la variabilidad del ciclo ENOS.

El estudio también alerta que aunque pareciera que el 10% no es mucho, conforme avance el siglo podría aumentar entre el 15% y el 20%. Y los efectos durante y después de cada fenómeno serán cada vez más intensos y frecuentes con sequías persistentes, inundaciones, olas de calor, incendios forestales y fuertes tormentas.

Para concluir, hace unos años la comunidad científica afirmaba que todavía no era posible determinar si el cambio climático afectaba el ciclo ENOS debido a la falta de datos registrados y verificables, sobre todo antes de la década de 1960. Sin embargo, además de este estudio, se adelantan otros que demuestran que en efecto el cambio climático está influyendo en este tipo de patrones climáticos que afectan no sólo a la región del Pacífico Tropical sino a distintas geografías del mundo y que, eventualmente, pueden volverse más fuertes, lo que desencadenaría consecuencias negativas en el ámbito ambiental, económico y social.

Para más información de Rizoma
https://www.uniminutoradio.com.co/rizoma/

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