Por: Daniel Rojas Chía
El director norteamericano Todd Field regresa con su tercer largometraje, esta vez con uno lleno de riesgos y grandes aciertos, que hacen que la maravillosa Cate Blanchett brille por sí misma, en la que para mí es la mejor de sus interpretaciones, entre sus varios papeles destacados.
La calidad de la interpretación de Cate Blanchett llena toda la pantalla en las dos horas y treinta y ocho minutos, en las cuales la ambigüedad que construye Field es un recurso narrativo brillante que le da sentido a la historia y a su continuidad conceptual.
En primera instancia, el espectador se encuentra con los créditos que casi siempre aparecen al final de la película, presentados en una jerarquía que va desde los actores, el director y el personal técnico involucrado. En esta ocasión salen de primeros los que siempre se mostraban de últimos, eso ya dice sobre el concepto de la cinta.
Tár nos presenta la vida adulta de la célebre intérprete musical Lydia Tár, que está a punto de grabar la sinfonía que supondrá la cumbre de su carrera. Sin embargo, las cosas no salen como esperaba, porque se encuentra con una suma de sucesos que están en su contra, que también son consecuencia de sus propias acciones. Esta artista encuentra consuelo en Petra, su hija adoptiva.
La película propone un encuentro más cercano con un personaje complejo y lleno de matices y de contrariedades, gracias a extensos planos secuencia que dan cuenta de su clase, con conversaciones llenas de información, con frases sobre las que vale la pena recapacitar. El director encuentra la forma de acercar de manera íntima al espectador a una mujer, que como todo ser humano tiene egos, conflictos y culpas.
La cinta se centra por completo en la protagonista, y todo lo que produce a su alrededor es valioso en aras de la narrativa de la historia, que impresiona por la forma como construye las ambigüedades desde donde se dirige la película. Es también notable cómo se construyen los personajes, que, a mi parecer, se separan en tres partes: la primera delineando su ego intelectual dentro de una esfera de supremacía y privilegios frente a los demás. La segunda: el inicio del declive, las aparentes consecuencias y cómo todo se fractura. La tercera y última es la caída y aceptación de su destino.
Al tiempo que todo parece concordar con lo que le pasa a Lydia Tár, uno de los valores agregados en la construcción de la cinta es que en ningún momento se ve a la protagonista hacer lo que se dice e hizo. Es así que, el espectador es el único que juzga y ajusticia los actos que se muestran en pantalla, que dictan si hizo mal o bien. Allí se encuentra la naturaleza de la narración, que al mismo tiempo la hace hipnótica y de cierta manera abstracta, ya que está hablando de muchas formas de la condición humana que va mucho más allá de la imagen, que también es un deleite.
Tár encuentra una forma tan recursiva como eficaz de proponer y motivar diversidad de pensamientos en el espectador, ya que nunca es frontal, pero sí profundamente especulativa, a tal punto, que quien la ve piensa que saber lo que esta pasando, pero en realidad esta juzgando algo que nunca vio, por lo tanto, nunca existió. Es una lógica humana la que hace querer ver las cosas para justificar su señalamiento y utilizar ese poder que tanto se muestra y se critica en la cinta, la que utiliza el espectador para señalar lo que pasa y calificar de bueno o malo a la misma Lydia, dándose a sí mismo la licencia del poder.
En conclusión, la cinta logra impactar, cuestionar y maravillar con muchísimo más de lo que se ve en la superficie, ya que mira de cerca cómo se es parte de una sociedad que parece siempre estar lista a señalar con sus ilusiones de poder y moralidad, en ese mismo escenario donde se es testigo o actor activo de los cuestionamientos hacia el otro, a ese vivir en sociedad y todas las consecuencias que eso conlleva. También disfruté de una magistral Cate Blanchett que impulsó algo muy bueno hasta volverlo excelente. Por favor no deje de ver esta segura ganadora del premio Oscar por mejor actriz principal.