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¿Qué sugiere la Iglesia Católica al personal sanitario del mundo?

Hace 35 años san Juan Pablo II instituyó la Pontificia Comisión para la pastoral de los Agentes Sanitarios con el Motu Proprio “Dolentium hominum”, que tres años después con la “Pastor Bonus” de 1988 pasó a llamarse Pontificio Consejo para la pastoral de los Agentes Sanitarios, y el 13 de mayo de 1992, con una Carta Pontificia el mismo papa estableció la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes.

En las Jornadas del Enfermo llevadas a cabo por Juan Pablo II entre los años 1992 a 2005, y las del papa Francisco, la iglesia esboza la forma de ser de los agentes sanitarios, denominación que comprende médicos, enfermeros y enfermeras, farmacéuticos, personal técnico y administrativo, asistentes sociales y voluntarios,   personal paramédico, investigadores, especialmente a los que se dedican a la preparación de nuevos fármacos,  a quienes se ocupan de la producción de medicamentos accesibles, a todos los que les prestan asistencia y cuidado a los enfermos, “así como de los que luchan para evitar la difusión de nuevas enfermedades”. Las industrias farmacéuticas, “que se comprometen a mantener bajos los precios de los medicamentos necesarios para la curación”; y “en especial vosotras, las mujeres, pioneras en el servicio sanitario y espiritual a los enfermos”.

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El personal sanitario, “también hombres y mujeres con sus fragilidades y sus enfermedades”, presta un “delicado servicio con apertura generosa a los valores profundos de la persona, al respeto a la dignidad humana y a la defensa de la vida, desde su primer brote hasta su natural ocaso”. El magisterio de la iglesia recomienda al sector salud alejarse “de la indiferencia que puede derivar de la rutina”; renovando “cada día el compromiso de ser hermanos y hermanas para todos, sin discriminación alguna; a la insustituible aportación de vuestra profesionalidad, unida a la idoneidad de las estructuras, añadid el “corazón”, único capaz de humanizarlas” (Salvifici doloris29). El personal sanitario, expuesto a numerosos peligros y riesgos, “por vocación y profesión” están llamados a ser “custodios y servidores de la vida humana”, para “que su servicio se convierta en prefiguración de la salvación definitiva”.

Manifiestan un “auténtico testimonio y acción concreta de paz”; desplegado con “meritorios y también heroicos esfuerzos”; todo su trabajo lo hacen “con abnegación, entusiasmo y entrega generosa”. El papa ruega “al Dueño de la mies que envíe numerosos y santos obreros a trabajar en el vasto campo de la salud, tan importante para el anuncio y el testimonio del Evangelio”.

El magisterio papal anima al personal de salud para que mantengan “siempre un elevado concepto de la tarea que os ha sido confiada y nunca os dejéis abrumar por las dificultades e incomprensiones. Estar comprometidos en el mundo sanitario no sólo quiere decir combatir el mal, sino sobre todo promover la calidad de la vida humana”.

En el último mensaje de san Juan Pablo II en las Jornadas del Enfermo, señaló que “Ciertamente, hacen falta recursos económicos para la investigación científica en el campo sanitario, y también resultan necesarios otros recursos para comercializar los medicamentos descubiertos”.

@luforero4

| Nota del editor *

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