Por: Daniel Rojas Chía
Siempre es difícil esconder el lado más perverso de una persona y, aún más, cuando es ella misma la que no permite descubrir su propia oscuridad. Por lo anterior, la directora neozelandesa Jane Campion muestra el bellamente orquestado conflicto de un western que nos lleva tensa y delicadamente en una historia motivada por las pasiones y los secretos profundos que salen a flote.
The power of the dog nos lleva hasta 1925 en los campos de Montana en los Estados Unidos mostrando la relación de los opuestos hermanos Phil (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons). Por un lado, Phil es un recio capataz, cruel y obstinado con su condición de ganadero, por el otro, está George que se muestra como una persona calmada, amable y apacible.
Los hermanos Burbankson, propietarios de un vasto y próspero rancho donde manejan su negocio de ganadería, inician su conflicto a causa de que se casa con una viuda de un pueblo cercano llamada Rose (Kirsten Dunst) y su hermano Phil le muestra, desde el principio, desprecio a ella y a su hijo.
La cinta, desde su inicio, entrega postales impactantes ya que los encuadres magistrales de primer plano de la directora de fotografía, la australiana Ari Wegner, nos proponen un misterio dentro de una tensa calma que, gracias al desarrollo de la historia, recrea una belleza que crece con el desarrollo de cada personaje.
Muchas cosas llaman la atención desde que inicia la cinta, pero mientras nos adentramos entre las praderas y esas misteriosas montañas de Nueva Zelanda que le dieron una luz diferente a las de Montana para la película, se presenta un Benedict Cumberbatch que expone a un personaje con todos los estereotipos acordes a un “vaquero” (aunque, en mi opinión, en ocasiones parezca una caricatura por los excesos de esta imagen) completamente formado en la academia y nombrado como brillante, lo que hace recordar a personajes tan complejos como el de la película de 2014 llamada en español ‘Código enigma’ que muestra la manera en la que crece en calidad con cada proyecto y este no es la excepción.
Igualmente, tenemos otros buenos personajes en la historia gracias a que crecen en profundidad y en el desarrollo de sus personajes. Solo, a mi parecer, un personaje como el de Rose, que va en declive, muestra a una Kirsten Dunst muy familiar con otros personajes ya interpretados, como es el caso de Justine en la película ‘Melancolía’ del director danés Lars von Trier en el 2011.
Uno que siempre sorprende es el contundente y poco expresivo Jesse Plemons el cual interpreta al otro hermano Burbankson. Este papel, desarrollado por Plemons, también hace recordar pasajes como los que desarrolló en el thriller psicológico de Charlie Kaufman de 2020 I’m Thinking of Ending Things. Este actor estadounidense logra construir un personaje que engrana de muy buena manera el conflicto de su hermano Phil y el también conflictivo hijo de Rose: Peter.
Este conflicto agudiza el desarrollo de los personajes donde, poco a poco, cada uno logra profundizar sus frustraciones y encontrar un lugar oscuro en donde colocarlos en esta hacienda ganadera. Es allí donde The power of the dog logra establecer su mejor luz entre un entorno férreo y tradicionalmente masculino, captando una historia que podría desentonar con su temática final o insinuar que pudiera tratarse de otra cosa, pero sus actores lograron desarrollar con tanta calidad cada personaje que la cinta logra construir un wéstern psicológico con tintes de thriller.
Sin duda es una de esas películas que ya es joya de Netflix y que de seguro concursarán por más de un premio. Un adornado paisaje sobre la oscuridad humana.